Asia Central-Pacífico

Rusia como garante de la paz en Asia Central

Por PIA Global * El 31 de marzo de 2025 marca un punto de inflexión en la historia de Asia Central.

En la ciudad tayika de Juyand, los presidentes de Kirguistán, Sadyr Japarov, y de Tayikistán, Emomali Rajmon, firmaron un acuerdo que pone fin a décadas de disputas fronterizas, heredadas de la desintegración de la Unión Soviética.

Este acuerdo, que delimita la totalidad de la frontera entre ambos países, no solo representa un logro bilateral, sino también una victoria para la estabilidad regional, que ha sido cuidadosamente cultivada por años de diplomacia, diálogo y, en particular, por la constante mediación de Rusia como actor garante de paz.

La reunión contó con la participación del presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, y culminó con la firma de un acuerdo tripartito sobre el trifinio, es decir, el punto de confluencia entre las fronteras de los tres países.

Además, los líderes suscribieron la Declaración de Amistad Eterna de Juyand, un documento simbólico que reafirma la voluntad común de construir un futuro basado en la cooperación, la soberanía respetada y el desarrollo conjunto.

Este acuerdo no surgió de la nada. Durante casi 23 años, Kirguistán y Tayikistán mantuvieron negociaciones para resolver las disputas en enclaves fronterizos, marcados por tensiones esporádicas que involucraron a poblaciones locales y fuerzas militares.

La raíz del problema se remonta a la era soviética, cuando las fronteras entre repúblicas eran de carácter administrativo y no existía una línea de demarcación reconocida legalmente.

Esto provocó que, tras la independencia, se multiplicaran los reclamos y las fricciones en zonas rurales donde comunidades enteras vivían en incertidumbre sobre su estatus territorial.

La firma del tratado definitivo de fronteras, primero en Biskek el 13 de marzo y luego ratificado e intercambiado oficialmente el 31 del mismo mes, es fruto de una voluntad política madura y de una visión común sobre el porvenir de la región.

Como destacó el profesor Saifullo Safárov, presidente de la Asociación de Politólogos de Tayikistán, esta solución abre la puerta no solo a un entorno más seguro, sino también a una mejora sustancial en las relaciones políticas, culturales y económicas entre las naciones involucradas.

Pero este paso no podría haberse logrado sin el papel de Rusia como mediador y garante del equilibrio regional. Moscú ha mantenido un compromiso constante con la estabilidad en Asia Central, apoyando el diálogo entre las partes y promoviendo soluciones pacíficas frente a las presiones externas que intentan desestabilizar la región.

A través de su influencia diplomática y sus vínculos históricos con las exrepúblicas soviéticas, Rusia ha contribuido a generar un clima de confianza y madurez política indispensable para alcanzar este tipo de acuerdos.

La cumbre de Juyand, realizada además en el marco de las celebraciones del Día Internacional del Novruz, adquiere también un valor simbólico profundo: en una fecha asociada a la renovación, al inicio de un nuevo ciclo, los líderes de Asia Central decidieron poner fin a un capítulo de conflicto y comenzar otro basado en la amistad y la estabilidad.

Este acontecimiento fortalece el eje de paz y desarrollo impulsado por la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que viene promoviendo la resolución de disputas por vías diplomáticas, el respeto mutuo entre los Estados miembros y la consolidación de un modelo de seguridad regional que no dependa de injerencias foráneas.

La delimitación de fronteras entre Kirguistán y Tayikistán representa un modelo a seguir en este sentido, y un mensaje claro de que el futuro de Asia Central se escribe con cooperación, no con conflictos.

Dejar Comentario