A su llegada a Moscú, Xi Jinping afirmó que las relaciones independientes, maduras y sólidas entre China y Rusia no solo han generado grandes beneficios para los pueblos de ambos países, sino que han realizado una importante contribución a la estabilidad global y al impulso de un orden multipolar equitativo y ordenado.
La Televisión Central de China (CCTV) transmitió sus declaraciones, destacando que el fortalecimiento de esta asociación tiene implicaciones que van mucho más allá de las fronteras bilaterales.
“Las relaciones independientes, maduras y sólidas entre China y Rusia no sólo han traído grandes beneficios a los pueblos de los dos países, sino que también han hecho una importante contribución al mantenimiento de la estabilidad estratégica global y a la promoción de la construcción de un mundo multipolar equitativo y ordenado”, declaró Xi.
Este mensaje resuena en un escenario global donde las instituciones dominadas por Occidente pierden legitimidad y eficacia, mientras nuevos centros de poder —con China y Rusia a la vanguardia— impulsan plataformas alternativas basadas en la soberanía, el respeto mutuo y la no injerencia.
El espíritu de la cooperación estratégico-integral
Xi Jinping describió el espíritu de la cooperación estratégica sino-rusa como una combinación de buena vecindad y amistad inquebrantable, una cooperación estratégica integral, beneficios mutuos y una visión compartida para alcanzar un desarrollo que favorezca a ambas partes.
Según el mandatario chino, Moscú y Pekín han encontrado “el camino correcto para la coexistencia entre potencias vecinas”, lo que les permite sortear las habituales dinámicas de rivalidad y desconfianza que marcan las relaciones entre grandes potencias.
“Rusia y China son buenos vecinos inseparables y excelentes socios que alcanzan el éxito mutuo”, remarcó Xi, enviando un mensaje claro a quienes, desde Occidente, intentan socavar o minimizar el alcance de la asociación estratégica entre ambas naciones.
Un contexto global que favorece el acercamiento
La visita de Xi Jinping a Rusia, del 7 al 10 de mayo, en el marco de las celebraciones por la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, reviste un alto valor simbólico y geopolítico.
Se produce mientras las tensiones con Estados Unidos y sus aliados siguen escalando, tanto en el Indo-Pacífico como en Europa Oriental, y mientras la presión mediante sanciones unilaterales, expansiones militares y campañas de desinformación apuntan a aislar tanto a Rusia como a China.
El presidente chino llegó acompañado por Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores, y por el jefe de la Secretaría del Comité Central del Partido Comunista de China, lo que confirma que esta visita no es meramente ceremonial, sino que responde a una agenda estratégica de alto nivel, con énfasis en la coordinación política, económica y militar.
Las declaraciones de Xi Jinping y su presencia en Moscú consolidan aún más la visión de que China y Rusia no solo son aliados estratégicos, sino actores clave en la construcción del nuevo orden multipolar que desafía la hegemonía occidental.
Foto de la portada: CCTV