Este viernes el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky, confirmó en una conferencia de prensa que la parte rusa estaba satisfecha con el comienzo de las negociaciones y adelantó que se acordó un intercambio de prisioneros de guerra que involucra a 1.000 prisioneros de cada lado. Además aclararon que tomaron nota de la petición de la parte ucraniana de una reunión cara a cara entre Putin y Zelensky.
Por último, ambas delegaciones acordaron volver a reunirse para que las partes presenten su visión de un posible alto el fuego.
En principio parece un buen comienzo para Rusia ya que logró consolidar, tras 24hs de complicadas tensiones en Turquía, el inicio de las negociaciones sin necesidad de establecer un alto fuego previo como lo venía exigiendo Zelensky y sus aliados atlantistas europeos. Al igual que dejó en evidencia el real y serio interés por parte de Rusia, como cada vez, en sentarse a negociar siendo coherentes con los objetivos rusos desde el primer día.
Estas negociaciones son las primeras luego del intento en marzo de 2022, también en Turquía, que fueron boicoteadas por los países europeos, más específicamente por el entonces primer ministro del Reino Unidos, Boris Johnson.
Desde la parte rusa, la delegación sigue siendo la misma que en 2022, lo que para algunos representa la firme determinación y el necesario punto de partida, mientras que para Zelensky “demuestra que Rusia no ha cambiado su enfoque básico: hace muchas declaraciones, muchas amenazas, pero no resuelve nada”, tildando la delegación rusa “de muy bajo nivel”, de “cabezas vacías” y de no tener poder de decisión. No obstante, por parte de Ucrania, quien ha visto cambiar de funcionarios muchas veces, la delegación estaba liderada por el Ministro de Defensa Rustem Umerov.
Zelensky habló en la Cumbre de la Comunidad Política Europea mientras se sucedían las conversaciones en Estambul, y, sin causarnos ningún tipo de sorpresa el discurso y los modos, aseguró que Putin tuvo miedo de ir a Turquía a tener un diálogo directo con él para avanzar hacia el fin de la guerra.
También dijo que la prioridad de Ucrania es el alto el fuego total, incondicional y honesto. “Si los representantes rusos en Estambul ni siquiera pudieron acordar ese primer paso, obviamente necesario, entonces quedará 100 % claro que Putin continúa socavando la diplomacia. De no ser así, debe haber al menos algún resultado hoy, empezando por un alto el fuego”, dijo el mandatario ucraniano.
No obstante, la delegación ucraniana decidió comenzar el diálogo con Rusia sin la imposición del alto el fuego, con diplomacia y sin la altanería de su dirigente, logrando iniciar un período de negociaciones con puntos concretos, reales y que permiten continuar el diálogo. Zelensky aún no hizo declaraciones al respecto.
Por su parte, Medinsky advirtió que “muchos dicen que las negociaciones para lograr la paz deben estar precedidas por un alto el fuego. Eso lo dice la gente que no conoce nada de historia”. “La guerra y las negociaciones siempre van de la mano en la historia”, sostuvo el representante de Moscú.
Por otro lado, el hecho de que Zelensky propusiera un cara a cara con Putin en la primera mesa de negociación significa que, o posee un gran desconocimiento sobre cómo funcionan los procesos de negociación y la diplomacia, o vuelve a utilizar la retórica para provocar y establecer falsas pretensiones como reales posibles para luego señalar que Putin no tiene las intenciones de llegar a la paz. Parece que fue lo segundo, ya que no dudo en decir que Putin tuvo miedo de encontrarse con él en Turquía.
¿Y los europeos?
Otro hecho evidente de estas primeras negociaciones en Turquía es lo innecesario que son los países europeos en este proceso. Incluso, no sólo prescindibles sino que necesariamente deben quedar fuera de la mesa si es que existe el objetivo real de una búsqueda por la paz y el fin de la guerra.
A pesar de que Zelensky se muestre junto a Macron, Merz, Starmer y Tusk, esto no significa que los actores tengan voz y voto en el proceso de negociación. Incluso las principales fotos de estos líderes reunidos sobre el tema de las negociaciones en Estambul fueron alrededor de un teléfono escuchando atentamente la voz de Trump.
