El último conflicto
Los días 19 y 20 de septiembre, las fuerzas armadas de Azerbaiyán llevaron a cabo «actividades antiterroristas de carácter local» en el territorio de Nagorno-Karabaj. Como resultado, las autoridades de la no reconocida República de Artsaj acordaron una capitulación de facto: desarme completo y retirada de las formaciones armadas armenias del territorio de Nagorno-Karabaj a cambio de un alto el fuego por parte azerbaiyana. El 20 de septiembre, cinco miembros rusos de las fuerzas de mantenimiento de la paz, entre ellos el comandante adjunto del grupo de mantenimiento de la paz, el capitán de primera Ivan Kovgan, murieron por disparos militares azerbaiyanos en la zona del conflicto.
Armenia se negó a intervenir en el conflicto del lado de los armenios de Karabaj. Las fuerzas de mantenimiento de la paz rusas adoptaron una posición neutral, sin entrar en combate con los militares azerbaiyanos, pero contribuyeron al acuerdo de alto el fuego. El 21 de septiembre se celebraron negociaciones entre representantes de la comunidad armenia de Karabaj y las autoridades azerbaiyanas en la ciudad de Yevlakh. No se alcanzó ningún acuerdo definitivo, pero se esbozó un vector común: la reintegración de Nagorno Karabaj en Azerbaiyán según las condiciones de Bakú.
El 27 de septiembre, las autoridades azerbaiyanas detuvieron a Ruben Vardanyan, un oligarca ruso de origen armenio, que en 2022 renunció a su ciudadanía rusa y encabezó el autoproclamado gobierno armenio de Nagorno-Karabaj.
El Éxodo
Se está produciendo un éxodo masivo de la población armenia de Nagorno Karabaj. Según los representantes de la comunidad armenia, 120 mil personas, es decir, toda la población armenia de la región, abandonará la región. En los años noventa, toda la población azerbaiyana fue expulsada de la región. Ahora está ocurriendo el mismo proceso con los armenios. La Bakú oficial reclama garantías para los armenios, pero todo el mundo comprende que en una región donde los dos pueblos tienen cuentas pendientes desde hace mucho tiempo, los armenios que lucharon con Bakú y con sus propios vecinos azerbaiyanos en los años 80 y 90 no vivirán en un Estado-nación azerbaiyano.
El futuro de Nagorno Karabaj lo decidirán los azerbaiyanos, principalmente los antiguos refugiados de la región y sus descendientes. Sin embargo, esto plantea la cuestión de la necesidad de un contingente ruso de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj. Un contingente de unas 2.000 personas está estacionado en la región desde 2020 precisamente para garantizar la seguridad de los armenios, que actualmente intentan abandonar la región.
El destino de Pashinyan
Durante el último conflicto de Nagorno Karabaj, hubo protestas masivas en la propia Armenia contra la inacción del gobierno de Nikol Pashinyan. El primer ministro armenio declaró que no se dejaría arrastrar a la guerra. Así, rechazó cualquier ayuda a las formaciones armadas de la no reconocida RNK. Sin embargo, por el momento no hay motivos para suponer que Pashinyan vaya a dimitir, como piden los manifestantes, o a cambiar el vector prooccidental de su política. Los dirigentes armenios están trasladando la responsabilidad de los armenios del Karabaj a Moscú. El 24 de septiembre, Nikol Pashinyan se dirigió al pueblo de Armenia acusando a Rusia de complacer a Azerbaiyán.
Simultáneamente a las protestas contra Pashinyan, se celebraron manifestaciones antirrusas en Ereván y el Ministerio de Defensa armenio realizó maniobras con socios estadounidenses.
Armenia no renuncia a su vector de desarrollo prooccidental, abandona de facto el «problemático» Karabaj y apuesta por la cooperación con Estados Unidos y Francia. El futuro de la base militar rusa de Gyumri está en entredicho, al igual que la pertenencia de Armenia a la OTSC. Nikol Pashinyan encarna este vector prooccidental del desarrollo de Armenia. Por el momento, no hay motivos para suponer que las protestas, relativamente escasas en número, puedan obligarle a dimitir.
La influencia de los actores extranjeros
El presidente francés Emmanuel Macron se solidarizó con Nikol Pashinyan, afirmando que «Rusia es ahora cómplice de Azerbaiyán» y que «Francia apoyará al pueblo armenio». La ministra de Asuntos Exteriores de la V República, Catherine Colonna, anunció la ampliación de los contactos diplomático-militares entre París y Ereván. También se anunció la intención de abrir un consulado francés en la región armenia de Syunik, de gran importancia estratégica, donde Azerbaiyán y Turquía presionan para la creación de un corredor de transporte hacia la República Autónoma de Najicheván, aislada del resto de Azerbaiyán y que comparte frontera con Turquía. De facto, se trata de establecer un centro de inteligencia francés al amparo de un consulado.
Estados Unidos, por su parte, está desarrollando contactos tanto con Armenia como con Azerbaiyán. Samantha Power, directora de la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), llegó a Bakú procedente de Ereván el día anterior.
Turquía, aliada de Azerbaiyán, está reforzando activamente sus posiciones. El presidente azerbaiyano Ilham Aliyev y su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan se reunieron en Nakhchivan el 25 de septiembre. Durante la reunión discutieron sobre el corredor de transporte a través de Lachin (Zangezur). Según Erdogan, el corredor hacia Najicheván a través de Irán también es posible. De este modo, Armenia intenta ser atraída a la órbita de influencia turca, en primer lugar económica, proponiendo el proyecto del corredor, que debería, por una parte, desbloquear las comunicaciones económicas en la región y, por otra, abrir a Turquía un acceso directo al mar Caspio y a Asia Central.
Irán, al igual que Rusia, está por un lado preocupado por el avance de las posiciones occidentales en la región. Por otro, Teherán tiene una actitud negativa hacia los intentos de desestabilizar Irán a través de los azeríes iraníes, así como hacia la estrecha cooperación entre Israel y Azerbaiyán. Históricamente, Irán ha apoyado más bien a Armenia en la región.
En general, los intereses y las posiciones de Teherán y Moscú coinciden al máximo entre todos los actores de la región: impedir el fortalecimiento de las posiciones de Occidente en el Transcáucaso, impedir la propagación del panturquismo y del extremismo radical suní, contrarrestar el fortalecimiento de Turquía (al mismo tiempo desvinculándola de las estructuras euroatlánticas e implicándola en los formatos regionales multilaterales), promover el desarrollo de los corredores de transporte (principalmente el corredor Norte-Sur). No es casualidad que, durante una conversación telefónica mantenida el 26 de septiembre, los presidentes ruso e iraní, Vladimir Putin y Ebrahim Raisi, abogaran por la activación de la plataforma regional «3+3» (Rusia, Irán, Turquía, Armenia, Azerbaiyán y Georgia).
La influencia de Rusia, como consecuencia del conflicto, es objetivamente muy limitada. Las fuerzas de paz rusas son rehenes de la situación, ya que las principales fuerzas militares han sido desviadas hacia la dirección ucraniana. Mucho dependerá de las futuras acciones de la diplomacia rusa, incluso en la dirección iraní, así como de la reacción de Moscú ante el asesinato de las tropas rusas de mantenimiento de la paz, de su capacidad para mostrar fuerza y lograr un castigo justo para los asesinos.
Artículo publicado originalmente en Katehon traducido por Enric Ravello Barber.
Foto de portada: AFP