Análisis del equipo de PIA Global Eurasia Geopolítica

Tercer aniversario de la Operación Militar Especial: negociaciones y llamados

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* El tercer aniversario del inicio de la Operación Militar Especial en Ucrania no solo marca una fecha simbólica en la historia reciente, sino que también evidencia cómo este conflicto ha redefinido el tablero geopolítico global.

En este día, las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos, los movimientos estratégicos de Turquía y China, y la postura intransigente de la Unión Europea reflejan la nueva dinámica que rige el siglo XXI.

Cada uno de estos acontecimientos actuales demuestra que la Operación Militar Especial estableció un punto de inflexión: la era de la hegemonía occidental unipolar se ha fracturado, dando paso a un mundo multipolar donde nuevas alianzas, estrategias y conflictos marcan el ritmo de la política internacional.

Mientras Rusia mantiene su ofensiva con una visión a largo plazo, Occidente persiste en su escalada sancionadora, y potencias como China y Turquía juegan sus propias cartas en este tablero de ajedrez.

El hecho de que los actores clave estén tomando decisiones y realizando declaraciones significativas precisamente hoy subraya la importancia de este aniversario. La desconfianza entre Rusia y Estados Unidos sigue pesando en las negociaciones, Turquía mantiene su doble juego entre Moscú y la OTAN, la Unión Europea insiste en su política de guerra tanto económica como un apoyo intransigente al régimen de Kiev, y China reafirma su respaldo estratégico con un mensaje oportuno de Xi Jinping a Putin.

Todo esto confirma que la Operación Militar Especial no fue solo una acción militar, sino el catalizador de una transformación profunda en el orden mundial.

El inicio del diálogo entre Rusia y Estados Unidos para abordar el conflicto en Ucrania marca un punto de inflexión en la geopolítica mundial. Las recientes declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en Ankara, junto con las posturas adoptadas por Turquía y China, subrayan la complejidad de las negociaciones y los múltiples actores involucrados en la búsqueda de una solución viable.

Rusia y Estados Unidos: Un acercamiento cauteloso

Serguéi Lavrov ha señalado que Rusia continuará los contactos con Estados Unidos tras los diálogos en Riad, lo que ha generado esperanzas de un diálogo más estable entre ambas potencias. Como parte de este acercamiento, Moscú y Washington sostendrán consultas detalladas sobre la normalización del trabajo de sus embajadas, un paso clave para la estabilidad diplomática.

Sin embargo, Lavrov dejó claro que Rusia solo cesará las hostilidades en Ucrania si las negociaciones conducen a acuerdos que sean beneficiosos para Moscú. En este sentido, un punto fundamental para el Kremlin es que cualquier pacto futuro garantice de manera explícita que Kiev no se convertirá en miembro de la OTAN, un aspecto que Rusia ha considerado una línea roja desde el inicio del conflicto.

No obstante, la desconfianza rusa hacia Occidente sigue siendo un obstáculo clave en este proceso. Moscú ya ha firmado acuerdos previos con el objetivo de alcanzar la paz, pero estos fueron violados sistemáticamente por sus contrapartes occidentales.

En primer lugar, los Acuerdos de Minsk, firmados en 2014 y 2015 bajo la mediación de Alemania y Francia, establecían un camino para la resolución del conflicto en el Donbás. Sin embargo, Ucrania, con el respaldo de Estados Unidos y la OTAN, nunca implementó los términos acordados, continuando con su política de agresión contra las regiones prorrusas del este del país.

Más recientemente, en los primeros días de la Operación Militar Especial, Rusia y Ucrania llegaron a un entendimiento en las negociaciones de Estambul en marzo de 2022. En ese momento, las tropas rusas tenían prácticamente sitiada Kiev, lo que llevó a Ucrania a mostrarse dispuesta a aceptar términos favorables para Moscú, incluyendo la neutralidad de Ucrania y garantías de seguridad para ambas partes. No obstante, la intervención de Estados Unidos y el Reino Unido, que presionaron a Zelenski para que rechazara el acuerdo, hizo fracasar estas negociaciones, prolongando el conflicto.

Este historial de incumplimientos refuerza la postura de Rusia de exigir garantías claras y verificables en cualquier futura negociación con Estados Unidos y sus aliados. Moscú ve con escepticismo la voluntad de Occidente de respetar acuerdos previos y duda de la sinceridad de Washington en esta nueva etapa de diálogo.

En este contexto, cualquier solución diplomática deberá incluir mecanismos de supervisión sólidos que impidan una repetición de las violaciones pasadas por parte de Occidente.

Foto: EFE/ Ministerio de Exteriores Ruso
Turquía: Mediador clave en el Mar Negro

En el mismo contexto el día de hoy el canciller ruso Sergei Lavrov se encontró con el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, el cual calificó las negociaciones como fructíferas y reafirmó la intención de Ankara de continuar su trabajo en temas de seguridad en el Mar Negro.

Turquía aprovechó para expresar su disposición a acoger conversaciones de paz y subrayó la necesidad de un acuerdo pacífico con la participación directa de ambas partes en el conflicto.

