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Lula demuestra, en la práctica, la fuerza del Sur Global

Por Leonardo Attuch*. – Los empresarios brasileños le deben mucho al carácter visionario de la política exterior de los tres mandatos de Lula

La visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a Vietnam, esta semana, es más que un gesto diplomático. Es una demostración concreta de cómo Brasil, bajo su liderazgo, ha consolidado un proyecto geopolítico coherente y visionario: el fortalecimiento del llamado Sur Global. Junto al presidente Luong Cuong, Lula anunció la transformación de la relación bilateral en una Asociación Estratégica y la apertura del mercado vietnamita para la carne bovina brasileña. Más que acuerdos comerciales, se trata de la consolidación de un nuevo orden internacional más justo, plural y multipolar.

La expresión “Sur Global” se refiere al conjunto de países en desarrollo ubicados principalmente en América Latina, África, Asia y Oceanía. Aunque geográficamente diversos, estas naciones comparten desafíos históricos similares, como el subdesarrollo impuesto por la lógica colonial, las desigualdades globales y la marginación en los espacios de decisión mundial. En lugar de someterse a la lógica de las potencias centrales —el eje tradicionalmente formado por Estados Unidos y Europa Occidental—, el Sur Global propone una integración horizontal entre países que buscan autonomía, desarrollo sostenible y cooperación solidaria.

La diplomacia Sur-Sur como política de Estado

Lula ya había dado señales claras de esta visión en sus dos primeros mandatos. Fue bajo su liderazgo y el del entonces canciller Celso Amorim, hoy asesor especial de la Presidencia de la República, que Brasil expandió relaciones con países africanos, intensificó los lazos con el mundo árabe, se acercó fuertemente a China e idealizó los BRICS, bloque que nació como un espacio de articulación entre potencias emergentes y que hoy ya se amplía para acoger a otros actores relevantes del Sur Global. Más que foros de diálogo, estas iniciativas se convirtieron en instrumentos de construcción de una nueva geopolítica.

La diplomacia Sur-Sur, una marca de la política exterior brasileña en los años 2000, fue rescatada con fuerza a partir de 2023. La visita a Vietnam, por ejemplo, no es un evento aislado: forma parte de una amplia estrategia de reorientación de las prioridades internacionales de Brasil. Lula no busca subordinar el país a bloques tradicionales – apuesta por la pluralidad de socios, el multilateralismo y la creación de nuevas plataformas comerciales y políticas, ancladas en el respeto mutuo, la no intervención y el desarrollo compartido.

El presidente vietnamita Luong Cuong y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva presencian la firma de un memorando de entendimiento (Foto: VNA)

Resultados concretos y visión de futuro

La estrategia ya ha producido resultados concretos. Vietnam, hoy, compra más productos brasileños que países europeos como el Reino Unido, Francia y Portugal. La apertura del mercado vietnamita para la carne bovina no solo beneficia a los exportadores brasileños, sino que crea condiciones para que frigoríficos nacionales se instalen en el país asiático y utilicen a Vietnam como plataforma para acceder a todo el sudeste asiático.

Al mismo tiempo, Lula avanza en agendas estructurales: propuso cooperación en ciencia y tecnología con Vietnam, sugirió asociaciones en áreas como inteligencia artificial, semiconductores y energías renovables, y reforzó la invitación para que el país participe en la COP30, en Belém, y en la Cumbre de los BRICS, en Río de Janeiro. Se trata, por tanto, de un proyecto de desarrollo integrado que cruza comercio, innovación, medio ambiente y diplomacia bajo una única lógica: la del fortalecimiento del Sur Global.

Un Brasil más soberano e influyente

La apuesta de Lula por el multilateralismo construye en la práctica el sueño de la Conferencia de Bandung, celebrada en 1955 en Indonesia, por líderes que soñaban con un mundo más justo, y refuerza una lectura clara de las grandes tendencias del siglo XXI. El mundo que emerge de la crisis de la globalización financiera y del declive de las potencias tradicionales exige nuevos liderazgos y nuevos ejes de poder. Al aliarse con países como Vietnam, Brasil fortalece su posición como protagonista en la construcción de ese nuevo orden. Es un país que no pide permiso, sino que construye puentes y abre caminos.

Ante un escenario global de guerras, unilateralismo y retraimiento diplomático, Lula reafirma que la política exterior es instrumento de soberanía, desarrollo y justicia internacional. Y muestra, una vez más, que el Sur Global no es solo una idea: es una realidad en movimiento, con Brasil a la cabeza.

Leonardo Attuch*. Periodista y editor jefe de Brasil 247

Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal Brasil 247

Foto de portada: El presidente vietnamita Luong Cuong recibe al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (Foto: VNA)

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