Imperialismo Occidente

El papel de Irán, Venezuela y Qatar en la estrategia energética global de Estados Unidos

Por Andrew Korybko*- Irán, Venezuela y Qatar podrían sustituir una parte importante de las importaciones energéticas de la UE procedentes de Rusia si la estrategia global de Estados Unidos tiene éxito.

El portavoz de la presidencia rusa, Dmitry Peskov, dijo la semana pasada que «Estados Unidos, sin duda, declaró una guerra económica contra Rusia y están librando esta guerra». En ninguna parte es esto más evidente que al considerar las sanciones que Estados Unidos acaba de imponer a Rusia, especialmente las relativas a sus exportaciones de energía. Aunque Moscú proporciona una fracción de las necesidades relevantes de Washington, la Casa Blanca está señalando muy claramente su intención de complicar las relaciones energéticas del Kremlin con otros como la UE.

El bloque anunció recientemente que planea reducir su supuesta «dependencia» de dichas importaciones para 2027, lo que muy probablemente fue influenciado por la presión hegemónica de su patrón estadounidense. Esto será muy difícil de conseguir, ya que se calcula que Rusia representa alrededor de una cuarta parte del petróleo de la UE y aproximadamente un tercio de su gas natural. Sin embargo, Estados Unidos está intentando organizar proveedores alternativos para sus socios menores como parte de su guerra económica de facto contra Rusia destinada a reducir sus ingresos presupuestarios.

Ahí radica la importancia estratégica de sus últimos movimientos con Irán, Venezuela y Qatar. En cuanto al primero, se dice que EE.UU. está a punto de acordar otro acuerdo nuclear con la República Islámica que podría desbloquear su vasto potencial energético y, en última instancia, devolverle un papel importante en este mercado global. Esto parece preocupar mucho a Rusia, de ahí que solicite que su compromiso económico con esta nación amiga cercana no esté sujeto a las sanciones unilaterales de Estados Unidos.

Moscú parece haber asumido hasta ahora que podría invertir conjuntamente con Teherán en la industria energética de ese país, ganando así las tan necesarias divisas y adelantándose pragmáticamente a que Irán sea explotado por Estados Unidos como su potencial rival en esta esfera. La petición del Kremlin es razonable, pero ha complicado repentinamente los esfuerzos por alcanzar un acuerdo en este sentido. Queda por ver cuál será el resultado, pero nadie debería dudar de la seriedad con la que Rusia considera esta cuestión.

También se ha informado de que Estados Unidos está interesado en comprar energía a Venezuela a pesar de no reconocer a su gobierno legítimo y de haber intentado anteriormente derrocarlo sin éxito mediante diversos planes de guerra híbrida. El ministro de Asuntos Exteriores de ese país sudamericano dio cierta credibilidad a esas afirmaciones al expresar su apoyo a todo lo que permita reanudar la relación energética de Venezuela con Estados Unidos, que solía ser su socio tradicional.

Al igual que Irán, también sancionado, Venezuela tiene el potencial de desempeñar un papel importante en el mercado mundial de la energía si se levantan las sanciones unilaterales de EE.UU. contra ella. Estos dos gigantes de la industria podrían sustituir las importaciones de la UE procedentes de Rusia que el bloque planea cortar en la próxima media década. Cabe mencionar que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, mientras que se estima que Irán tiene las terceras. La República Islámica también cuenta con las segundas mayores reservas de gas natural, por detrás de Rusia.

En cuanto a Qatar, este país del Golfo acaba de ser designado como uno de los llamados «principales aliados no pertenecientes a la OTAN» de Estados Unidos. También es el mayor exportador mundial de gas natural licuado (GNL), tiene las terceras mayores reservas del planeta de este tipo de recursos y comparte el mayor yacimiento de gas del mundo -South Pars- con Irán. A pesar de haber sido presionado por Estados Unidos durante su breve disputa con sus compañeros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), las relaciones de Doha con Washington han vuelto recientemente a su excelente nivel anterior.

Esto contrasta con los vínculos de la vecina Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) con su tradicional socio estadounidense. Ambos habrían rechazado las llamadas del presidente estadounidense, Joe Biden, supuestamente realizadas para explorar si estarían interesados en cooperar con él para sustituir las importaciones energéticas de Rusia que realiza Occidente liderado por Estados Unidos. Están muy descontentos con las críticas de la administración estadounidense a su guerra en Yemen y se sienten incómodos con sus tratos con Irán, de ahí su negativa.

En conjunto, Irán, Venezuela y Qatar podrían sustituir una parte importante de las importaciones energéticas de la UE procedentes de Rusia si la estrategia global de Estados Unidos tiene éxito. Actualmente parece posible que los aspectos venezolano y qatarí de esta política den sus frutos en el futuro próximo, aunque el iraní sigue siendo incierto debido al papel insustituible de Rusia en la aprobación de cualquier posible acuerdo. En este sentido, Moscú tendrá que encontrar urgentemente nuevos clientes para reemplazar sus ingresos presupuestarios perdidos por dichas exportaciones.

China, India y Pakistán siguen siendo los socios más prometedores. La potencia de Siberia ya abastece a la República Popular, y ya están en marcha dos nuevos oleoductos desde la isla rusa de Sajalín y otro a través de Mongolia. En cuanto a la India, el pacto de asociación estratégica reafirmado en 99 párrafos que ambos acordaron durante la visita del Presidente Putin a Nueva Delhi a principios de diciembre tiene una sección entera dedicada a la cooperación energética entre ellos.

En cuanto a Pakistán, este país y Rusia están negociando un oleoducto multimillonario llamado Pakistan Stream. Islamabad también rechazó las presiones de su tradicional aliado estadounidense para que sancione a Moscú y condene su operación especial en Ucrania. Por tanto, se espera que China, India y Pakistán desempeñen un papel importante en la nueva estrategia energética de Rusia, aunque es probable que otros países no occidentales también lo hagan con el tiempo. Por estas razones, es poco probable que los planes energéticos antirrusos de Estados Unidos perjudiquen de forma significativa a Moscú.

*Andrew Korybko es analista político estadounidense con base en Moscú.

FUENTE: One World.

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