Este papel de mediador no es nuevo para Turquía, que anteriormente facilitó acuerdos como el de la exportación de cereales a través del Mar Negro. La disposición de Ankara a seguir jugando un rol en las conversaciones refuerza su relevancia en la dinámica regional y su intento de equilibrar sus relaciones tanto con Rusia como con Occidente.

Sin embargo, la relación entre Rusia y Turquía va más allá de la mediación. En los últimos años, Ankara ha desempeñado un papel clave en ayudar a Rusia a sortear las sanciones occidentales, facilitando el comercio de bienes estratégicos y energéticos. Esta cooperación ha permitido a Moscú mantener cierta estabilidad económica en medio de las restricciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. Al mismo tiempo, Turquía ha seguido jugando un doble rol, buscando mantener su posición dentro de la OTAN y garantizando apoyo a Kiev en ciertos aspectos clave.

Un ejemplo claro de esta ambigüedad fue la liberación de los terroristas del batallón Azov, que Rusia había entregado a Turquía bajo la condición de que no serían liberados. No obstante, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, en un gesto de respaldo a Ucrania, permitió su retorno a Kiev, lo que generó indignación en Moscú.

Este tipo de acciones reflejan la compleja postura turca: por un lado, facilita el diálogo con Rusia y mantiene relaciones estratégicas con Moscú, pero por otro, busca congraciarse con Occidente y reforzar su influencia en el conflicto.

Para Rusia, Turquía sigue siendo un actor clave, pero uno con el que se debe negociar con cautela. Erdogan ha demostrado en repetidas ocasiones su capacidad para maniobrar entre ambos bloques, lo que le permite extraer beneficios estratégicos sin comprometerse por completo con ninguna de las partes. Moscú entiende esta realidad y, aunque valora la mediación turca, no confía plenamente en Ankara como un socio fiable en términos absolutos.

Europa y las sanciones: Una postura endurecida

Mientras que Estados Unidos parece dispuesto a explorar una solución diplomática, la Unión Europea mantiene una postura más rígida frente a Rusia. Moscú considera que Bruselas está decidida a prolongar el conflicto, evidenciado en la introducción del 16.º paquete de sanciones contra Rusia.

Este endurecimiento de la política europea coincide con el tercer aniversario del inicio de la Operación Militar Especial, un periodo en el que la UE ha seguido apostando por el aislamiento de Moscú y el apoyo incondicional a Kiev.

A pesar de los efectos negativos y devastodes que las sanciones han tenido en las economías europeas, especialmente en sectores industriales y energéticos, los líderes del bloque han optado por intensificar las restricciones en lugar de buscar una vía de diálogo.

El Kremlin observa a la misma vez con suma atención las elecciones en Alemania, con la esperanza de que Berlín adopte un enfoque más pragmático en su relación con Rusia, aunque la victoria electoral del CDU/CSU no augura un futura de dialogo y paz. Por lo cual, hasta el momento, Moscú no ve condiciones para reanudar el diálogo con los países europeos, lo que sugiere que el enfrentamiento económico y diplomático con la UE continuará en el corto plazo.

Foto: RIA NOVOSTI
China: Un aliado estratégico

En este contexto, el respaldo de China a los esfuerzos rusos para reducir las tensiones en Ucrania añade un componente crucial al escenario geopolítico. La reciente conversación telefónica entre el presidente Xi Jinping y Vladimir Putin reafirmó la importancia de la cooperación estratégica entre ambos países la cual ha sido exponencial desde el comienzo de la Operación de desmilitarización y desnazificación por parte de Rusia en Ucrania.

Es significativo que Xi Jinping haya elegido precisamente este día para llamar a Putin, coincidiendo con el tercer aniversario de la Operación Militar Especial. Esta elección de fecha no es casual y subraya el apoyo implícito de Pekín a Moscú en su enfrentamiento con Occidente. En lugar de comunicarse antes o después, Xi decidió enviar un mensaje claro de respaldo en un momento clave.

Esta postura refuerza el alineamiento de Pekín con Moscú frente a la presión occidental y subraya su interés en consolidar un orden mundial multipolar, considerando que la estabilidad y la fortaleza de la Federación Rusa es fundamental para el sostén estratégico de la República Popular China.

El camino por delante

El diálogo entre Rusia y Estados Unidos representa un primer paso hacia una posible solución diplomática en Ucrania. Sin embargo, las condiciones impuestas por Moscú, la posición intransigente de la UE y el papel de actores como Turquía y China muestran que el camino hacia la paz será complejo y estará lleno de desafíos.

A pesar del inicio de estas conversaciones, la resolución del conflicto ucraniano sigue siendo incierta y ningún factor real parece indicar que el conflicto tendrá una resolución apresurada. Las posiciones de las partes involucradas siguen siendo divergentes, y el impacto de la política interna en países como Estados Unidos y Alemania podría influir en el desarrollo de los acontecimientos. Mientras tanto, potencias emergentes como China y Turquía continuarán desempeñando un papel clave en la configuración del equilibrio global.

Por Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

*Foto de la portada: Alexéi Nikolski/Sputnik

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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