Un sector de la prensa israelí admite que «en términos del potencial de sus consecuencias globales, la competencia marítima en el área del estrecho Bab el-Mandeb – golfo de Adén – mar Rojo puede ser el frente más importante de todos».
Según Jonathan Spyer, del Jerusalem Post, «el Medio Oriente se encuentra bajo un conflicto con tres vínculos»:
- Israel contra Hamás en Gaza;
- Una batalla de baja intensidad contra Hizbulá;
- La campaña marítima de los guerrilleros hutíes yemenitas Ansarolá que bloquean selectiva y específicamente el transporte marítimo de Israel y de sus aliados, debido a la limpieza étnica que perpetra Tel Aviv contra Gaza.
A juicio de Spyer, el frente de mayor relieve lo constituye el área del estrecho Bab el-Mandeb – el golfo de Adén – el mar Rojo, debido a que «seis millones de barriles de petróleo al día atraviesan el estrecho Bab Al-Mandab» y «alrededor del 12% del comercio global transita allí por el Canal de Suez».
En complicidad con Israel, la Casa Blanca alega que Irán se encuentra «profundamente implicada en la planificación de los ataques» de Ansarolá en el mar Rojo, lo cual es rechazado contundentemente por Irán, ya que dentro de las afiliaciones caleidoscópicas del «Eje de la Resistencia» existe autonomía de mando y libertad de acción.
Solo han sido afectados relativamente de mayor a menor grado los dos conocidos «puntos de estrangulamiento (choke points) en el área estrecho de Bab el-Mandeb – Golfo de Adén – mar Rojo y el estrecho de Malaca en Malasia.
Hasta ahora NO se han reportado detenciones y/o ataques al transporte marítimo israelí y/o de sus aliados en el área del estrecho de Ormuz – golfo de Omán – golfo Pérsico, frente a la costa de Irán, y donde Estados Unidos ostenta una poderosa presencia militar, primordialmente en Baréin y Catar.
Washington mantiene la mayoría de sus bases y soldados en la parte oriental del golfo Pérsico (frente a la costa occidental de Irán): 13.500 tropas en Kuwait, 9.000 en Baréin, 8.000 en Catar, 3.500 en los Emiratos Árabes Unidos, 2.700 en Arabia Saudita y «algunas centenas» en Omán, sin contar sus 2.500 soldados en tres países árabes: Irak, 2.936 en Jordania, y 900 en Siria.
Además, Estados Unidos tiene emplazados 1.885 soldados en Turquía, donde opera su base aérea de Incirlik, y su número real de tropas en Israel es un misterio inescrutable, donde ostenta por lo menos una base militar.
La presencia de soldados norteamericanos en el Oriente Medio ascendería a un total aproximado de 45.400 elementos: prácticamente la mitad de los 100.000 soldados que tiene estacionados en Europa (hasta marzo de 2022). Dicho sin eufemismos: la verdadera guerra DIRECTA de Estados Unidos contra Irán, que anhela el primer ministro Benjamín Netanyahu, se libraría en el golfo Pérsico.
El epicentro marítimo del área Estrecho de Bab el-Mandeb – golfo de Adén – mar Rojo se ha expandido frente a las costas de la India y amenaza con extenderse al Estrecho de Gibraltar (13 kilómetros entre la punta de Tarifa en España y la punta Cires en Marruecos).
Sucedió que a 200 kilómetros de la costa de la India (cerca de la ciudad de Veraval, Guyarat, al sudoeste), un barco mercante afiliado a Israel y con bandera de Liberia fue alcanzado por un dron «misterioso» en el mar Arábigo.
Israel acusa a Irán de su extraña autoría, mientras fuentes cercanas a Ansarolá afirman que se trató de un ataque de «falsa bandera», lo cual no sería nada improbable, ya que las relaciones de Nueva Delhi y Teherán son óptimas.
Lo que falta por ver de engaños desinformativos. Después del boicot selectivo del primer ministro Anwar Ibrahim de Malasia —un país de mayoría islámica sunnita—, que impide el tránsito de embarcaciones israelíes y/o de sus aliados en el ultrasensible Estrecho de Malaca, se gesta una escalada en la subasta del cierre de los notables «puntos marítimos de estrangulamiento (choke points)» en el mundo.
Resalta la advertencia del jefe del Estado Mayor del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, Mohammed Reza Naqdi, para cerrar el Estrecho de Gibraltar y el tránsito al mar Mediterráneo de los navíos mercantes de Israel y/o sus aliados: «Con la continuación de los crímenes [en Gaza], EEUU y sus aliados deberían esperar el nacimiento (sic) de nuevos poderes de resistencia y el cierre del resto de vías fluviales y carreteras hacia ellos».
Más que nada, Naqdi advirtió que con la «continuación de tales crímenes pronto esperarán el cierre del mar Mediterráneo, el Estrecho de Gibraltar y otras vías marítimas».
El mando no especificó de qué otras vías marítimas se trata ni cómo podría cerrar el Estrecho de Gibraltar —confluencia de Gran Bretaña, España y Marruecos—, cuyo «territorio» homónimo, disputado por España, se encuentra bajo ocupación «especial de ultramar de Gran Bretaña» frente a Marruecos.
No se puede soslayar la vinculación estratégica del Estrecho de Gibraltar con el Canal de Suez, y cuyo cierre significaría la parálisis del mar Mediterráneo en su conjunto, con excepción de los Dardanelos turcos del mar Negro. Aquí caben dos posibilidades:
- Que Irán haya despachado a varios de sus pletóricos submarinos en la zona;
- Y que emerja un grupo guerrillero de gestación reciente y afín al «Eje de la Resistencia», en cualquiera de los aledaños países árabes: Argelia, Marruecos, Mauritania o en la República Árabe Saharaui Democrática (no reconocido por la Liga Árabe, pero sí por la Unión Africana).
Como consecuencia de la catástrofe humanitaria y del infanticidio en Gaza, asistimos a una escalada de la «guerra de corredores marítimos y terrestres» con sus respectivos «puntos de estrangulamiento (choke points)» y sensibles nodos geoeconómicos.
Alfredo Jalife-Rahme – Analista mexicano / Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’