En marzo del 2011 un terremoto y un tsunami ocasionaron grandes daños en los reactores de Fukushima, originando que su sistema de enfriamiento se contamine, mientras tanto el agua de la central nuclear ha sido almacenada en tanques. Según el operador de la planta, Tokyo Electric Power Co. (TEPCO), su capacidad de almacenamiento llegará a su límite en otoño de 2022.
ALPS処理水の処分は、福島第一原発の廃炉を進め、福島の復興を成し遂げるために避けて通れない課題です。
このため、6年以上にわたり、有識者の検討、国際機関からの評価、関係者への説明を行い、海洋放出が現実的と判断し、基本方針を取りまとめました。
準備作業を進め、2年後をめどに開始します。— 菅 義偉 (@sugawitter) April 13, 2021
El primer ministro Yoshihide Suga afirma que su Gobierno considera que arrojar el agua al mar es lo «más realista» y que hacerlo es «inevitable para poder lograr la recuperación de Fukushima». El plan acordado por los ministros prevé la construcción de unas instalaciones que cumplan con los requisitos de seguridad. TEPCO y funcionarios gubernamentales sostienen que será imposible eliminar el tritio del agua, pero que se puede reducir a niveles admisibles los otros radioisótopos presentes para poder efectuar la descarga de agua al mar.
En pequeñas cantidades, el tritio no es dañino. Sin embargo, algunos científicos insisten en que se desconoce cuál es el impacto a largo plazo sobre la vida marina por la exposición a esos elementos radiactivos en bajas dosis cuando los volúmenes de agua son tan grandes. El plan se implementará garantizando que los niveles de radiación estén por debajo de los aceptables para el agua potable. Antes de ser vertida, el agua será filtrada para remover los isotopos nocivos, así como diluida hasta cumplir con todos los estándares internacionales. Se prevé que las obras se inicien dentro de dos años, mientras que todo el proceso tardará décadas, según las proyecciones.
Este convenio conlleva una dimensión enorme para el medio ambiente marino, la salud de las personas de los países vecinos, presentando incertidumbre, rechazos y serías preocupaciones en los habitantes, la industria pesquera, y en países vecinos. El Organismo Internacional de Energía Atómica exterioriza que si las aguas residuales de la central nuclear de Fukushima, que contienen tritio, se vierten en el mar podrían afectar a gran escala, es necesario e indispensable purificar las aguas residuales para eliminar radionucleidos. A pesar de las dudas, y de que su accionar sea altamente inrresponsable Japón ha decidido de forma unilateral continuar con el Plan antes de agotar todos los métodos seguros de eliminación y sin consultar plenamente con los países vecinos y la comunidad internacional.
El primer ministro de Japón, Yoshihide Suga , asegura que la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otras organizaciones de terceros se verán involucradas en el proceso, observando que el plan proceda con transparencia. Aseguró además que el plan de liberación se basa en los principios científicos de la OIEA.
CRÍTICAS DE LOS PAISES VECINOS |
Las promesas no crean un ambiente de tranquilidad en los países vecinos, China y Corea del Sur han lanzado fuertes críticas contra el Gobierno japonés. El hecho de filtrar el agua para remover los isotopos nocivos, así como diluirla hasta cumplir con todos los estándares internacionales, no parecen tranquilizar mucho a los vecinos del país nipón.
En Pekín por otro lado, este controvertido plan de Tokio generó «una gran preocupación». «A pesar de las dudas y la resistencia tanto interna como desde el exterior, Japón ha decidido unilateralmente verter las aguas residuales nucleares de Fukushima al mar antes de agotar todas las vías seguras de su eliminación y sin consultarlo plenamente con los países vecinos y la comunidad internacional», señalaron desde el Ministerio de Exteriores chino.
«Esto es altamente irresponsable y afectará gravemente a la salud humana y a los intereses inmediatos de la población de los países vecinos», insisten que los océanos «son propiedad compartida de la humanidad» y el tratamiento de los residuos de Fukushima «no es un mero asunto interno de Japón».
«Esto es altamente irresponsable y afectará gravemente a la salud humana y a los intereses inmediatos de la población de los países vecinos»
El Ministerio de Exteriores de Corea del Sur accionó convocado al embajador japonés, Koichi Aiboshi, demostrando el rechazo de los surcoreanos a los planes de verter esas aguas contaminadas, así como las preocupaciones sobre los potenciales riesgos para la salud de la gente y el impacto medioambiental.
El ministro de Exteriores surcoreano, Choi Jong-moon, entregó al embajador una nota verbal (un documento diplomático) instando a Tokio a compartir la información relacionada de forma transparente, cumplir con los estándares ambientales aceptables para la comunidad internacional y facilitar una verificación objetiva por terceros.
El ministro de la Oficina de Coordinación de Políticas Gubernamentales de surcoreano, Koo Yun-cheol, tachó la decisión japonesa de «totalmente inaceptable», ya que verter las aguas de Fukushima «no solo amenaza a la seguridad de los países vecinos y la vida marina, sino también es una medida decidida unilateralmente sin suficiente discusión y acuerdo» con Corea del Sur, «el vecino más cercano» de Japón.
En ese sentido, Koo Yun-cheol aseveró que Seúl tomará «todas las medidas necesarias» a la hora de priorizar la seguridad de su población.