Análisis del equipo de PIA Global Elecciones 2025 Europa

Elecciones en Alemania y el futuro europeo

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini* –
El 23 de febrero Alemania decide no sólo el futuro del país sino también gran parte del rumbo europeo en un contexto regional de múltiple crisis y nueva era Trump.

El 23 de febrero los ciudadanos y ciudadanas alemanes se volcarán a las urnas para las elecciones parlamentarias anticipadas.

Tras la aprobación de la moción de censura del canciller Olaf Scholz en diciembre, y la posterior disolución del Parlamento, Alemania elegirá la nueva composición del Bundestag, el Parlamento nacional. 

La ex locomotora europea viene atravesando una profunda crisis que ha llevado al país al hundimiento total. Se vive una gran crisis energética, una fuerte desindustrialización, desempleo, aumento del costo de vida, desplome de las exportaciones, movilizaciones y medidas de fuerza de distintos sectores sociales, que han sido consecuencia del posicionamiento político de Scholz y la coalición de gobierno. 

Desde su conformación en 2021, la coalición semáforo planteó la dificultad de convivencia, acuerdo y unidad para gobernar. Los principales focos de tensión en estos 3 años se dieron en torno a la política económica y fiscal, la política energética y climática, la política migratoria y la política exterior. En 2023 el Tribunal Constitucional alemán declaró parcialmente inconstitucional la política presupuestaria del gobierno federal que había presentado Scholz, momento en el que los analistas aseguran que la alianza perdió la base financiera de su gestión, acelerando el proceso de tensiones y desacuerdos en la estrategia de gobierno.

La gota que rebalsó el vaso se dió en noviembre cuando Scholz anunció la destitución de Christian Lindner, el ministro de Finanzas y líder del Partido Liberal (FDP) a quien acusó de actuar de forma irresponsable e ideológica, y la coalición confirmó su ruptura sin retorno dando paso formalmente a la crisis política.

No obstante, la crisis política del gobierno alemán, y en especial del canciller alemán, comenzó mucho antes, en específico en 2022 cuando Scholz se posicionó geopolíticamente del lado del globalismo atlantista anunciando su sumisión ante Washington en la guerra dirigida contra Rusia.

El comienzo del fin del gobierno de Scholz se da en el momento en que decide correrse del proyecto nacional y europeo que venía construyendo Angel Merkel, gobierno del cual formaba parte como vicecanciller, y alinearse con el proyecto otanista.

El rumbo de Alemania, y por lo tanto el de la Unión Europea, podría cambiar en pocos días tras los resultados electorales de las elecciones anticipadas que inaugurará un nuevo gobierno en donde existen actores diversos en la carrera de la contienda electoral, y en donde el nuevo gobierno republicano de EEUU ya está causando planteando serios desafíos para la región.

República Federal de Alemania, ¿por qué son importantes las elecciones al Bundestag?

Alemania es un Estado federal, su forma de gobierno es el de la República Federal Parlamentaria. Cuenta con el Presidente, Frank-Walter Steinmeier, el Canciller, Olaf Scholz y el Vicecanciller, Robert Habeck. Los órganos legislativos son el Bundesrat (Consejo Federal) y el Bundestag (Parlamento).

El Bundestag Alemán es elegido cada cuatro años por las y los ciudadanos mayores de 18 años mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. Si bien Alemania posee una democracia representativa, el sistema electoral es algo complejo.

Poseen un sistema mixto, o más bien ‘representativo personalizado’ que consiste en que cada votante cuenta con dos votos para decidir en una misma papeleta. Esto es así desde la elección para el segundo Bundestag Alemán en el año 1953.

En la parte izquierda de la papeleta, se emite el primer voto (Erstestimme), por el cual se elige a un diputado. Es decir, se elige a uno de los candidatos a los 299 distritos en que se divide Alemania. En este primer voto, el diputado que haya obtenido más votos por mayoría simple consigue un escaño directo. Con este voto se elige a la mitad del Parlamento (Bundestag).

En la parte derecha de la papeleta se emite el segundo voto (Zweitestimme). Hay listas cerradas y se elige a un partido político. Este segundo voto es el decisivo, porque determinará la fuerza que tienen los diferentes partidos dentro del Bundestag. Los candidatos de las listas ocuparán la otra mitad del Bundestag. Cada partido debe obtener por lo menos un cinco por ciento de los segundos votos a nivel nacional para poder estar representado en el Bundestag.

Las funciones más importantes del Bundestag son la designación por votación del canciller federal, la legislación y el control del Gobierno.

