La muerte de Idris Déby vino seguida por un golpe de Estado militar encabezado por su hijo, Mahamat Idriss Déby Itno, que disolvería el parlamento tan solo unas pocas horas después de anunciar públicamente el fallecimiento del presidente. El nuevo Consejo Militar de Transición (CMT), con Francia de respaldo, prometería vengar al presidente y acabar con la rebelión.
El uso del territorio libio para lanzar una ofensiva contra el gobierno chadiano no es una novedad. Miles de combatientes chadianos, repartidos en una miríada de grupos armados, han combatido en la Segunda Guerra Civil de Libia para todas las facciones obteniendo así armas y entrenamiento con los que posteriormente llevar a cabo su propia agenda política. Y, de hecho, la incursión del FACT no ha sido sino la tercera ofensiva lanzada por un grupo rebelde chadiano desde territorio libio en los últimos cinco años, ya que antes del ataque del FACT vinieron los del Consejo de Mando Militar para la Salvación de la República en 2017/2018, y el de la Unión de Fuerzas de la Resistencia (UFR), en 2019.
Sin embargo, y a pesar de todo, este es tan solo el último episodio de una larga historia puesto que la relación entre los grupos armados chadianos y Libia se prolonga más de medio siglo.
El estallido de la Primera Guerra Civil chadiana (1965 – 1980)
La historia de Chad, que obtuvo su independencia de Francia el 11 de agosto de 1960, es una historia de rebeliones y grupos armados. Las prácticas autoritarias del primer presidente del país, François Tombalbaye, y su mala gestión de las relaciones entre los distintos grupos étnico-religiosos provocarían el estallido, en 1965, de una rebelión en el norte del país, encabezada por el Frente Nacional por la Liberación de Chad (FROLINAT), que marcaría el comienzo de una larga guerra civil en el país durante la cual Francia intervendría en diversas ocasiones.

Gaddaffi comenzaría a apoyar, con armas y entrenamiento, a la FROLINAT en 1970 para presionar al gobierno de Tombalbaye lo que llevaría a que el gobierno chadiano rompiera las relaciones bilaterales con Libia, en agosto de 1971, tras acusar al gobierno libio de apoyar un intento de golpe de Estado. Las relaciones se restaurarían en abril de 1972 y meses más tarde ambos países firmarían un Tratado de Amistad que daría fin al apoyo a la FROLINAT y, mediante una cláusula secreta, cedería el control de la Franja de Aouzou a Libia.
Pero esta reconciliación no duraría. Diez años después del inicio de la rebelión, en 1975, el descontento hacia Tombalbaye llegaría a un punto crítico y provocaría un golpe de Estado militar que acabaría con su derrocamiento y muerte. Este golpe de Estado llevaría al poder al general Félix Malloum quien ocuparía los cargos de presidente y primer ministro hasta 1978.
Gadaffi consideraría que este golpe, motivado entre otras muchas cuestiones por el apaciguamiento llevado a cabo por Tombalbaye, era una gran amenaza para su influencia en el país por lo que reanudaría su apoyo a las distintas facciones del cada vez más fraccionado FROLINAT. Este renovado apoyo provocaría importantes recelos entre las filas de la mayor de estas facciones, el Consejo de Mando de las Fuerzas Armadas del Norte (CCFAN), dando lugar a la división de este grupo entre las Fuerzas Armadas Populares (FAP), dirigidas por Goukouni Oueddei y favorables a Gaddafi, y las Fuerzas Armadas del Norte (FAN), dirigidas por Hissene Habré y marcadamente anti-libias. En 1978 el General Malloum, en un intento de asegurar su posición y de contrarrestar la creciente influencia de Libia, firmaría el acuerdo de Khartoum con Hissène Habré que llevaría al nombramiento de este último como primer ministro. Sin embargo, este acuerdo colapsaría rápidamente y, en febrero de 1979, estallaría una batalla por el control de la capital entre los rebeldes de Habré y las tropas leales a Malloum que, ante la pasividad de las tropas francesas presentes en la ciudad, provocaría el colapso del gobierno y de la autoridad nacional dando paso a un periodo marcado por el faccionalismo y la desintegración del Estado chadiano.

Las cumbres de paz y el nacimiento del triángulo Libia – Chad – Sudán
La Primera Batalla de N’Djamena había destruido toda semblanza de orden y el país estaba sumido en el caos. Comandantes militares, líderes rebeldes y otros oportunistas proclamaron sus propios gobiernos tomando el control de diferentes regiones del país.
