Colaboraciones Nuestra América

Colombia: confrontación histórica

Por Marcelo Caruso Azcárate* Especial para PIA Global. – Frente a la denuncia del gobierno de Brasil por el maltrato a los migrantes expulsados de Estados Unidos, el presidente Gustavo Petro decidió devolverles los 2 aviones militares que llegaban con colombianos maltratados de la misma forma, exigiendo trato digno y respeto a los derechos humanos de los deportados.

La respuesta de Trump fue de lo más autoritario que se puede registrar en las relaciones entre Estados y el derecho internacional.

La oportuna contra respuesta del presidente Petro, a la que han llamado una poesía, fue un “conmigo no te metas” de altura política y fuerte contenido antimperialista, que perdurará en la historia de Colombia. Faltó, tal vez por el contexto emocional que se vivía, incluir un párrafo dirigido al pueblo colombiano al estilo del último discurso de Salvador Allende: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.”

¿Qué fue lo que llevó a que en pocas horas se retirarán las fuertes sanciones anunciadas por el maestro del meter miedo? Lo primero a pensar es que los dueños de la figura geométrica que vive y lucra de la guerra, no podían abandonar sus 7 bases militares en el mayor retén militar que tienen en el continente y, al mismo tiempo, abrir un conflicto armado regional de dimensiones insospechadas, algo que, por ahora, no lo consideran conveniente. Por otro lado, están los intereses de las grandes empresas y bancas transnacionales que no quieren perder las buenas utilidades que hoy se apropian en Colombia, con el anunciado traslado de la economía hacia los países del BRIC.

El resultado logrado fue que se tratará con algo más de dignidad a los migrantes, lo cual es reconocido por la legislación de EEUU, pero que Trump desconoce basado en el Decreto de Emergencia en la frontera sur, con lo cual utiliza a la Guardia Nacional como órgano policial.

¿Cedió en algo el gobierno de Colombia? Tenía que aceptar la legislación internacional que señala que país puede rechazar la deportación de migrantes de su propio país no documentados, pero no aceptó los métodos y las formas en que ésta se realiza.

Sin que sea una sorpresa, los grandes medios de comunicación, casi todos en poder del trumpismo, repiten los mensajes que abierta o en forma oculta llevan como significado la supuesta derrota de Petro. Lo mismo dijeron de la obispa que le recitó el catecismo protestante de la teología de la liberación.

Por lo cual, serán muy importantes los debates que se anuncian con la reunión de emergencia de la CELAC convocada por el gobierno de Honduras, y el paso en 3 meses de su presidencia pro tempore al gobierno de Colombia. Junto con la CELAC social serán un escenario propicio para avanzar en agrupar en un bloque político a todos los gobiernos que no acepten estos groseros intentos de apropiarse de los energéticos del GOLFO DE MÉXICO y de Canadá, de los recursos minerales de Groenlandia, del geoestratégico Canal de Panamá y de las riquezas naturales de Colombia. Con esa unidad de acción y sin depender de una CELAC sometida al veto de los neofascistas, se podrán retomar propuestas políticas como el Banco del Sur y la integración horizontal ambiental, social y productiva.

Nota: las organizaciones sociales e indígenas del Catatumbo exigen el fin de la guerra y la implementación de la paz, garantías de derechos y una integración binacional solidaria en paz con la naturaleza.

Marcelo Caruso Azcárate* Investigador social colombo-argentino

Foto de portada: SEMANA

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