El primer ministro, es decir el canciller federal, no es elegido directamente por el pueblo, sino a través de los diputados del Bundestag. El Presidente Federal propone al candidato o a la candidata, que por regla general es el candidato del partido que detenta la mayoría en el Bundestag.

Los diputados del Bundestag son quienes eligen al nuevo gobierno. Por lo tanto, para formar gobierno es necesario tener la mayoría absoluta de los votos de los diputados. El partido con más diputados es quien negocia con el resto de los partidos para sellar una coalición.

Esta coalición decide los cargos en el gobierno, elige canciller y secretarios de Estado. De esta manera se forma el gobierno federal en Alemania. 

Este sistema electoral tiene el objetivo de que no exista un único partido político liderando el gobierno.

El Canciller o Jefe de Gobierno, es quien controla el curso político de la República Federal de Alemania. Junto a los ministros federales forman el Gobierno Federal, popularmente conocido como Gabinete o consejo de ministros.

El rol del Canciller es sumamente importante ya que es quien dirige el rumbo político del país y el tipo de política exterior, el trato y las decisiones con los socios, aliados y ‘enemigos’.

Crisis y hundimiento de Alemania

Antes de la crisis ucraniana, Europa discutía -y resistía- la idea del proyecto de autonomía estratégica con una mirada europeísta sostenida por la entente francoalemana que incluía a Rusia en el tablero europeo y el crecimiento de la región a partir de vínculos colonialistas por un lado, y la apertura hacia otros mercados, por otro lado. Francia, con Macron presidiendo, proyectaba la necesidad de una industria militar europea, mientras que Alemania, con Merkel liderando, se consolidaba como la locomotora, el motor europeo.

El proyecto de Angela Merkel se alineó al desarrollo de un europeísmo que posicionó a Alemania como la potencia industrial regional y como actor geopolítico y competitivo relevante en el escenario internacional. Muy distinto fue el proyecto de Scholz, que se sometió a los designios y ambiciones estadounidenses en la región. La principal política exterior de Scholz tuvo como objetivo posicionar a Alemania como líder del militarismo europeo basado en el aval estadounidense, el apoyo de la OTAN y la potencial amenaza rusa a partir de la guerra en Ucrania.

En uno de los proyectos se comprende la importancia de los vínculos estratégicos con Rusia para el crecimiento nacional y regional, mientras que en el otro se considera a Rusia como enemigo declarado sin muchos argumentos sólidos alrededor de los intereses alemanes.

El hecho bisagra que comenzó la fisura de la crisis alemana fue en septiembre de 2022 cuando se concretó el ataque, sabotaje y atentado contra los gasoductos más importantes de Europa, el Nord Stream y el Nord Stream II. Los Nord Stream representaban el principal centro desde donde se repartía el gas al resto de los países europeos, dejando a Estados Unidos y su lobby energético fuera de la ecuación y a Alemania comerciando exclusivamente con Rusia, y como centro energético europeo enviando gas barato a otros países. 

El sabotaje se dió 6 meses después de iniciada la operación militar especial rusa en Ucrania, las sanciones de la Unión Europea (UE) contra Rusia ya iban por el séptimo paquete de sanciones, mientras se inauguraba el gasoducto Baltic Pipe, las múltiples crisis calaban hondo en toda la región producto de las sanciones, Scholz rompía con la tradicional política de Estado alemana de no proporcionar armas en zonas de conflictos y aprobaba el envío de armas a Ucrania. Scholz ya había pronunciado su discurso ante el Bundestag en donde la nueva era “Zeitenwende” auguraba una nueva política de defensa de Alemania que incluía la creación de un fondo especial de 100 millones de euros, el aumento del gasto militar al 2% del PBI y la reducción del suministro energético ruso.

Cada uno de estos pasos posicionaron a Alemania del lado de los intereses de la OTAN bajo las alas de Washington. El sabotaje de los gasoductos Nord Stream junto al vergonzoso silencio e inacción de la coalición semáforo fue la concreción del principio del fin del gobierno de Scholz y del hundimiento de Alemania.

Al sabotaje de los Nord Stream se le sumaron las sanciones europeas contra Rusia y la implementación de la Ley IRA en EEUU, que dejó a Alemania sin energía que sostuviera el consumo interno y la calidad de vida, pero en especial el consumo energético del rubro industrial de la locomotora europea. Así comenzó el proceso de desindustrialización y desempleo, que no solo afectó a Alemania sino a toda Europa.

