El año pasado, sin hacer mucho ruido, Rusia presentó su sistema de misiles antisatélite (ASAT) S-550, que puede alcanzar naves espaciales, vehículos de reentrada de misiles balísticos y objetivos hipersónicos a decenas de miles de kilómetros de altura.
Se cree que el S-550 es un sistema móvil especializado en la defensa estratégica contra misiles balísticos de alcance intercontinental (ICBM), con una función de «ataque espacial» y «defensa espacial», en referencia a las misiones de ataque a satélites enemigos.
El S-550 es una posible continuación de un programa de armas de finales de la era soviética para un «sistema de defensa aérea terminal de alta movilidad» en desarrollo desde 1981 hasta 1988. Luego fue desechado como parte de los acuerdos de control de armas entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
Sin embargo, algunos analistas han puesto en duda las afirmaciones de Rusia sobre el desarrollo de dicho sistema, señalando incoherencias y vaguedades entre los pronunciamientos de los medios de comunicación rusos y las declaraciones de altos cargos militares rusos.
Afirman que pretender tener un sistema capaz de defenderse de las amenazas hipersónicas y espaciales es una tarea difícil, si no inverosímil, dadas las limitaciones actuales de la tecnología de defensa antimisiles.
Además, señalan que puede haber una posible confusión entre el S-550 y el S-500, otro sistema que se está desarrollando para la defensa antimisiles.
Pero si se demuestra que las afirmaciones de Rusia son ciertas, el sistema ASAT móvil S-550 aumenta la flexibilidad operativa y la capacidad de supervivencia de las capacidades ASAT de Rusia, en comparación con sus actuales sistemas fijos y espaciales.
Una ventaja móvil
Un sistema ASAT móvil como el S-550 aprovecha el enorme territorio ruso para hacer más imprevisibles las ubicaciones de lanzamiento de los ASAT, reduciendo el tiempo de respuesta contra los ataques e impidiendo que los adversarios apunten a las armas ASAT, ya que el sistema de lanzamiento podría trasladarse inmediatamente a nuevas ubicaciones.
Esto contrasta con los sistemas fijos, cuyas ubicaciones de lanzamiento son conocidas, lo que posiblemente los hace vulnerables a los ataques, y con los sistemas basados en el espacio, que cuando se dañan o destruyen no pueden ser reemplazados fácilmente.
Así, el S-550 de Rusia se suma a su ya importante arsenal de armas ASAT, que considera una respuesta asimétrica necesaria a las capacidades estadounidenses basadas en el espacio.
El año pasado, Rusia probó su misil ASAT Nudol PL-19, derribando su satélite inactivo Kosmos 1408, que ha estado en órbita desde 1982. A diferencia del S-550, el Nudol es un sistema estacionario que requiere plataformas de lanzamiento fijas.
La prueba creó un campo de escombros de 1.500 fragmentos rastreables en órbita baja, que pueden amenazar a otros satélites y a los vuelos espaciales tripulados. La prueba tuvo lugar a 80 kilómetros por encima de la Estación Espacial Internacional (ISS), lo que obligó a su tripulación a ponerse a cubierto cuando los desechos de la prueba se cruzaron con la órbita de la ISS en múltiples ocasiones.
Rusia también tiene un largo historial de sistemas ASAT coorbitales, que son satélites que pueden atacar a otros satélites. En la década de 1960, Rusia desarrolló el sistema ASAT Istrebitel Sputnikov (IS). Tras ser lanzado en órbita, el interceptor se separaba del booster, maniobraba cerca del objetivo y explotaba para liberar la fragmentación con un alcance efectivo de 50 metros.
El sistema se modernizó posteriormente para convertirse en el estándar IS-M, que podía atacar objetivos en órbita más alta.
En la década de 1990 se probó un sistema posterior, el Naryad-V. Al igual que su predecesor Nudol, Naryad-V es un sistema estacionario que utiliza un vehículo de lanzamiento de combustible sólido y una etapa superior de combustible líquido muy capaz, lo que le permite apuntar a una gama extremadamente amplia de órbitas con lanzamientos rápidos de grandes cantidades a la vez.
Sistemas de guerra electrónica
Aparte de estos sistemas de ataque duro, Rusia también dispone de varios sistemas ASAT de guerra electrónica (EW). Entre ellos se encuentran los sistemas terrestres de interferencia de satélites Tirada-2 y Bylina-MM.
El Tirada-2 se utilizó por primera vez en 2001 y, según se afirma, es capaz de sobrepasar las contramedidas electrónicas de los satélites enemigos, obligándoles a gastar toda su energía en intentar superar el bloqueo y privándoles de la capacidad de retransmitir señales a tierra.
El sistema Bylina-MM está diseñado para apuntar a los satélites que operan en la «banda milimétrica», que corresponde a la frecuencia extremadamente alta (EHF), la banda del espectro electromagnético de 30 a 300 gigahercios.
Rusia también mantiene la capacidad de desplegar jammers ASAT basados en el espacio. Sin embargo, los detalles de este programa siguen siendo clasificados. A pesar de ello, los satélites con cargas útiles EW serían capaces de interferir en los sistemas de control, inteligencia, comunicaciones y navegación de los satélites enemigos.
Estos avances apuntan al cambio de pensamiento estratégico de Rusia, que sitúa el espacio exterior como el nuevo centro de gravedad operativo de las operaciones militares contemporáneas. Este cambio queda demostrado por la fusión en 2015 de las Fuerzas Aéreas y las Fuerzas de Defensa Aeroespacial de Rusia en las Fuerzas Aeroespaciales Rusas.
Las observaciones de Rusia durante el bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN en 1999, en el que los ataques aéreos y espaciales constituyeron la primera etapa de la intervención de la OTAN, pueden haberle impulsado a fusionar sus fuerzas de defensa del aire y del espacio exterior.
Esto refleja la práctica de los principales ejércitos modernos, como Estados Unidos y China, de fusionar estos dominios como parte de un espacio de batalla integrado.
*Artículo originalmente publicado en Asia Times
Foto de portada: mil.ru