Elecciones 2025 Europa

Merz y el comienzo de un nuevo tiempo en Alemania

Por Ruth Ferrero-Turrión* –
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, nos adentramos en un nuevo momentum.

La segunda llegada de Trump a la Casa Blanca ha abierto las puertas de par en par a una nueva manera de hacer política. Una manera que ya apuntó en 2016, pero que ahora se impone sin tapujos y sin resistencias. Con su reelección, Trump muestra que su primer mandato no fue una anomalía en el tiempo presente, sino que anunciaba el fin de una era y quién sabe si el comienzo de otra, al menos, en el mundo occidental. Sus caballos de batalla no son nuevos: proteccionismo, migración, batalla cultural todo con tal de defender un individualismo sostenido sobre un neomercantilismo económico que nos retrotrae al siglo XIX en términos de intercambios entre las naciones. 

Desde hace ya años que estos ejes discursivos están instalados en el debate público, mas o menos tímidamente se han ido haciendo notar. La cada vez mayor presencia de fuerzas políticas reaccionarias ha hecho que todo el espectro político se haya movido hacia posiciones más duras e intransigentes. Ante la tesitura de pérdida de base electoral los partidos centrales intentan recuperar votos y lo hacen allí donde han visto que funcionó la llamada de los ultras. Es paradójico que no se hayan dado cuenta que el apoyo a estas fuerzas políticas o sus mímesis ideológicas como Trump han crecido y ganan adeptos precisamente por las políticas que las fuerzas centrales han ido implementando a lo largo de los años que son las que, precisamente, han generado el descontento social que ahora opta por otras alternativas. Los Milei, los Trump o las Weidel no aparecen de un día para otro y de la nada. Algo ha tenido que suceder antes que pueda explicar porqué estas opciones ganan en popularidad y parece evidente que no sólo tiene que ver con sus méritos, sino también y, especialmente, con los deméritos de los que les han precedido.

El caso alemán, en este sentido, es paradigmático de cómo una sociedad se va transformando casi de manera imperceptible. Así, me atrevo a apostar que nadie predijo que en un país con la historia a sus espaldas como es el caso de Alemania, se volverían a escuchar consignas similares a las de los años 30 del siglo XX. Un país dónde, al contrario que otros como Austria o la propia España, por encima de todo se ha trabajado para evitar repetir la historia, dónde las políticas de memoria y la concienciación de sus jóvenes son centrales en su construcción de la Alemania moderna. Y, sin embargo, de nuevo se observa como una fuerza racista y xenófoba vuelve a ganar terreno en la contienda electoral. Porque AFD ya se encuentra en torno al 20% de la intención de voto de cara a las legislativas de febrero de este año. Y el futuro no pinta mucho mejor.

La convocatoria adelantada de elecciones como consecuencia de la ruptura de la coalición semáforo liderada por Scholz a finales del pasado año hizo saltar todas las alarmas. La salida estruendosa de los liberales del gobierno apostando por el regreso a las políticas de austeridad y el enfrentamiento de su líder Lidner con el canciller en conjunción con la caída de popularidad del socialista y los excelentes resultados que obtuvo AFD en varios länder del este alemán, dejaban prácticamente en bandeja una victoria del partido de Angela Merkel, la CDU, no se sabe si sola o en compañía de otros. Su actual líder, Friedrich Merz, nunca fue del agrado de su antecesora que siempre que pudo bloqueo el ascenso del bávaro al poder. De él dice en sus memorias que posee un “deseo incondicional de tener poder”. Y no se equivocaba. Mertz ha sido el primer líder alemán desde la Segunda Guerra Mundial en apoyarse en la extrema derecha para sacar adelante una votación en el Bundestag.

La razón de este cambio, uno de los ejes de motores de la política liderada por Trump, es la migración. El miércoles 29 de enero de 2025 quedará marcado en el calendario. Fue entonces cuando la CDU consiguió sacar adelante una legislación extremadamente dura en materia de política de inmigración y asilo. Según el plan propuesto por Merzt, migrantes y solicitantes de asilo podrían ser rechazos en la frontera alemana y ser deportados más ágilmente. El político alemán ya se había manifestado con anterioridad sobre las políticas en materia migratoria de Merkel. Pues bien, este plan fue votado y aprobado gracias al apoyo de la AfD y de los liberales del FDP. El mítico cordón sanitario alemán contra la ultraderecha se rompía y lo hacía además en vísperas de una importante convocatoria electoral.

Decíamos al principio que las victorias de los autoritarios nunca son sólo mérito de ellos. Los cómplices necesarios para alcanzar el poder son aquellos que pensaron y que piensan que imitando sus formas y sus propuestas podrán contenerlos. Porque no se engañen, lo que sucede con la gestión y regulación de las políticas migratorias es sólo un anticipo de otras medidas que serán igualmente represoras para el conjunto de aquellos que cuestionen sus nociones de seguridad y de libertad. Tenía mucha razón el diputado Bernd Baumann de AfD cuando afirmó al terminar la votación que “este es un momento histórico”… “aquí y ahora comienza una nueva era”.

*Ruth Ferrero-Turrión, profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos en la UCM.

Artículo publicado en Público.es

Foto de portada: Un manifestante sostiene un cartel que dice «¡Merz dimite!» durante una protesta frente a la sede de la CDU en Berlín, tras la aprobación en el Bulndestag de una moción contra la inmigración.REUTERS/Christian Mang

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