La crisis energética se disparó para Europa, lo que llevó a un acuerdo entre Bruselas y Washington para que EEUU sea el proveedor energético para Europa, una energía no sólo mucho más costosa sino que también contaminante, lo que contradice también los valores europeos. Con una Unión Europea en crisis energética, las industrias comenzaron a afrontar fuertes consecuencias para la producción, luego para mantenerse, luego para sostener empleos, y por último para no cerrar sus puertas. Varias grandes empresas, como Volkswagen, planean o ya han cerrado sus puertas. Algunas simplemente no resistieron y otras decidieron mudarse de territorio.

En su reciente aparición a raíz de la presentación de sus memorias, Angela Merkel aseguró que “Berlín era plenamente consciente de que Washington quería acabar con Nord Stream”, de hecho lo intentó en reiteradas oportunidades y de distintos modos, sin éxito, hasta 2022.

«Estados Unidos argumentó que sus intereses de seguridad se veían afectados por la construcción del oleoducto porque su aliada Alemania se haría demasiado dependiente de Rusia. En realidad, me pareció que Estados Unidos movilizaba sus formidables recursos económicos y financieros para impedir las empresas de otros países, incluso de sus aliados», escribe Merkel.

Estados Unidos es el mayor responsable del hundimiento alemán y la crisis energética de toda europa, de hecho fue uno de los principales objetivos de los socios transatlánticos: someter a Europa. Generando la dependencia energética, a partir de las sanciones contra Rusia y saboteando a los Nord Stream; destruyendo su industria y a sus principales competidores comerciales, Alemania y Francia, quitando la energía barata para la producción, estableciendo una ley nacional -IRA- que invita a las industrias europeas a abandonar el continente e ir a producir a EEUU con incentivos financieros y energía barata, y desabasteciendo el mercado de productos críticos.

Alemania preocupaba a EEUU como competidor industrial, como potencia con fuerte peso en las decisiones europeas, por su enorme crecimiento vinculado a las relaciones con Rusia y China, que fortalecía al proyecto multipolar en Europa, y por la posibilidad del fortalecimiento del eje franco-alemán. EEUU ha logrado borrar el potencial alemán aislandolo de Rusia, China y Francia, mientras lo ha sometido a sus intereses y decisiones.

Este objetivo y sus consecuencias no se acaban con el triunfo de Trump, ya que por un lado significa la profundización de políticas por parte de los Estados Unidos contra sus aliados, que ya no disfrazarán bajo la máscara de la crisis climática o la guerra contra Rusia, sino que contundentemente como lo ha dicho y hecho en su gestión anterior, Trump buscará un proteccionismo nacional enfocado en una política arancelaria. Aunque por otro lado podría significar una nueva posibilidad para Alemania de reencauzar su política energética y vínculos con Rusia, dependerá de lo que suceda el 23 de febrero.

Las decisiones de la coalición semáforo liderada por Olaf Scholz persiguiendo los deseos de las élites europeas del globalismo atlantista llevó a Alemania a una situación angustiante con una economía en recesión y desindustrialización. Mientras la ciudadanía sufre las múltiples crisis, Scholz continuó avanzando con el tipo de política belicista que priorizaba la seguridad y la defensa aumentando el gasto militar, enviando tropas a otros países como los bálticos, enviando armamento a Ucrania, dando comienzo a la era “Zeitewende”, imponiendo sanciones contra Rusia, y apostando a la “continuación de la guerra en Ucrania con su enorme gasto, al que Alemania ha contribuido, según datos del Instituto Kiel, con nada menos que 15.692 millones de euros, segunda en tamaño total sólo por detrás de EEUU, a la cabeza con 88.334 millones de euros”, explican Vento y Giusti.

Aún así Scholz se mantuvo en la línea junto a sus ‘aliados’ transatlánticos que le ha costado muy caro dentro de Alemania. El tipo de política exterior de Scholz enfocado en el apoyo ferviente a Ucrania y financiamiento a Kiev mientras su país atravesaba profundas múltiples crisis, generó un enorme descontento social que ha repercutido en la crisis de gobernabilidad de la coalición semáforo.

Esto se vió por un lado en el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo en donde AfD quedó en segundo lugar quedándose con 15 escaños, 6 más que en 2019, y ubicando al SPD al tercer lugar con 14 escaños, mientras los verdes de Die Grüne perdieron 9 escaños. Por otro lado, se reflejó en el resultado de las elecciones regionales en los Lander (Estados) alemanes de Sajonia y Turingia en donde la CDU, BSW y AfD protagonizaron los resultados. 

