Las declaraciones de Saif al-Islam al Gadafi se produjeron en una entrevista con el New York Times realizada en una villa de Zintan, en el oeste de Libia. Saif al-Islam señaló “Ahora soy un hombre libre y me estoy preparando para volver a la escena política”. En vista de ello, no se puede descartar a que presente su candidatura en las próximas elecciones presidenciales, previstas para diciembre de este año, (podrían ser aplazadas para enero de 2022).
Aunque Saif al-Islam no aclaró explícitamente si tiene o no la intención de presentarse a la presidencia del país norafricano, pero sí afirmó que su movimiento podría devolver la unidad a Libia en un momento en que la nación está “de rodillas”. Los números en las encuestas previas parecen respaldar la candidatura del hijo del asesinado presidente libio, Muamar Gadafi.
Así mismo Saif al-Islam declaró que en Libia “no hay dinero, no hay seguridad, no hay vida aquí”. Al respecto es ampliamente conocido que los gobiernos de los últimos años carecen del apoyo popular, y una vez que fue depuesto el presidente Gadafi el país entró en un período de destrucción. Actualmente Libia está conducido por un gobierno de transición tras un complejo alto el fuego y proceso de pacificación.
Antes de 2011, Saif al-Islam, cuyo nombre significa “espada del Islam”, fue siempre considerado el posible sucesor de su padre, Muamar Gadafi. Con un doctorado en economía de la London School, además de hablar perfectamente inglés, trató de realizar un acercamiento entre el gobierno de su padre y la comunidad internacional. A diferencia de tres de sus siete hermanos, que fueron asesinados, tuvo la suerte de ser capturado por una brigada “independentista”, que lo protegió de otras facciones rebeldes y lo trasladó a Zintan, su región natal.
Cuatro años más tarde, la Corte Penal Internacional (CPI) condenó en ausencia a Saif por supuestos crímenes de guerra cometidos durante las revueltas. Su última aparición había sido en junio de 2014, cuando envió un vídeo desde Zintan durante otro juicio al que fue sometido en Trípoli. En 2017 la brigada independentista que lo capturó lo liberó, desde allí desapareció de la escena política. En concreto, algunos analistas afirman que Saif al-Islam habría aprovechado su ausencia para estudiar la situación en Medio Oriente y reorganizar la fuerza política de su padre, conocida como “Movimiento Verde”. Pero, para que el hijo del presidente Gadafi pueda volver al ruedo de la política libia, debe superar los obstáculos legales, entre ellos, la condena del tribunal de Trípoli y la orden de detención de la CPI. Para Saif, sin embargo, estas condenas serían lo de menos si el pueblo libio lo elige su líder.
Candidatura del Hijo de Gadafi
Las aspiraciones presidenciales del hijo de Gadafi pudieran ser más serias y factibles de lo que se piensa. Sus partidarios participaron en las conversaciones que formaron el actual gobierno interino libio, y hasta ahora parecen haber actuado para rechazar la legislación que podría impedir que Saif vuelva a presentarse. Además, las encuestas, aunque con datos limitados, muestran que la población libia confía en él, además de contar posiblemente con el apoyo de Moscú. La posibilidad de que Saif participe en las elecciones inquieta a los políticos occidentales, que afirman que el problemático proceso de paz de Libia tiene suficientes obstáculos importantes que superar sin que el hijo de Gadafi, una figura muy polarizante, se vea involucrado. Algunos expertos aseguran que la candidatura de Saif sería probablemente popular en el desierto al sur del país y entre los antiguos leales a Gadafi, y podría convencer a muchos libios, agotados por una década de luchas, de que él es la mejor apuesta para un futuro estable con un retorno a la prosperidad de la Libia de Gadafi.
Recientemente, también se ha informado de la posible candidatura del hijo del general, Saddam Haftar, para las elecciones de diciembre de 2021. Esta información fue revelada por fuentes anónimas y divulgadas por el sitio web estadounidense “Washington Free Beacon”. Israel, según la fuente, podría estar a favor de esa medida, confiando en su acercamiento al país norafricano, mientras que el objetivo de Haftar es obtener el consentimiento “occidental”.
Elecciones en Libia
Las elecciones de diciembre, si se llegan a celebrar, serían la culminación de la transición democrática en curso en Libia y una forma de poner fin a la inestabilidad que ha caracterizado al país desde el 15 de febrero de 2011. En octubre de ese mismo año, el gobierno de Muamar Gadafi fue derrocado (y asesinado), y desde entonces Libia nunca ha logrado una transición democrática. El panorama en los últimos años ha sido de dos bandos: por un lado, el gobierno de Trípoli, creado por los Acuerdos de Skhirat del 17 de diciembre de 2015, y dirigido por el primer ministro Fayez al-Sarraj, que ha sido el único ejecutivo reconocido por la ONU. Cuyos principales apoyos han sido Turquía, Italia y Qatar. Por otro lado, el gobierno paralelo de Tobruk del general Khalifa Haftar, apoyado por Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Rusia y Francia.
Los líderes occidentales no tienen confianza en Haftar, según ha revelado el presidente del Alto Consejo de Estado de Libia, Khalid al-Mishri, quien ha afirmado que es poco probable que las elecciones curen las persistentes desavenencias. Esto último podría incluso llevar al país de nuevo a la guerra. En Junio de 2021 el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se unió a los ministros de Asuntos Exteriores de 17 Estados, entre ellos Rusia y Turquía, que tienen fuerzas militares presentes en Libia, en una reunión celebrada en Berlín, para instar a los parlamentarios y a las facciones libias a cumplir un calendario electoral y a aprobar una ley que reglamente los comicios. La Unión Europea ha advertido que estudiará la posibilidad de imponer sanciones a los dirigentes libios que obstruyan el proceso.