Europa

La OTAN atrapada en un Rutte con nuevo jefe Teflon Mark

Por Finian Cunningham* –
Su trabajo consiste en poner a Europa de rodillas a pesar del evidente desastre que la OTAN dirigida por Estados Unidos está infligiendo a Europa.

El primer ministro holandés, Mark Rutte, será el próximo secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El nombramiento de Rutte tiene por objeto garantizar que un “par de manos seguras” dirijan el bloque militar a toda máquina en un rumbo de creciente confrontación con Rusia y China.

Este holandés de 57 años, conocido como Teflon Mark por sus dotes de supervivencia política, fue respaldado para el puesto en la OTAN por Estados Unidos y Gran Bretaña. Las opiniones de los otros 30 miembros de la alianza son bastante irrelevantes, aunque con visos de discusión.

Como comentó sardónicamente la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, no habrá ningún cambio en las políticas de la OTAN bajo Rutte “porque los estadounidenses dirigen el espectáculo”.

Rutte toma el relevo de Jens Stoltenberg, que fue secretario general de la OTAN durante dos mandatos a lo largo de 10 años. Al igual que Stoltenberg, ex primer ministro noruego, Rutte carece de experiencia militar y es más adecuado para la gestión financiera y el regateo político. Continúa así la tendencia de los últimos jefes civiles de la OTAN a ser más secretarios que generales.

Ha habido 14 secretarios generales desde que se formó la alianza de la OTAN en 1949, al principio de la guerra fría con la Unión Soviética. El primer titular fue el general británico Hastings Ismay, que admitió célebremente que la misión principal de la OTAN no era tanto la defensa de Europa como el reforzamiento del control transatlántico de Washington sobre los “aliados” europeos mediante, como dijo cándidamente Ismay, “mantener a los norteamericanos dentro, a los rusos fuera y a los alemanes abajo”.

En sus 75 años de existencia, la OTAN ha tenido jefes civiles británicos, belgas, daneses, holandeses, italianos, noruegos y españoles. Rutte es el cuarto dirigente de los Países Bajos que ocupa el cargo. Puede parecer extraño que no haya habido ningún secretario general norteamericano. Pero eso es porque Estados Unidos no necesita a uno de sus nacionales en la silla. El verdadero poder lo tiene el general estadounidense que supervisa el Mando Aliado Supremo en Europa (SACEUR). Ese puesto lo ocupa siempre un militar estadounidense, lo que demuestra quién lleva los pantalones en el bloque de la OTAN.

La titularidad civil se otorga a los europeos como muestra de asociación. El propósito del secretario general europeo (énfasis en el secretario) es de relaciones públicas, para dar una ilusión de pluralismo y mutualismo en lugar de la realidad de que la OTAN es simplemente un instrumento de la violencia imperialista estadounidense.

Rutte, que es un político anodino propenso a cerrar acuerdos de coalición y a ir al trabajo en bicicleta, es “perfecto” para el puesto. Proyecta la imagen de un liberal benigno, aunque aburrido. Pero si rascamos la superficie, bajo su cobarde exterior se esconde un peligroso sociópata.

El bloque de 32 naciones ambiciona ampliar su papel como ejecutor militar de la hostilidad geopolítica estadounidense hacia Rusia y China. Esta colisión se hace cada día más evidente con la lluvia de misiles estadounidenses sobre Rusia y su almacenamiento en Taiwán, frente a la China continental.

Ello implica un difícil y engañoso juego de equilibrios para mantener unida una coalición difícil de manejar que se precipita hacia la confrontación abierta con potencias nucleares. Habrá mucho trabajo de relaciones públicas para vender este aventurerismo belicista como algo necesario para un “orden basado en normas”.

Jens Stoltenberg, el Pinocho de madera noruego saliente, fue un hábil Yes Man en ese papel de cohesionar a los miembros de la OTAN para derrochar el gasto militar en armas estadounidenses y bombear armas a Ucrania. Stoltenberg era una cifra ideal para los objetivos imperialistas de Washington. También orientó al bloque de la OTAN a adoptar una postura más hostil hacia China. Tan “bueno” era Stoltenberg como lacayo leal, que se le concedió una prórroga de dos años en su puesto en la OTAN.

Rutte promete ser un sucesor muy capaz en lo que se refiere a ser un esbirro total de Washington. Aporta un pintoresco acento holandés, clips de bicicleta y un aire de razonabilidad europea como cobertura plausible para la función bárbara de la violencia imperial.

El primer ministro holandés no tiene reparos en consentir las guerras sucias de la OTAN. Durante la guerra encubierta de la OTAN para el cambio de régimen en Siria, el gobierno holandés de Rutte patrocinó a grupos terroristas islamistas en Siria para derrocar al gobierno sirio con pleno conocimiento de que los receptores de la ayuda holandesa estaban asesinando y secuestrando a civiles. Rutte autorizó personalmente esa operación encubierta.

En la guerra por poderes de Ucrania contra Rusia, Rutte ha liderado la entrega de cazas F-16 al régimen neonazi de Kiev, que “justifica” el bombardeo de familias en las playas de Crimea porque son “ocupantes civiles” que hay que “limpiar”.

Moscú ha advertido de que esta escalada de la implicación de la OTAN será vista como un paso hacia una confrontación nuclear. Rutte no tiene ningún problema con esta escalada.

La habilidad de Rutte para complacer a su amo en Washington y hacer avanzar su carrera no tiene límites. Su habilidad para el baile político y sus dotes negociadoras le convierten en el secretario ideal para mantener unido al bloque de la OTAN mientras éste agrede temerariamente a Rusia y China.

Rutte es el tipo de quisling que los holandeses y otros europeos eran adeptos a ser para el Tercer Reich contra sus propios compatriotas. Uno puede imaginarse fácilmente al siempre flexible y conveniente Rutte informando y traicionando a otros para salvar su pellejo.

Su trabajo es poner a Europa de rodillas a pesar del evidente desastre que la OTAN dirigida por Estados Unidos está infligiendo a Europa. Personas como este sociópata adulador están llevando al mundo al abismo.

Teflon Mark podría etiquetarse mejor como Zyklon Mark 2.0.

*Finian Cunningham, ex editor y redactor para importantes medios de comunicación. Ha escrito numerosos artículos sobre asuntos internacionales en varios idiomas.

Artículo publicado originalmente en Strategic Culture.

Foto de portada: © Photo: Public domain

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