Estos resultados nos indican la crisis y el colapso de los partidos políticos tradicionales de Alemania, pero en especial el fuerte rechazo de las políticas belicistas encabezadas por Scholz y el amplio apoyo que ganaron los partidos que se oponen a la política de alineamiento otanista en política exterior, a la participación alemana en la guerra en Ucrania y a las tensiones entre la UE y Rusia.

Tanto AfD, ubicado como extrema derecha, como BSW, ubicado como extrema izquierda, comparten una visión de oposición de involucrar a Alemania en la guerra de Ucrania, como también una política conservadora en el aspecto migratorio. El único partido tradicional que se mantiene en competencia es la CDU. Una CDU que gobernó con Angela Merkel, hoy una CDU distinta liderada por Friedrich Merz.

¿Quiénes son los candidatos?

Los principales candidatos a canciller son Friedrich Merz de la CDU/CSU; Alice Weidel de AfD; el actual canciller Olaf Scholz apuesta a su reelección con el SPD; el actual vicecanciller Robert Habeck de Alianza 90/Los Verdes; Christian Lindner del FDP; 

Jan van Aken y Heidi Reichinnek de Die Linke; y Sahra Wagenknech de BSW.

De acuerdo al último análisis realizado por El Electoral el 29 de enero, la CDU es el principal partido favorito en intención de voto seguido de cerca por AfD. 

“Sin embargo, su posición [de la CDU] se habría debilitado en el último mes, reduciendo en 4 puntos su ventaja sobre la ultraderecha de Alternativa para Alemania, que se acerca a su nivel máximo de intención de voto. Con estos números, una coalición entre democristianos y socialdemócratas se sitúa como la que mejores números tendría, indica El Electoral.

“De acuerdo con la última media de encuestas electorales, la CDU/CSU baja un par de puntos hasta el 30 %, aún unos 6 puntos por encima del resultado electoral de 2021. Por su parte, Alternativa por Alemania supera por más del doble el último resultado electoral y se coloca con un 21 %. Los socialdemócratas del SPD se mantienen con un 16 %, un par de puntos por encima de Los Verdes, que frenan su repunte de los meses pasados y se quedan con un 13,5 %. La izquierda nacional-conservadora de la Alianza Sahra Wagenknecht pierde fuelle, quedando, con un 4,8 %, ligeramente por debajo de la barrera electoral, mientras que Die Linke consigue repuntar hasta el 4,2 %. El liberal FDP se queda con un 4 % y el centroderechista Votantes Libres registra un 2 %, porcentajes con los que no lograrían ninguna representación”.

El rápido crecimiento de la extrema derecha AfD desde 2022, por el momento puede describir el descontento social, no obstante, el tiempo dirá si este apoyo se debe sólo a un “no apoyo” a los partidos tradicionales, o si realmente se trata de un apoyo al proyecto de extrema derecha.

El crecimiento de AfD no es un ‘fenómeno único’ en Europa, en 2024 hemos visto como partidos de las más variadas derechas han logrado acceder al gobierno y otros han ganado terreno electoral.

La candidata a canciller de AfD es economista y copresidenta del partido desde 2022. Ha sido una de las figuras más destacadas de AfD en el Bundestag en los últimos años especialmente en temas contra la inmigración y las políticas de la UE. Previo a formar parte de los partidos políticos, Weidel trabajó en Goldman Sachs, Allianz Global Investors Europe en Frankfurt y en el Banco de China.

Uno de los principales temas de campaña es la oposición a las políticas migratorias de la UE y del gobierno alemán desde Ángela Merkel, mientras propone deportaciones y restricciones; se opone a la transición energética y las políticas climáticas; es euroescéptica y propone la salida de Alemania del euro; ha sido muy crítica del alineamiento con EEUU y la OTAN y la política contra Rusia; apuesta por un fortalecimiento del vínculo pragmático con China.

AfD ha sido centro mediático en Europa, en especial en este último tiempo debido al público apoyo que recibió de Elon Musk, generando un fuerte rechazo de sus opositores tanto en Alemania como en el continente.

El apoyo de Musk a AfD se vió desde publicaciones en X diciendo «solo la AfD puede salvar a Alemania», artículos de opinión respaldando a AfD en el medio alemán Welt am Sonntag, hasta la entrevista realizada por Musk en un vivo en X en enero a Alice Weidel, incluso Musk participó virtualmente en un mitin de la AfD en Halle, brindando un discurso público.

