Bajo la presidencia de Malasia y el liderazgo del primer ministro Anwar Ibrahim, la cumbre no solo reunió a la mayor concentración de líderes mundiales en la historia del bloque, sino que también demostró la capacidad de la ASEAN para navegar las turbulentas aguas de la rivalidad entre grandes potencias en un momento de profunda incertidumbre global.
La cumbre comenzó con un elemento inesperado que estableció el tono para los días siguientes: el humor y la química personal entre Anwar Ibrahim y el presidente estadounidense Donald Trump. En un momento que captó la atención internacional, Anwar comparó su experiencia carcelaria con la situación legal de Trump, bromeando que compartían el hecho de haber estado en prisión, agregando que Trump “casi llegaste allí”.
La broma, lejos de crear tensión, generó risas en la sala, incluso del propio Trump, quien pareció apreciar la referencia a su liberación condicional tras ser declarado culpable de falsificar registros comerciales. Este momento de levedad humana, protagonizado por un líder que pasó once años encarcelado por razones que él considera políticas, resultó ser un catalizador crucial para establecer un ambiente de cooperación.
Este intercambio aparentemente trivial tuvo consecuencias diplomáticas profundas. Según fuentes del gobierno malasio, Trump llegó a Kuala Lumpur de excelente humor, especialmente después de la recepción en el aeropuerto, donde clips virales lo mostraron bailando junto a Anwar y un grupo cultural de bienvenida.
Este ambiente positivo facilitó las discusiones posteriores y ayudó a “bajar la temperatura” en negociaciones que podrían haber sido tensas, dado el historial proteccionista y confrontacional de Trump en asuntos comerciales.
Un cambio de paradigma para la ASEAN
La visita de Trump a Malasia representó un giro significativo en la relación entre Estados Unidos y el sudeste asiático. Durante su primer mandato, Trump mostró poco interés en la región, ausentándose de prácticamente todas las cumbres de la ASEAN excepto la de 2017.
Su regreso en 2025, en lo que fue descrito como un viaje relámpago de un día, señaló un reconocimiento renovado de la importancia estratégica de la región en el contexto de la competencia global, particularmente frente a China.
La cumbre reunió a un número sin precedentes de líderes de las principales potencias mundiales, incluyendo representantes de Australia, Brasil, China, la Unión Europea, Japón, Sudáfrica y Corea del Sur. Esta convergencia de poder global en Kuala Lumpur elevó el perfil de una reunión anual que, según diplomáticos, había sido criticada en el pasado como “plana y carente de urgencia”.
La presencia de Trump, combinada con la habilidad diplomática de Anwar, transformó la cumbre en un escenario de diplomacia de alto nivel con implicaciones globales.
Durante su estancia, Trump adoptó un tono notablemente conciliador, contrastando con su retórica habitual. Elogió a la ASEAN diciendo que el mundo entero “los admira” y describió la región como “magnífica”. Incluso moderó sus críticas habituales hacia China en sus discursos públicos, aunque no pudo resistirse a mencionar el incidente del error del teleprompter y la escalera mecánica en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este cambio de tono sugirió una estrategia calculada de la administración estadounidense para reposicionarse en el sudeste asiático.

