Ucrania ya ha presentado su propuesta para los cambios a los acuerdos de Minsk al Cuarteto de Normandía, en la que insiste en lograr el control de la frontera con la Federación Rusa antes de la celebración de elecciones en Donbass y en la que se niega categóricamente a realizar una reforma constitucional y a garantizar un estatus especial para la RPD/RPL. Al mismo tiempo, el nuevo formato contradice también la propuesta europea de “clústeres” [una agrupación de los puntos de los acuerdos de Minsk en un orden determinado para avanzar en la implementación de los acuerdos de Minsk-Ed], en la que los cambios no son tan radicales. Según fuentes cercanas a las negociaciones, hay tres puntos principales en los que hay discrepancias.
El primero es la frontera. Kiev exige tener el control completo de la parte de la frontera entre las Repúblicas Populares y Rusia, no después de las elecciones [como prevé Minsk-Ed], sino mucho antes. En la anterior versión ucraniana con clústeres, estos procesos se realizaban en paralelo [contradiciendo también los acuerdos de paz]. Además, el documento contenía una cláusula que afirmaba que el proceso de restablecimiento del control de la frontera comenzaría el día después de la celebración de las elecciones.
La segunda cuestión es la Constitución. Kiev ha tomado una postura firme contra la reforma constitucional, que debería consolidar la descentralización “teniendo en cuenta las particularidades de ciertas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk, de acuerdo con los representantes de esas zonas”. El argumento aquí es el siguiente: el Paquete de Medidas [Minsk-2] afirma que es necesario coordinar con los representantes de Donbass solo lo específico de esas zonas, no la reforma en sí. Esto, unido a la exigencia de Kiev de aprobar la futura hoja de ruta para resolver el conflicto en el Formato Normandía y no en el Grupo de Contacto, es la continuación de la idea ucraniana de que la otra parte del conflicto es Rusia y no Donbass.
La tercera cuestión se refiere a la milicia popular, que debe mantener el orden en esos territorios tras la resolución del conflicto. Según los acuerdos de Minsk, los destacamentos de la milicia popular serían creados por los consejos locales. Sin embargo, la parte ucraniana sugiere que, antes de las elecciones de Donbass, el orden debe ser mantenido por patrullas conjuntas de la Guardia Nacional de Ucrania y ciudadanos ucranianos de la RPD y la RPL. Con eso, Kiev dice que la milicia popular la crearían unos consejos locales que quiere elegir en condiciones de control absoluto de la zona y la frontera con Rusia. En pocas palabras, esto significa vaciar las Repúblicas e imponer control absoluto sobre ellas.
Ucrania busca simplemente crear las condiciones para sustituir los actuales gobiernos de las Repúblicas con sus títeres, que actuarían de acuerdo con los deseos del gobierno central.
La próxima videoconferencia del Cuarteto Normandía está prevista para el 26 de mayo. Es evidente que las propuestas ucranianas no pueden satisfacer ni a la Federación Rusa ni a las Repúblicas Populares. Moscú ha insistido repetidamente en la necesidad de diálogo directo entre Kiev, Donetsk y Lugansk, pero Ucrania abiertamente se niega a poner en práctica lo reflejado en los acuerdos de Minsk. E incluso aunque hubiera diálogo, es cuestionable que las partes pudieran llegar a un acuerdo: los desacuerdos son demasiados. Y una cumbre entre Vladimir Putin y Joe Biden podría suponer una solución temporal, pero no se puede esperar una resolución completa al conflicto en un futuro a corto plazo.
Artículo publicado en Slavyangrad.