Colaboraciones Nuestra América

Argentina: la amenaza Milei como herramienta para intentar reestructurar una hegemonía democrático dependiente

Desde el equipo de PIA Global nos interesa la publicación de estas reflexiones de muy estimados colaboradores para no permanecer neutrales en una coyuntura que se evidencia como bisagra en las elecciones argentinas.

Los abordajes y conclusiones como siempre son responsabilidad de los autores, pero como trabajadores de la comunicación sabemos también que el medio es el mensaje.

Nosotros podemos tener disensos, pero no publicamos narrativas que re producen las condiciones de poder global.

Por eso estas reflexiones nos parecen pertinentes para los lectores de Nuestramérica y el mundo que intenten comprender la contradicción real que se expresa en el balotaje electoral argentino.

Fernando Esteche. Director General.

La amenaza Milei como herramienta para intentar reestructurar una hegemonía democrático dependiente

Por Guillermo Caviasca*. Especial para PIA Global. –

La emergencia de la «amenaza» Milei ha dado como resultado la puesta en primer plano de la idea de «Consenso democrático»

¿Cuál es la «amenaza» Milei? Bueno justamente su discursos y propuestas, explicitas y brutales, pueden poner en escena amenazas a elección:

A la Nación. A todo tipo de soberanía. A las Malvinas Antártida y Atlántico sur. A todo tipo de empresa estatal “estratégica” o idea servicio público. A todo tipo de educación y salud pública. A un proyecto industrial nacionalista.  A los derechos laborales y condiciones de vida de la clase obrera. A toda idea de los derechos humanos. A un relato respecto del pasado inmediato. A las formas y acuerdos institucionales. Etc. etc.

Pero, ¿Que es el consenso democrático?  No necesariamente es todo ni una parte de estos puntos amenazados.  Realmente gran parte de los puntos antes mencionados fueron atacados por gestiones anteriores. Y en unos cuantos no hay «consenso » si nos atenemos a la historia real.

El «consenso democrático» es una serie de acuerdos tácitos o explícitos desarrollados por los partidos políticos y los intelectuales en general desde el fin de la última dictadura. Que además tiene en cuenta y cuentan con el acuerdo general del poder económico para con el orden institucional, a cambio del sostenimiento del modo de acumulación iniciado en la dictadura. Y, tendrían, además, el acompañamiento subordinado de diversas organizaciones populares principalmente las de los trabajadores; a cambio, en este caso, de su inserción en el modo de regulación. 

Acuerdo respecto de sostener los mecanismos institucionales, resolver los problemas principalmente a través de ellos y de los partidos a nivel político, con un relato más o menos sostenido del pasado reciente. Y de que somos y donde nos ubicamos en el mundo.

Sería la estructuración de un bloque histórico de la democracia pos 83.

Un consenso que se expresa en 1983 con el inicio de la transición democrática, Cafiero y Alfonsín en el balcón frente al primer alzamiento carapintada; y que se plasma institucionalmente con el «Pacto de Olivos « entre Alfonsín y Menem, que permitió la reforma constitucional del 1994. Clave de la actual estructura capitalista argentina. Este consenso, en el relato de hoy, tendría su broche de oro con las políticas de DDHH y diversidad de kirchnerismo.

Un régimen político, el construido desde 1983, que va de la mano de un régimen de acumulación económica, que no podemos negar, bastante deficitario.

Bueno es claro que este «consenso” tal como yo lo expreso antes, no es «tan consensuado”, ni tan homogéneo. Ya que hubo bastantes políticas que entraron en contradicción fuerte durante estos 40 años. Pero lo importante, creo, es como se está idealizado hoy en el discurso contra el energúmeno Milei. Quizás solo pueda cobrar operatividad porque es «contra la amenaza Milei». Sino tendría ciertos rasgos de ahistoricidad o de duda sobre sus virtudes.

Porque es importante comprender que, así como la estructura y modos institucionales son más o menos estables (salvo por el 2001), y lo fundamental del régimen de acumulación económica también es sostenido. Quizás deberíamos pensar que la idea de “consenso democrático” que se plantea en vastos sectores de la intelectualidad, la “militancia” y la política hoy, debe ser vista como un proyecto hacia el futuro, mas que una lectura del pasado. O sea, la “unidad nacional” que convoca Massa (¡¡y que ya había estado planteada por la embajada de los EEUU en forma sorprendentemente clara y pública!!) es ese consenso democrático. Que construye y retoma elementos del pasado, como en una línea histórica: 1983. Rebeliones carapintadas, pacto de olivos, DDHH (por ejemplo). Pero deja otros de las, 13 paros generales de la CGT contra el modelo, declaraciones de Madrid, saqueos del 89, rebelión del 2001, Deuda ….

Deberíamos ver que es interesante, indudablemente, que la «amenaza Milei» y sus barbaridades tienen muchas aristas.

Claramente podría haberse elegido como amenaza principal las que expresa a la soberanía y el concepto de patria. O sea «nacionales». O podría elegirse las que expresa a la forma de inserción de los trabajadores en el sistema. O sea, a los derechos sociales y sus regulaciones.  Pero se prioriza las amenazas institucionales y derechos de los últimos años.  Es lo que se sintetiza como «consenso democrático». Va en sintonía con una contradicción que sobrevuela los planeos: “democracia o fascismo”; reforzar el orden vigente como conquista posible. Que deja a otras contradicciones posibles también ante los planteos de Milei y la crisis orgánica que se estaba perfilando hasta este momento. Veamos varias: “liberación o dependencia”, “Patria o colonia”, “Socialismo o miseria”, etc. cosas así.

La reafirmación del consenso democrático por sobre toda otra posible idea, es un eje de reforzamiento de la hegemonía en crisis desde el plano institucional, para gestionar con un orden predecible las riquezas nacionales. Reforzado por enfrentar a un candidato como Milei que parece proponer explícitamente la anarquía de mercado idealizada, con la barbarie y destrucción nacional que significa, destrucción de nuestro país hasta como un espacio de saqueo ordenado. Suena irracional ¿no? Pero es lo que expresa en público.

Parece claro que la amenaza Milei, real, permite o parece servir, para reafirmar y reactualizar, algunos puntos claves de consenso que hacen a la hegemonía.  Una hegemonía que muchos veían en crisis (aunque sin salida visible).

Guillermo Martin Caviasca* Dr. en historia, docente e investigador UBA/UNLP, autor de libros y artículos sobre historia argentina, historia militar, geopolítica y relaciones internacionales.

Foto de portada: enorsai.com.ar/

Dejar Comentario