La sociedad internacional trató de dar fin a la guerra civil mediante la realización una cumbre de reconciliación en Kano, Nigeria, en marzo de 1979. La convocatoria de esta cumbre vino acompañada de la aparición de nuevas facciones armadas y partidos políticos, generalmente asentados en países vecinos, que exigían un asiento en la mesa de negociaciones. Finalmente, aunque con la oposición de Libia, a esta cumbre asistieron el FAN de Habré, el FAP de Oueddei, Malloum en representación del gobierno y el “Tercer Ejército de la FROLINAT”, más conocido como el Movimiento Popular por la Liberación de Chad (MPLT).
El gobierno de unidad nacional surgido de la cumbre de Kano no duraría. Las facciones rebeldes pro-libias, agrupadas ahora en el Frente de Acción Común Provisional (FACP), anunciaron que se opondrían con todas sus fuerzas a este gobierno llevando a su disolución y a la convocatoria de una segunda cumbre en Lagos, Nigeria, en la que participarían representantes de las 11 facciones armadas más influyentes de Chad.
El acuerdo de Lagos, firmado el 21 de agosto de 1979, llevaría a la formación del Gobierno de la Unión Nacional de Transición (GUNT) y a la salida de la mayor parte de las tropas francesas presentes en el país. Las principales figuras de este gobierno serían Goukouni Oueddei, nombrado presidente, y Hissène Habré, nombrado ministro de defensa. El GUNT estaría caracterizado por ser un gobierno tan solo en nombre y por la rivalidad entre Oueddei y Habré.
Menos de un año más tarde, el 22 de marzo de 1970, estallaría la Segunda Batalla de N’Djamena que dividiría el control de la capital en dos: el norte, controlado por Oueddei y sus aliados pro-libios, y el sur, controlado por Habré y las facciones sudanesas. Los combates entre estas dos alianzas se extenderían por todo el país durante las semanas y meses siguientes. El conflicto se volcaría a favor de Oueddei con la firma, en junio de 1980, de un acuerdo de mutua defensa entre el GUNT y Libia que permitió la llegada de refuerzos del país vecino a N’Djamena. La derrota y desarme de sus fuerzas en la capital provocaría que Habré huyera al extranjero a través de Camerún.
Un año más tarde, bajo presión internacional y tras un deterioro de las relaciones con Libia, Oueddei pediría la salida de las tropas libias del país a cambio del envío de un destacamento de tropas de paz de la Organización para la Unidad Africana (OUA): la Fuerza Inter-africana (IAF). Este vacío permitiría a Habré reorganizar sus fuerzas en el extranjero y negociar con sus socios internacionales, entre los que destacan Francia y Sudán, para organizar una nueva ofensiva en 1982 que, tras un comienzo abrupto, acabaría con la captura de la capital en el mes de junio, ante la pasividad de las fuerzas extranjeras presentes en la ciudad, y la proclamación de Habré como presidente en octubre de ese mismo año.
Guerra proxy en Chad
La huida de Goukouni Oueddei a Libia tras la captura de N’Djamena por parte de las fuerzas de Habré marcaría el comienzo de una nueva etapa del conflicto. Ocho de las once facciones del GUNT se aliarían con Goukouni para formar el Gobierno Nacional por la Paz en Chad (GNPT), cuyo brazo armado serían el Ejército Nacional de Liberación (ANL), y lanzar una ofensiva para recuperar el control del país con el apoyo del ejército libio.
El apoyo libio al GNPT provocaría que el gobierno de Habré reclamara nuevamente la soberanía sobre el Corredor de Aouzou y lanzara una ofensiva para expulsar a la alianza GNPT-Libia del norte de Chad. Esta ofensiva fracasaría drásticamente y Habré sufriría una grave derrota en Faya Largeau que, sin embargo, acabaría redundando en su beneficio. La derrota de Habré hizo saltar las alarmas en París, donde se temía que una victoria libia en el conflicto provocaría la anexión de Chad y la extensión de la influencia de Gadaffi por el Sahel, dando lugar a que el gobierno francés se posicionara formalmente a favor de Habré, desplegara tropas en N’Djamena (Operación Manta) y anunciara el establecimiento de la denominada Línea Roja, inicialmente en el paralelo 15 y posteriormente en el 16, que en caso de ser cruzada por tropas de la alianza GNPT-Libia provocaría una respuesta militar francesa.

