Sin embargo, esta guerra de tarifas, lejos de debilitar a Pekín, está sirviendo como catalizador para que el país asiático acelere sus propias metas de desarrollo industrial y fortalecimiento geopolítico.
El presidente chino, Xi Jinping, ha dejado claro que frente a las presiones externas, China apostará por la estabilidad regional, la buena vecindad y la modernización compartida con los países asiáticos.
De la contención al estímulo involuntario
El paquete de aranceles implementado por Washington, que incluye incrementos de hasta el 125% sobre productos chinos, tiene como objetivo frenar la competitividad de las industrias chinas de alta tecnología, automóviles eléctricos, inteligencia artificial y semiconductores.
Sin embargo, en lugar de frenar su avance, estas medidas están reforzando el compromiso de Pekín con su autosuficiencia tecnológica y la profundización de la cooperación regional.
La respuesta de China ha sido doble: por un lado, acelerar la inversión estatal y privada en innovación industrial; por otro, intensificar su diplomacia económica con los países vecinos. Esta doble estrategia, en vez de aislar a China, está rediseñando el mapa de alianzas en Asia y consolidando una nueva arquitectura regional con el gigante asiático en el centro.
Xi Jinping: buena vecindad frente al unilateralismo
En un reciente artículo publicado por el presidente Xi Jinping en el diario vietnamita Nhan Dan, antes de su visita a Hanói, el líder chino reafirmó su visión de una Asia moderna, cooperativa y pacífica.
Subrayó que “China mantendrá la continuidad y estabilidad de su política exterior hacia los países vecinos” y se adherirá a principios como la sinceridad, la tolerancia, la buena voluntad y la buena vecindad.
Esta afirmación no es una simple declaración diplomática. En un contexto donde Estados Unidos promueve bloques geopolíticos excluyentes —como el AUKUS o el Quad— y alienta la confrontación en regiones como el Mar de China Meridional, Pekín se posiciona como el polo estabilizador que promueve el desarrollo conjunto. La guerra arancelaria, paradójicamente, ha obligado a China a mirar aún más hacia Asia, fortaleciendo la cooperación con la ASEAN, Asia Central y socios históricos como Vietnam.
“China profundizará la amistad y la cooperación con los países cercanos e impulsará conjuntamente el proceso de modernización en Asia”, señaló Xi, dejando en claro que la modernización no será impuesta desde fuera, sino construida en común desde dentro.

Paz regional como base del nuevo orden
Frente a las políticas unilaterales y proteccionistas de Occidente, Xi Jinping reiteró que China mantendrá una “apertura de alto nivel”, ofreciendo al mundo “las oportunidades más favorables”.
No solo se trata de sostener su crecimiento económico, sino de presentar un modelo alternativo de relaciones internacionales basado en el respeto mutuo, la cooperación práctica y la no injerencia.
El caso del Mar de China Meridional es emblemático: mientras potencias occidentales avivan tensiones mediante ejercicios militares y provocaciones, China promueve el cumplimiento de la Declaración sobre la Conducta de las Partes y propone un código de conducta estable para convertir ese mar en un “mar de paz, amistad y cooperación”. Esta política contrasta fuertemente con la lógica de contención y confrontación promovida desde Washington.
La estrategia de China ante la guerra comercial
En un contexto donde Xi Jinping señala que el mundo “se encuentra en un nuevo punto de partida del auge global, enfrentando oportunidades y desafíos sin precedentes” y que ha llegado un “nuevo período de turbulencias y cambios”, China se está posicionando estratégicamente como defensora del orden multilateral frente al unilateralismo estadounidense.
El presidente chino ha subrayado que “frente al aumento de las medidas unilaterales y proteccionistas por parte de algunos países, la economía china seguía asegurando un crecimiento sostenible, contribuyendo significativamente al desarrollo global” y ha prometido que “China mantendrá firmemente una apertura de alto nivel, brindando al mundo las oportunidades más favorables”.
La guerra comercial iniciada por Estados Unidos, lejos de frenar las ambiciones estratégicas de China, ha actuado como catalizador para muchas de ellas. Ha acelerado la autosuficiencia tecnológica china, ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos regionales y ha permitido a Beijing posicionarse como defensor del multipolarismo y la estabilidad global frente a lo que presenta como unilateralismo estadounidense.
Foto de la portada: NIKKEI / Yusuke Hinata