Asia

El mensaje de China para Japón

Por PIA Global – Xi Jinping pide a Tokio una “comprensión correcta de China” en un momento clave para Asia

El presidente de China, Xi Jinping, lanzó un mensaje diplomático, pero profundamente estratégico, a Japón durante su primer encuentro con la nueva primera ministra nipona, Sanae Takaichi.

El breve encuentro —de apenas 30 minutos— se desarrolló al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrado en Gyeongju, Corea del Sur, y marcó el tono que Pekín quiere establecer con Tokio: firmeza, prudencia y un llamado a no dejarse arrastrar por las agendas de terceros, en clara alusión a Washington.

“Los conflictos y desacuerdos no deberían definir los lazos bilaterales”, afirmó Xi, quien insistió en la necesidad de “una comprensión correcta de China”. Sus palabras, aunque moderadas, fueron una advertencia directa a la nueva administración japonesa, que en su primera semana de gobierno ya mostró un tono de confrontación, acelerando la expansión militar y alineándose sin matices con la política de contención impulsada por Estados Unidos.

Un nuevo liderazgo japonés bajo la sombra de Washington

Sanae Takaichi, la primera mujer en asumir el cargo de primera ministra en Japón, representa el ala más conservadora y nacionalista del Partido Liberal Democrático. Su ascenso despertó preocupación en Pekín, dado su historial de posiciones abiertamente antichinas.

Durante años, Takaichi visitó el santuario de Yasukuni —símbolo del pasado militarista japonés— y ha defendido una “alianza de cuasi-seguridad” con Taiwán, algo que China considera una violación directa de su soberanía.

En su encuentro con Xi, Takaichi aseguró haber “hablado francamente” sobre temas sensibles, como las actividades chinas en el Mar de China Oriental, la situación en el Estrecho de Taiwán y la protección de los derechos humanos de los uigures. Sin embargo, también manifestó su deseo de mantener una relación “estratégica y mutuamente beneficiosa”, destacando la necesidad de cooperación en comercio e inversión.

Las declaraciones de la primera ministra, sin embargo, no ocultan su línea dura. Apenas días antes de la cumbre, su gabinete aprobó un incremento en el presupuesto de defensa y confirmó su intención de reforzar los lazos militares con Estados Unidos. Pekín percibe estos pasos como parte del cerco militar que Washington impulsa en la región Asia-Pacífico.

Xi Jinping: moderación y firmeza

Xi Jinping mantuvo una postura serena, pero clara. Subrayó que China y Japón deben “manejar adecuadamente las diferencias centrándose en el panorama general” y “buscar puntos en común”. La frase, repetida por la diplomacia china desde hace años, refleja una advertencia velada: China no busca la confrontación, pero tampoco permitirá provocaciones sobre cuestiones de soberanía.

El mensaje del líder chino va más allá del protocolo diplomático. En un contexto de creciente tensión regional —desde el Mar del Sur de China hasta el estrecho de Taiwán—, Xi busca evitar que Japón se convierta en una pieza totalmente subordinada a la estrategia estadounidense. En otras palabras, Pekín está advirtiendo a Tokio que su futuro regional no puede definirse por los intereses de Washington.

China no olvida que Japón fue la potencia invasora más cruel en su territorio durante el siglo XX. Los ecos de Nankín y del expansionismo imperial japonés siguen presentes en la memoria colectiva china. Por ello, las visitas de Takaichi al santuario Yasukuni son interpretadas como una provocación simbólica.

Además, Pekín observa con cautela la política japonesa de “remilitarización” encubierta, que se ha acelerado bajo el paraguas del miedo a China y Corea del Norte. En ese contexto, Xi busca recordar a Japón que el camino de la confrontación solo beneficia a potencias externas —principalmente a Estados Unidos— que pretenden perpetuar la división y el enfrentamiento en Asia.

Una relación en equilibrio inestable

Pese a los gestos diplomáticos y las sonrisas frente a las cámaras, la relación entre Tokio y Pekín sigue marcada por profundas desconfianzas. Japón reclama el fin de las restricciones a las importaciones de mariscos y carne de res tras el vertido de aguas tratadas de Fukushima; China, por su parte, exige que Tokio abandone su apoyo político y militar a Taiwán.

Ambos países son conscientes de su interdependencia económica: Japón depende del mercado chino, mientras que Pekín necesita mantener estabilidad comercial con Tokio para sostener su red de producción industrial y tecnológica. Pero la presión de Estados Unidos amenaza con romper ese equilibrio.

El mensaje de Xi Jinping fue claro: China no busca enemigos en su vecindario, pero exige respeto mutuo y autonomía regional. Takaichi, en cambio, parece decidida a reafirmar la alianza con Washington, incluso si eso implica un deterioro de las relaciones con Pekín.

La reunión de Gyeongju no fue una ruptura, pero sí una advertencia. China le recordó a Japón que el futuro de Asia no puede construirse desde la subordinación, sino desde la cooperación y la independencia. La pregunta que queda abierta es si Tokio elegirá escuchar ese mensaje o seguirá caminando por la senda impuesta desde el otro lado del Pacífico.

*Foto de la portada: Kyodo

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