Este apoyo de Musk ha generado controversias y críticas, incluso ocupó gran parte mediática de la campaña electoral, en Alemania y en Europa en general. La élite europea al frente de las instituciones de Bruselas se encuentran desesperadas por controlar la guerra cognitiva y la guerra de la información en el espacio europeo con la excusa de la supuesta “interferencia rusa” o en este caso de Musk. 

De hecho a mediados de 2024 el Parlamento Europeo creó la Comisión Especial sobre el Escudo de la Democracia Europea, como propuesta de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen. Dicha Comisión Especial tiene como objetivo tener el control sobre las plataformas digitales, la inteligencia artificial, el contenido, como también brindar apoyo a medios de comunicación y periodistas, todo con el supuesto objetivo de monitorear los intentos de injerencia extranjera en elecciones nacionales y europeas.

Por otro lado, se encuentra el candidato a canciller de la CDU, Friedrich Merz, abogado, presidente de la CDU desde 2022, diputado y principal opositor en el Bundestag. Durante unos años Merz abandonó la carrera política alemana y trabajó en el sector privado, incluyendo Black Rock, y volvió tras conocer la salida de Merkel de la política.

Merz y Merkel tienen un vínculo muy tenso desde hace décadas debido a diferencias en el tipo de proyecto y políticas de la CDU y de la disputa por el liderazgo del partido. Merz representa a un ala conservadora y liberal de la CDU, mercado desregulado, menos intervención estatal, políticas migratorias duras, algo euroescéptico mientras que Merkel se caracterizó por ser más centrista, pragmática y social, encauzó la política migratoria de puertas abiertas y defendió la integración europea.

En 2022 Merz asume el liderazgo de la CDU con el objetivo de reavivar el electorado conservador promoviendo una agenda de políticas alineadas a la tradición cristiana-demócrata, restricciones fronterizas, desregulación del mercado, reducción de impuestos. Si bien apoya la integración europea apuesta por una UE menos centralizada. Defiende el aumento del gasto militar y el fortalecimiento de la OTAN, apoya la ayuda militar a Ucrania y la posición contra Rusia, mientras que apuesta a la cooperación con Francia y una reducción de la dependencia económica con China.

Aunque Merz y von der Leyen, ambos de la CDU, poseen algunas diferencias estratégicas en los proyectos, se ha visto en algunas oportunidades un apoyo mutuo. Una CDU de Merz se encuentra mucho más cercana al proyecto von der Leyen que una AfD de Weidel.

“Sería paradójico que las fuerzas del establishment político alemán CDU a la cabeza, junto con la cúpula de la Comisión Europea liderada por Ursula Von der Leyen también de la CDU, después de haber provocado el desastre mencionado favoreciendo el ascenso de la AfD e invocado el cordón sanitario democrático contra este partido hasta el día de hoy, a la luz del resultado de las elecciones de febrero pudieran llegar a un acuerdo con la extrema derecha llevándola de nuevo a la Cancillería de Berlín, quedando así definitivamente libre de toda acusación”, finaliza el análisis Vento y Giusti.

Merz aseguró que no formará coalición con AfD, en especial tras lo sucedido hace unos días cuando “la CDU consiguió sacar adelante una legislación extremadamente dura en materia de política de inmigración y asilo. Según el plan propuesto por Merzt, migrantes y solicitantes de asilo podrían ser rechazos en la frontera alemana y ser deportados más ágilmente. El político alemán ya se había manifestado con anterioridad sobre las políticas en materia migratoria de Merkel. Pues bien, este plan fue votado y aprobado gracias al apoyo de la AfD y de los liberales del FDP. El mítico cordón sanitario alemán contra la ultraderecha se rompía y lo hacía además en vísperas de una importante convocatoria electoral”, resume Ruth Ferrero-Turrión.

El 23 de febrero Alemania decide no sólo el futuro del país sino también gran parte del rumbo europeo en un contexto regional caracterizado por el debilitamiento del globalismo atlantista, por el avance de los diversos proyectos de derechas que se resisten a la concentración y centralidad en la toma de decisiones de Bruselas, por la enésima crisis francesa y en especial de Macron, y por la nueva era Trump que anuncia aranceles, impone mayor gasto militar del PBI nacional en la OTAN y el posible fin de la ayuda estadounidense a Ucrania que dejaría a Europa sola haciéndose cargo de continuar sosteniendo la crisis ucraniana y las incontables consecuencias del alineamiento de Bruselas al proyecto globalista atlantista.

*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: PIA Global.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

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