Los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur
Uno de los momentos más significativos de la cumbre fue la firma de los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur, un alto el fuego extendido entre Tailandia y Camboya. Este acuerdo, que Trump había establecido como condición para su visita a Malasia, buscaba poner fin a un conflicto fronterizo de larga data que había estallado nuevamente en julio, resultando en decenas de muertes en ambos lados durante cinco días de combates.
El acuerdo exige la desmilitarización de la tensa frontera entre ambos países y se compromete a resolver una disputa territorial que tiene sus raíces en mapas ambiguos de la era colonial. Tailandia y Camboya han mantenido interpretaciones diferentes sobre qué mapas utilizar para resolver sus diferencias, con Camboya buscando una resolución a través de la Corte Internacional de Justicia, mientras que Tailandia prefiere conversaciones bilaterales a través de una Comisión Conjunta de Fronteras establecida en 2000.
Sin embargo, los analistas expresan escepticismo sobre la durabilidad del acuerdo. Abdul Rahman Yaacob, investigador de la Universidad Nacional de Australia, citó el “inestable” alto el fuego anterior, cuando las tensiones continuaron a lo largo de la frontera incluso después del cese al fuego mediado por Malasia en julio.
En aquella ocasión, a las pocas horas del alto el fuego “inmediato e incondicional”, continuaron los enfrentamientos esporádicos, con el ejército tailandés acusando a Camboya de violar la tregua.
Rahman señaló que la amenaza de aranceles de Trump fue un “factor importante” para llevar a ambos países a la mesa de negociaciones, dado que Estados Unidos es el principal mercado de exportación para ambos. Esto demuestra que Estados Unidos aún ejerce un alto grado de influencia en la región.
Sin embargo, el pequeño tamaño del equipo de observación interino de la ASEAN plantea dudas sobre su capacidad para monitorear efectivamente una frontera porosa y extensa. Rahman sugirió que el equipo debería ampliarse para incluir más oficiales militares para hacer cumplir el acuerdo de tregua de manera efectiva.
Sok Udom Deth, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Internacional Paragon en Phnom Penh, advirtió que “el diablo está en los detalles”, señalando que aunque la declaración conjunta ofrece disposiciones “loables”, sigue siendo una declaración y no un tratado legal con cláusulas de aplicación o ramificaciones en caso de futuras violaciones.
Un aspecto revelador del acuerdo fue la “ausencia conspicua” de China, a pesar de sus aspiraciones de ser un actor regional importante. Beijing es el mayor proveedor de armas tanto para Tailandia como para Camboya, representando aproximadamente el 44 por ciento de las importaciones militares tailandesas y alrededor del 95 por ciento de las camboyanas.
Entre las oportunidades y las concesiones
La cumbre fue testigo de la firma de múltiples acuerdos comerciales entre Estados Unidos y varios miembros de la ASEAN, incluidos Malasia, Camboya, Tailandia y Vietnam. Estos pactos buscaban abordar los desequilibrios comerciales que Trump había criticado repetidamente y asegurar para Estados Unidos un acceso preferencial a los mercados del sudeste asiático.
Para Malasia, el acuerdo más destacado fue un compromiso de gastar 240,000 millones de dólares en la compra de productos estadounidenses, incluyendo aviones comerciales, automóviles y energía, además de invertir en la economía estadounidense. A cambio, Malasia obtuvo aranceles del cero por ciento sobre productos como equipos aeroespaciales, productos farmacéuticos y productos básicos clave como el aceite de palma, el cacao y el caucho.
Sin embargo, estos acuerdos han sido recibidos con una mezcla de optimismo cauteloso y crítica. Vu Lam, analista de políticas y observador de la ASEAN, calificó los acuerdos como “más un respiro táctico que un cambio transformador”, proporcionando algunas ganancias inmediatas pero sin llegar a un reinicio económico más profundo y a largo plazo para la región.
Joanne Lin, del Instituto ISEAS-Yusof Ishak, señaló que las concesiones arancelarias “pueden parecer buenas noticias en la superficie” pero vienen con condiciones significativas.
Las estimaciones del banco británico Barclays sugieren que las exenciones arancelarias para Malasia solo cubrirían una fracción modesta de sus exportaciones a Estados Unidos. Mientras que las exenciones se aplican a más de 12,000 millones de dólares en exportaciones malayas, es probable que el país solo vea aranceles cero sobre exportaciones por valor de aproximadamente 1,000 millones de dólares, a cambio de compromisos de compra que suman cientos de miles de millones.
Kevin Chen, de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam, argumentó que “los costos son mucho más prominentes que los beneficios que obtienen estos países del sudeste asiático”, describiendo los acuerdos como “una bendición mixta” que brinda alivio a corto plazo para algunos sectores pero que también podría exponer a las industrias nacionales a presiones competitivas.
Crucialmente, Trump mantuvo los aranceles del 19 al 20 por ciento que había impuesto previamente a estos cuatro países, aunque permitió ciertas concesiones en productos específicos. Tampoco abordó su amenaza anterior de imponer un arancel del 100 por ciento a los semiconductores y del 40 por ciento a los transbordos, diseñados para frenar la exportación de productos estadounidenses a China a través de la ASEAN.

