Asia China

China, la paz en su vecindad es innegociable

Por PIA Global*- Para China la estabilidad en su entorno inmediato no solo es un deseo, sino una prioridad estratégica.

Esta semana, Pekín acogió a los ministros de Relaciones Exteriores de Tailandia y Camboya en un encuentro calificado como “amistoso y sincero” para impulsar una solución pacífica a una disputa fronteriza que, aunque latente desde hace años, había recrudecido recientemente con consecuencias trágicas.

La reunión, apodada como un “encuentro del té” por su carácter informal, se celebró al margen de la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Cooperación Lancang-Mekong en la ciudad de Anning, provincia de Yunnan.

El simbolismo no fue casual: el canciller chino, Wang Yi, recordó a sus interlocutores que “Anning” significa paz y armonía en chino, y propuso que estos valores sean el principio rector de las relaciones entre países vecinos.

Wang expresó el respaldo de China a Tailandia y Camboya en sus esfuerzos por disipar malentendidos, reconstruir la confianza y restaurar la cooperación. El compromiso incluyó el apoyo para reabrir los cruces fronterizos, una medida que busca aliviar las tensiones humanitarias y comerciales derivadas del conflicto.

La disputa, centrada principalmente en áreas limítrofes cercanas a templos antiguos, ha causado múltiples episodios de violencia. En mayo, la muerte de un soldado camboyano en una escaramuza marcó un punto crítico, seguido en julio por la explosión de una mina terrestre que hirió a cinco soldados tailandeses.

Los combates, que llegaron a provocar 43 muertes y el desplazamiento de más de 300.000 personas, obligaron a las partes a firmar un alto el fuego el mes pasado, en parte bajo presión internacional, incluida la advertencia del presidente estadounidense Donald Trump de condicionar acuerdos comerciales al cese de hostilidades.

Más allá de la mediación puntual, la postura china se inscribe en un patrón más amplio de su diplomacia vecinal. Wang Yi reiteró a Maris Sangiampongsa, canciller tailandés, el apoyo de Pekín a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para resolver sus problemas “a la manera de la ASEAN”, es decir, mediante diálogo y consenso interno, sin imposiciones externas.

En paralelo, a Prak Sokhonn, viceprimer ministro y canciller de Camboya, le transmitió la esperanza de “fortalecer el contacto y los intercambios para restaurar la amistad y la confianza mutua”.

La disposición de Tailandia y Camboya a implementar el alto el fuego y buscar una solución pacífica fue reafirmada durante el encuentro. Maris agradeció públicamente el “papel constructivo” de China y subrayó la urgencia de desminar la zona fronteriza como un paso esencial para reducir tensiones y recuperar la normalidad en la vida de las comunidades locales.

Este episodio refleja la estrategia de Pekín de presentarse como garante de estabilidad regional en un Sudeste Asiático marcado por viejas disputas territoriales, pero también por un creciente interés de potencias externas.

En un contexto en el que Estados Unidos, Japón y Australia buscan ampliar su influencia en la región, China refuerza su papel de mediador pragmático, combinando diplomacia bilateral, respaldo a los mecanismos regionales de la ASEAN y un mensaje constante de “no injerencia” que resulta atractivo para varios gobiernos.

La paz en la vecindad inmediata no es para China solo un principio retórico, sino un componente esencial de su seguridad nacional y de su proyección económica. Las rutas terrestres y fluviales que conectan Yunnan con el Sudeste Asiático forman parte de los corredores estratégicos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta; un entorno pacífico es indispensable para que estas redes funcionen.

Así, al involucrarse en la resolución de disputas como la de Tailandia y Camboya, Pekín no solo promueve la estabilidad regional, sino que también protege sus propios intereses geoeconómicos.

La mediación en Anning ilustra la política exterior de China hacia su periferia: diplomacia paciente, respaldo al diálogo directo entre vecinos y un firme interés en que las aguas del Mekong fluyan en paz. En un Sudeste Asiático donde la rivalidad entre potencias globales se siente cada vez más, Pekín busca consolidar su imagen de socio indispensable para la estabilidad, incluso cuando sus propios intereses estratégicos están inevitablemente en juego.

*Foto de la portada: Gobierno Real de Tailandia vía AFP

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