Los países europeos, aquellos que se encuentran liderando el camino belicista de la Unión Europea, el bloque del globalismo atlantista, sólo se han encargado de boicotear cualquier intento de negociación, de perpetuar la guerra suministrando armamento ya ayuda financiera a Kiev, imponiendo sanciones a Rusia, elevando la retórica antirusa y construyendo el enemigo ruso como pretexto para la hipermilitariotanización de la región. Sumergiendo así a la región en múltiples crisis ante las cuales sólo ofrecen como solución más armas, aumento del gasto en defensa, endeudamientos y algún kit de supervivencia.
Reino Unido, Francia, Alemania, Polonia y la Comisión Europea habían declarado su apoyo incondicional a Ucrania proponiendo el alto al fuego por 30 días como condición excluyente para iniciar las negociaciones, que sólo era una falacia ya que no tenía verdaderas intenciones de búsqueda de paz. Se han dedicado con más entusiasmo a diagramar una posible “fuerza de paz” para introducir en territorio ucraniano, aún cuando en ninguna circunstancia y ninguno de los verdaderos actores del conflicto, EEUU y Rusia, hayan considerado siquiera esa posibilidad, al contrario, para Rusia significaría violar una de las principales líneas rojas por las cuales comenzó la Operación Militar Especial.
Cada una de las acciones de estos actores europeos sólo demuestran que no poseen interés en negociar y que buscan escalar o mantener la guerra. Esto incluye el nuevo paquete de sanciones, (el número 17, mientras ya redactan el 18).
Este accionar no se debe a un mero capricho político, o a verdaderas intenciones con el pueblo ucraniano en la búsqueda de paz, hemos analizado reiteradas veces que el bloque del globalismo atlantista se está debilitando y mientras atraviesa profundas crisis ve en el potencial de las negociaciones la caída de su principal proyecto gracias al que se sostiene.
El principal punto en donde se evidencia la resistencia globalista a su derrota se da alrededor del conflicto ucraniano. Los eventos desde el comienzo de conversaciones entre EEUU y Rusia mostró de manera más evidente el rol de cada actor europeo, al tiempo que constata las fracturas internas a nivel europeo con partidos y ciudadanos que no tienen como objetivo seguir detrás del proyecto globalista, pero también fracturas dentro del mismo globalismo atlantista. La reunión en Arabia Saudita entre Washington y Moscú ya había sido un duro golpe al principal eje que motoriza la aplicación de políticas de guerra mientras demostró el fracaso de tales decisiones y los verdaderos intereses movilizados detrás del “apoyo europeo a Ucrania”.
Por supuesto es importante aclarar que los acontecimientos belicistas que se viven en Europa no representan a los intereses de la región ni tampoco expresan todo lo que sucede en Europa. Ha sido parte de la construcción hegemónica que las instituciones de la UE se autoatribuyan la representatividad de todo el continente y tomen decisiones que afecten a toda la región sin siquiera ser una estructura elegida democráticamente por sus ciudadanos.
No obstante, ante el posible desarrollo de las negociaciones y mientras realizan todos sus esfuerzos para que no suceda, el bloque globalista atlantista europeo pone su energía en avivar otros focos de tensiones en la región como se vive en los Balcanes, o en la misma militarización del continente acercándose cada vez más a la frontera con Rusia agitando el fantasma ruso y migratorio.
Como última noticia vimos como Macron de Francia y Tusk de Polonia (país que este domingo tiene elecciones presidenciales) firmaron un acuerdo bilateral de amistad y cooperación reforzada que abarca una amplia gama de temas, desde la defensa mutua y la interacción en el seno de la UE hasta los contactos culturales y educativos. Aunque el acuerdo rebasa de ambigüedad, y no se menciona explícitamente el paraguas nuclear de Francia como protección para Polonia, Macron ha declarado reiteradas veces que la estrategia francesa de contención contra Rusia posee un dimensión europea.
Luego de vivir fracaso tras fracaso en política exterior (y también en política nacional), a Macron sólo le queda como última posibilidad de mostrar algún éxito de su mandato posicionarse como el líder militar europeo de las fuerzas antirusas.
Otra noticia reciente se dió en torno a la OTAN, en donde Washington anunció que iniciará consultas con los aliados de la Alianza sobre la retirada de las fuerzas militares estadounidenses de los países europeos luego de la Cumbre en La Haya en menos de un mes, de acuerdo a Matthew Whitaker, representante permanente de EEUU ante la OTAN.
El resquebrajamiento de la alianza transatlántica y las eventuales negociaciones entre Rusia y Estados Unidos por Ucrania, implican un durísimo golpe para el globalismo atlantista europeo.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: extraída del X de Volodimir Zelensky.