La carrera por los minerales críticos
Un elemento central de la agenda de Trump durante la cumbre fue asegurar el acceso estadounidense a minerales críticos, especialmente tierras raras, en el contexto de la casi monopolización china del suministro global.
China representa alrededor del 90 por ciento del suministro mundial de tierras raras procesadas, una posición que le otorga un poder significativo sobre las cadenas de suministro de tecnologías clave, desde tecnología satelital, microchips, teléfonos inteligentes hasta paneles solares y vehículos eléctricos.
Trump firmó acuerdos sobre minerales críticos con Tailandia y Malasia, con Kuala Lumpur comprometiéndose a “abstenerse de prohibir o imponer cuotas a las exportaciones a Estados Unidos de minerales críticos o elementos de tierras raras”. Estos acuerdos representan un esfuerzo estratégico de Estados Unidos para diversificar y asegurar cadenas de suministro alternativas, reduciendo su dependencia de China.
Sin embargo, esta carrera por los minerales críticos coloca a la ASEAN en una posición delicada. Beijing depende en gran medida de materias primas importadas de Myanmar y está buscando activamente nuevas fuentes en la región.
Esto sitúa a los países del sudeste asiático en el medio de una competencia intensificada entre las dos economías más grandes del mundo, una posición que requiere un equilibrio diplomático extremadamente cuidadoso.
El contrapeso chino
En una demostración clara de su estrategia de equilibrio, la ASEAN acordó el martes, solo días después de la visita de Trump, ampliar su acuerdo comercial existente con China. El acuerdo actualizado incluye industrias futuras como la economía digital y la tecnología verde, así como el impulso a la integración de las cadenas de suministro.
Esta secuencia de eventos fue cuidadosamente orquestada por Anwar, quien defendió la decisión señalando que “el nombre de Malasia ahora tiene peso”. En una conferencia de prensa al final de la cumbre, Anwar preguntó retóricamente: “Si teníamos miedo de Estados Unidos, ¿cómo podríamos haber firmado con China? ¿Firmarlo después de reunirse con el presidente Trump? Imposible, ¿verdad? Pero eso es lo que yo llamo sabiduría y diplomacia”.
China ha sido el mayor socio comercial de la ASEAN durante 16 años consecutivos, lo que hace que el gigante asiático sea indispensable para la salud económica de la región. Con un comercio bilateral que involucra a la segunda economía más grande del mundo, la ASEAN no puede permitirse el lujo de alienar a Beijing, independientemente de sus relaciones con Washington.
Adib Zalkapli, director gerente de Viewfinder Global Affairs, explicó que el acuerdo comercial actualizado con China se trata de “preparar las relaciones comerciales para el futuro”, no solo ampliando la cobertura para incluir nuevas tecnologías emergentes, sino también mejorando la resiliencia en las relaciones comerciales.
En la Cumbre ASEAN-China del martes, Anwar enfatizó que dar la bienvenida a Trump no significaba que el bloque estuviera descuidando sus principios de centralidad y manteniendo lazos amistosos con todos los países.
“El día anterior estuvimos con el presidente Donald Trump de los Estados Unidos de América, y hoy estamos de vuelta con China. Y eso refleja la centralidad de la ASEAN”, declaró Anwar, quien en los últimos siete meses ha recibido tanto al presidente chino Xi Jinping como a Trump.

