La mayor de las Antillas, había generado un nuevo comienzo, una nueva realidad político- económica, paridora de otras nuevas realidades en los campos de la cultura, del deporte, de la investigación científica, de la producción, de la resistencia, de las relaciones internacionales y así cada una de las realidades que dan forma a lo que conocemos como revolución.
Realidades construidas al calor del esfuerzo titánico y de la solidaridad, de la entrega del todo para todos, con la conciencia como locomotora para dejar atrás el pasado, con la comprensión del mundo y de su lugar en el mundo, Cuba, no sólo se hizo visible para los infatigables luchadores de nuestra Patria Grande, también se visibilizó ante la fuerza depredadora más criminal del planeta; los Estados Unidos de América.
Cada medida del gobierno revolucionario, cada discurso de Fidel, cada movilización masiva del pueblo cubano era una bofetada en el rostro hipócrita de quienes se llenaban la boca con la palabra “libertad” y “democracia” desde la tierra del segregacionismo, las mafias y el infame accionar imperialista.
Cuba en 1958 tenía 3 universidades, en las que solo podían estudiar los hijos de la gente pudiente, no podían estudiar los jóvenes pobres hijos de trabajadores y campesinos; hoy existen 56 universidades donde pueden estudiar todos los hijos de los cubanos, que forma las tan amadas brigadas de médicos, socorristas y educadores que transitan los lugares más recónditos del planeta. Otros, están en EEUU, en Miami; fueron formados en Cuba al calor del amor y la solidaridad, con un sin número de dificultades y privaciones, pero se hicieron ingenieros en Cuba, médicos en Cuba, arquitectos en Cuba, y en vez de pagar con amor lo que les brindó la revolución, pagan vergonzosamente con odio.
Desde 1959, EEUU enfocó su política en contra de la revolución cubana y admitió en su territorio a los grandes asesinos y criminales de la dictadura batistiana, una dictadura batistiana apoyada por partidos políticos norteamericanos que dicen ser muy demócratas.
Para 1959, el 73% de las exportaciones de Cuba iban para los Estados Unidos y el 70% de las importaciones procedían de ese territorio.
El gobierno de Dwight D. Eisenhower se planteó terminar con la revolución cubana mediante una política destinada a evitar comerciar con Cuba alimentos, medicinas, y otros insumos indispensables para la supervivencia y la producción buscando rendir al pueblo cubano por hambre y que eso provocara un alzamiento popular.
La respuesta fue distinta, la revolución cubana, sus hombres y mujeres se mantuvieron más firmes que nunca y enfrentaron esa política brutal y fascista.
En este escenario de agresiones económicas y provocaciones armadas, Fidel se puso a la cabeza de la lucha antimperialista y en concordancia con la Ley 851 de Defensa de la Economía Nacional. suscribió el 24 de octubre la Resolución No. 3 por la cual se nacionalizaban 166 empresas de personas o firmas norteamericanas, entre las que figuraban la Ten Cents, Sears, el Molino Harinero Burrus, la Fundición McFarland, la Firestone, la Goodrich, la Canada Dry, la Coca Cola, Minimax, el Ekloh, Abbot, Squibb, y el Ferrocarril de Hershey entre otras.
Esta Ley 851 fue la justa respuesta a una de las primeras acciones del criminal bloqueo como la reducción de la cuota azucarera, y Fidel mandó con ella un claro mensaje al imperio “…en ese intento de irnos quitando la cuota, libra a libra, ¡le iremos quitando central por central! ¡y le iremos quitando, centavo a centavo, hasta la última inversión de norteamericanos en Cuba! y no solo eso, sino que, libra por libra, ¡iremos suspendiendo todas las importaciones norteamericanas en Cuba! que el mundo es ancho y nosotros les compraremos a los que nos compren.”
La Casa Blanca comenzó su escalada terrorista con un pretencioso plan de la CIA que incluía una variedad de acontecimientos, para los cuales recurrió a organizaciones contrarrevolucionarias cubanas para que se involucraran en alzamientos, operaciones de espionaje, campañas mediáticas, atentados como el que provocara la voladura en la bahía habanera del vapor francés La Coubre, que traía armas para el Ejército Rebelde, causando un centenar de muertos y más de 400 heridos.
También entrenaron personal de origen cubano en Guatemala y en Nicaragua e invadieron a Cuba en abril de 1961, pero fueron derrotados deshonrosamente. Más de mil quinientos hombres armados hasta los dientes y apoyados por EEUU, no pudieron con los combatientes del Ejército Rebelde, ni con los combatientes de las Milicias Nacionales Revolucionarias, que en hechos heroicos derrotaron de manera humillante a esas fuerzas mercenarias al servicio de la antipatria.