Esto llevaría al conflicto a un punto muerto que solo se rompería cuando, el 17 de septiembre, de 1983, Gadaffi y el presidente francés François Mitterrand anunciaron haber llegado a un acuerdo mediante el cual ambos países se comprometían a retirar a sus tropas de territorio chadiano. Gadaffi solo cumpliría parcialmente con este acuerdo, al permanecer 3000 tropas en territorio chadiano que posteriormente volverían a incrementarse hasta las 7000, pero esto no supondría una ruptura del mismo y el conflicto chadiano se vería congelado durante casi dos años durante los cuales el gobierno de Gadaffi gestionó el norte de Chad como una provincia libia.
La situación cambiaría en febrero de 1986 cuando la alianza GNPT-Libia lanzó una nueva ofensiva hacia N’Djamena para tratar de evitar la desintegración del GNPT, puesto que varios de sus miembros habían decidido reconciliarse con Habré ante la falta de progresos, y la consecuente perdida de legitimidad de la presencia libia en el norte de Chad. La ofensiva acabo en una catastrófica derrota ante el reorganizado ejército chadiano y en el redespliegue del ejército francés en el marco de la Operación Epervier.
La desintegración del GNPT se aceleró ante la derrota de febrero y el arresto domiciliario de Goukouni por parte de las autoridades libias, ante la sospecha de que pretendía negociar una reconciliación general con Habré, provocaría la ruptura completa de la alianza y la disolución del GNPT en los distintos grupos armados que la componían originalmente. Esto llevaría a una transformación del conflicto que se convertiría en su última etapa, la conocida como Guerra Toyota, en una guerra internacional libio – chadiana que duraría hasta la firma de un acuerdo de alto el fuego el 11 de septiembre de 1987. Sin embargo, el fin del conflicto con Libia no supondría la llegada de la paz a Chad.
Idris Debby: el penúltimo capítulo
El fin del conflicto con Libia, y por lo tanto de la unidad en torno a la causa nacional, provocaría el resurgimiento de las tensiones entre varios grupos étnicos entre los que destacan los Hadjerai, Zaghawa y Gorane. Esto llevaría a que, en 1989, Idris Debby, un general de la etnia Zagawha, desertara junto con sus tropas a Darfur, Sudán, donde establecerían el Movimiento de Salvación Patriotico (MBS) y comenzaría una campaña de ataques contra las fuerzas de Hissen Habré, perteneciente a la etnia Gorane.
Este nuevo conflicto culminaría el 3 de diciembre de 1990 cuando una columna de tropas rebeldes, encabezada por el propio Debby, entraba en N’Djamena tomando el control del país y forzando la huida de Hissen Habre al exilio. Idris Debby sería nombrado presidente en febrero de 1991, tras unos meses de transición, y comenzaría una larga pugna por consolidar su poder enfrentándose a dos intentos de golpe de Estado fallido, numerosos grupos armados rebeldes provenientes tanto del sur como del norte del país y una nueva guerra civil en la frontera con Sudán entre 2005 y 2010.
Sin embargo, y pese a todas estas amenazas, Idris Debby conseguiría que Chad se mostrara hacia el exterior como un pilar de estabilidad en la región del Sahel, recibiendo un importante apoyo desde Occidente a pesar de sus numerosas violaciones de los derechos humanos, debido a su participación en la lucha contra grupos armados islamistas trasnacionales y su participación en las diversas organizaciones internacionales de la región. Esta imagen se ve aún más reforzada al poner en contraste la situación más reciente en Chad, de cierta estabilidad a pesar de las puntuales ofensivas rebeldes desde territorios vecinos, con el caos que consumía a países colindantes como Libia o República Centroafricana.

La muerte de Idris Debby durante los combates contra el FACT deja un futuro incierto para Chad. El país, como muchos otros de la región del Sahel, ha entrado en una nueva etapa durante estos últimos meses que podría traer grandes cambios. No podemos obviar el riesgo de que, como muchos temieron en los días siguientes a la muerte de Debby, estos cambios supongan un regreso a la inestabilidad crónica que sufrió el país durante todo el siglo pasado. Sin duda alguna, la región del Sahel se encuentra ante una encrucijada histórica que deberemos seguir con atención.
*Jorge González Márquez Graduado en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca, Master por la Universidad Complutense y la Universidad Camilo José Cela. Las Relaciones Internacionales han sido desde hace años su principal campo de interés profesional y personal. Interesado especialmente en las Grandes Potencias y Oriente Medio.
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