La RCEP: Reactivando el acuerdo comercial más grande del mundo
La cumbre también sirvió como plataforma para revitalizar la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el acuerdo comercial más grande del mundo, que cubre el 30 por ciento de la economía global.
Con miembros de la ASEAN en su núcleo junto con los gigantes de Asia Oriental China, Japón y Corea del Sur, así como Australia y Nueva Zelanda, la RCEP fue firmada en 2020 como antídoto contra el proteccionismo estadounidense.
Sin embargo, la RCEP ha luchado por convertirse en una fuerza colectiva relevante, con sus miembros aferrados a restricciones y cuotas para proteger sus industrias nacionales clave. Anwar describió la primera reunión de líderes de la RCEP desde la firma del acuerdo en 2020 como crucial, señalando que “nos reunimos en un momento crucial” para la economía global.
Los líderes de la RCEP, incluido el primer ministro de China Li Qiang, el presidente de Corea del Sur Lee Jae-myung, y el primer ministro de Nueva Zelanda Christopher Luxon, acordaron la “implementación plena y efectiva” del acuerdo, aunque sin proporcionar un cronograma específico.
En su declaración, acordaron garantizar que “los mercados permanezcan abiertos, libres y basados en reglas” e instaron a los signatarios a promulgar “reformas internas para garantizar la igualdad de condiciones”.
Kamles Kumar, de Asia Group Advisors, señaló que Malasia estaba utilizando la cumbre de líderes de la RCEP para reafirmar el “papel clave del bloque en la configuración del orden comercial regional”, con énfasis en “transformar la RCEP de un pacto simbólico en una plataforma para la cooperación económica real en la integración de la cadena de suministro, el comercio digital y la alineación de estándares”.
Los expertos han instado durante mucho tiempo a la RCEP a asumir el manto en las iniciativas comerciales en lugar de la ASEAN, conocida por su tímida diplomacia y lenta promulgación de acuerdos, y hacer del bloque más grande un verdadero motor del crecimiento de Asia. La reactivación de la RCEP en Kuala Lumpur podría representar un paso significativo en esa dirección.
Más allá de Estados Unidos y China
Una de las estrategias más significativas que emergió de la cumbre fue el esfuerzo de la ASEAN, bajo la presidencia de Malasia, para diversificar sus relaciones económicas más allá de los dos gigantes tradicionales.
El bloque buscó activamente aumentar los vínculos comerciales con otros socios como Rusia, la Unión Económica Euroasiática, Australia, la Unión Europea y Asia Oriental, al tiempo que exploró mercados en gran parte sin explotar en África y América Latina a través de Sudáfrica y Brasil.
Con un tamaño económico combinado de alrededor de 4.1 billones de dólares, el bloque está en camino de convertirse en la cuarta economía más grande del mundo para 2030. Mohd Faiz Abdullah, presidente del Instituto de Estudios Estratégicos e Internacionales (ISIS) de Malasia, argumentó que este crecimiento proyectado otorgaría a la ASEAN la influencia necesaria para dictar sus propios términos en el comercio global.
“No podría ser así si fuera a jugar un papel secundario frente a las grandes potencias. [La ASEAN] podría determinar sus propios términos en términos de lo que es bueno para ellos”, explicó Faiz.
Esta visión representa un ambicioso reposicionamiento de la ASEAN desde una región receptora de políticas dictadas por grandes potencias hacia un actor económico global con capacidad de agencia propia.
Pero este aumento previsto de la prominencia mundial no está exento de peligros. La carrera por limitar el acceso a minerales críticos podría desencadenar una renovada pelea entre Estados Unidos y China, dejando a la ASEAN atrapada en el medio. Aquí es donde los acuerdos comerciales con ambas potencias juegan un papel crucial en la mitigación de las consecuencias, según Adib Zalkapli.

Desafíos y críticas domésticas
A pesar del éxito diplomático general, la cumbre no estuvo exenta de desafíos y controversias. En el día inaugural, la emisora estatal malaya RTM tuvo que emitir disculpas públicas después de que un locutor leyera los nombres equivocados al anunciar la llegada de los líderes de Indonesia, Singapur y Tailandia, un error embarazoso que generó críticas en redes sociales.
Más significativamente, manifestantes convergieron en Kuala Lumpur, aunque fuera del cordón de seguridad, para acusar a la administración de Anwar de ser un “traidor” a la causa palestina al dar la bienvenida a Trump en suelo malasio. En un país de mayoría musulmana, Trump ha sido acusado por la oposición de ser el principal patrocinador de la guerra de Israel contra Gaza, que ha matado a más de 68,000 personas.
El analista político Azmi Hassan señaló que “Anwar se ha enfrentado a grandes críticas por dar la bienvenida a Trump de una manera tan lujosa”. Incluso el acuerdo comercial recién firmado entre Malasia y Estados Unidos enfrentó críticas de que Estados Unidos había “obligado” a Malasia a firmar, particularmente dado el compromiso de 240,000 millones de dólares para comprar productos estadounidenses.
En el período previo a la llegada de Trump, Anwar enfrentó una presión creciente para retractarse de su invitación al líder estadounidense. Sin embargo, Anwar mantuvo su posición, argumentando que la diplomacia efectiva requiere comprometerse con todas las partes, independientemente de las diferencias políticas o ideológicas.
El enfoque bilateral de Trump y la fragmentación de la ASEAN
Un aspecto preocupante que emergió de la cumbre fue la clara preferencia de Trump por acuerdos bilaterales en lugar de tratar con la ASEAN como un bloque colectivo. Este enfoque “transaccional, estado por estado” se alinea con su agenda de “Estados Unidos primero” pero plantea riesgos significativos para la cohesión de la ASEAN.
Joanne Lin señaló que la preferencia de Trump por acuerdos bilaterales “refleja cómo ve el sudeste asiático principalmente a través de una lente óptica económica y política, no institucional”. Este enfoque podría contribuir a una fragmentación más profunda dentro del panorama comercial de la ASEAN “si no se maneja con cuidado”.
Vu Lam coincidió, señalando que los acuerdos revelaron un “enfoque transaccional, estado por estado” que podría debilitar la posición colectiva del bloque. Si cada país negocia individualmente con Estados Unidos, la ASEAN pierde el poder de negociación que viene de actuar como una entidad unificada.