Desde entonces crearon otras acciones como la Crisis de Octubre y prepararon más de 637 atentados contra Fidel Castro, todos sin resultados, también presionaron y sancionaron a quienes con el correr del tiempo se solidarizaron con la revolución o tomaron conciencia de las posibilidades comerciales que brindaban los logros del proceso revolucionario en materias como la ciencia y la salud que en los países capitalistas eran imposibles de alcanzar debido al yugo de la dependencia que imponía la política exterior norteamericana.
Estos intentos de las distintas administraciones norteamericanas por aislar a Cuba del resto del mundo, trascendió el marco netamente económico, pero no pudo evitar que Cuba brillara en la música, la literatura, el deporte, el turismo y en cuanta actividad resultara un desafío para demostrar que más allá de la adversidad, había un pueblo decidido a vencer.
Pasó el tiempo y desde hace años el vetusto y decadente imperialismo es reprobado en las Naciones Unidas, cuando se trata el bloqueo criminal contra Cuba. Pasó el tiempo, pero la cavernaria y anquilosada partidocracia norteamericana no cesa de alimentar el odio incongruente contra el noble pueblo y gobierno cubano, al punto de convertir el campeonato mundial de béisbol realizado en EE.UU. en un acto político; algo inadmisible para el mundo del deporte.
El campeonato mundial de béisbol fue un hecho sumamente importante en el mundo del deporte y lamentablemente ha sido convertido en un hecho político al cierre de su edición en Estados Unidos. Algo impensable que pudiera haberse desarrollado en cualquier país y menos en el país que se dice adalid de la democracia. No se entiende, que en nombre de una supuesta libertad y la democracia se utilice al mundo del deporte, para atacar a otros países políticamente. Eso es lo que sucedió en Miami los días pasados.
Han pasado 60 años de bloqueo, han apretado la garganta al pueblo para que se alce, han utilizado a grupitos opositores tanto internos como externos financiados por Marco Rubio, por Bacardí, por las grandes empresas norteamericanas, contra su patria y este nunca se ha alzado.
Es inaudito que se haya utilizado el escenario y el territorio de Miami para convertir un juego de béisbol en un hecho político contra la revolución cubana, aunque en definitiva no lo lograron.
Cuba es el único país que para que sus peloteros, muy buenos, puedan jugar en las ligas mayores, tienen que dejar de vivir en Cuba promoviendo cínicamente la deserción y la emigración irregular. Ahora mismo, admitieron que algunos jugarán con Cuba en este torneo, pero bajo condiciones denigrantes y absurdas dado que no podían viajar a Cuba, ni incorporarse al equipo con antelación para poder entrenar de conjunto y en parte fue la causa principal de los dos juegos iniciales perdidos, así como hostigaron a esos jugadores y sus familiares, incluidos niños, lanzándoles objetos en las gradas. Repito, es denigrante esta actitud de los que la realizaron y de las autoridades que la permitieron bochornosamente esto. ¿Dónde dejaron la cacareada democracia o cuando menos un comportamiento civilizado?
Cuba perdió en la final de béisbol con un equipo estadounidense que era realmente superior, pero no perdió la moral, no perdió la conducta, la dignidad y los principios ante las provocaciones y la presión que bajaban de las gradas por el triste papel de los sectores mafiosos y amenazadores de los contrarrevolucionarios que, ante los ojos del mundo, pensaban humillar a la representación caribeña en la derrota, pero no lo lograron, tampoco lograron deserciones masivas y mucho menos la desmoralización de este glorioso equipo, por el contrario, volvieron con la moral a la altura del Pico Turquino y de los Andes, y ellos, nuevamente perdieron en su acción política.
Esa misma derrota los espera este domingo 26 de marzo, cuando el pueblo cubano les dé una lección de democracia, no la democracia mafiosa y corrupta a la que se han acostumbrado en el coloso del norte, en la que pierde el que más votos consigue y en la cual los resultados pueden tardar un mes en conocerse. No, no se trata de esa democracia.
Nos referimos a una democracia sin intentos de magnicidio para eliminar al oponente, sin paramilitares para evitar que la gente pueda votar, hablamos de una democracia que no le teme a las críticas, que hace del pueblo un protagonista y no un convidado de piedra, una democracia en la que se recoge la discusión política para consagrar a los responsables de conducir un vote en el que reman todos y en el cual el destino ya está fijado y no es otro que el triunfo del socialismo.
Tony López* Periodista, politólogo y analista internacional.
Oscar Rotundo** Analista político internacional, editor del equipo de PIA Global
Foto de portada: Selección cubana de béisbol en un recibimiento por todo lo alto tras su memorable actuación en el V Clásico Mundial/prensa-latina.cu/