El legado de la presidencia Malasia de la ASEAN
Al entregar la presidencia de la ASEAN a Filipinas el martes, Anwar recurrió a Shakespeare en busca de inspiración, citando al bardo inglés para advertir contra ser “esclavos de la pasión” y argumentando que el bloque debe ser gobernado “por la razón para ser firmes en medio de los movimientos y frenesíos del momento… ese debe ser el camino de la ASEAN si queremos perdurar”.
Esta apelación a la razón y la estabilidad resume la filosofía que guió la presidencia malasia de la ASEAN y la organización de la cumbre. En un momento de profunda incertidumbre global, con guerras comerciales, conflictos regionales y la rivalidad entre grandes potencias amenazando la estabilidad, la ASEAN bajo el liderazgo de Malasia buscó posicionarse como un espacio neutral para la diplomacia y la negociación.
Los expertos reconocen que los esfuerzos de Anwar ayudaron a construir las credenciales de la ASEAN como un lugar neutral para las negociaciones globales. “En todo caso, la ASEAN ha ganado más agencia, más importancia para poder ser vista como un bloque”, dijo Mohd Faiz Abdullah. “Demuestra lo importante que es la ASEAN”.
Adib Zalkapli resumió el logro de la cumbre señalando que “la conclusión más importante de los eventos de los últimos días es que la ASEAN ha equilibrado con éxito las relaciones entre las dos principales potencias y, con suerte, ha conectado la capacidad institucional para responder a desafíos similares en los próximos años”. Sin embargo, advirtió que “la firma de los diversos acuerdos es solo la primera parte de la historia. El acto de equilibrio continúa”.
A pesar del innegable éxito diplomático de la cumbre, persisten dudas significativas sobre la sostenibilidad de los logros alcanzados, mantener esto requerirá una voluntad política sostenida que vaya más allá de la presidencia del primer ministro Anwar, sin un seguimiento más allá de la presidencia de la ASEAN de Malasia en forma de institucionalización, existe la preocupación de que el impulso ganado se pierda y siga como siempre.
Esta preocupación es particularmente relevante dado el historial de la ASEAN de diplomacia cautelosa y progreso lento en la implementación de acuerdos. La organización ha sido criticada durante décadas por su falta de mecanismos de aplicación y su dependencia del consenso, lo que a menudo resulta en el denominador común más bajo en términos de políticas.
En cuanto a los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur, las violaciones anteriores del alto el fuego y la falta de un mecanismo legal vinculante plantean serias dudas sobre su efectividad a largo plazo. Sin una resolución de las cuestiones fundamentales relacionadas con los mapas fronterizos y el foro para la resolución de disputas, es probable que las tensiones entre Tailandia y Camboya persistan.
Los acuerdos comerciales, aunque proporcionan alivio a corto plazo, también enfrentan desafíos de implementación. Las concesiones que los países de la ASEAN hicieron a Estados Unidos, particularmente los compromisos de compra masivos, podrían resultar económicamente onerosos y políticamente controvertidos en el futuro.
Un momento definitorio con futuro incierto
La cumbre de la ASEAN en Malasia representó un momento definitorio para la organización y para el sudeste asiático en general. En un contexto de creciente fragmentación global y rivalidad entre grandes potencias, la cumbre demostró la capacidad de la ASEAN para actuar como puente entre Oriente y Occidente, entre Estados Unidos y China, y entre diferentes visiones del orden internacional.
La reunión de líderes de las principales potencias mundiales en Kuala Lumpur elevó el perfil de la ASEAN y reforzó su relevancia en un momento en que muchos cuestionaban su capacidad para abordar los desafíos contemporáneos.
El futuro revelará si la cumbre de Kuala Lumpur representa un punto de inflexión genuino para la ASEAN o simplemente un momento brillante en medio de las tendencias más amplias de fragmentación y confrontación global.
Lo que es indudable es que la cumbre demostró que, bajo el liderazgo adecuado y en las circunstancias apropiadas, la ASEAN puede jugar un papel significativo en la configuración del orden internacional, actuando como un espacio neutral para la diplomacia y la negociación en un mundo cada vez más polarizado.
Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Periodista internacional acreditado por RT, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.
*Foto de la portada: AFP









 
									 
							 
							 
							 
							 
							