Europa

Toma de posesión del nuevo presidente en Georgia, ¿qué escenarios se abren?

Por Alessandro Avvisato* –
Quedan dos cuestiones sobre la mesa que dejan el camino abierto a una mayor desestabilización del país caucásico.

El nuevo Presidente de Georgia, Mikheil Kavelashvili, elegido indirectamente por el Parlamento de Tiflis el 14 de diciembre, tomó finalmente posesión de su cargo. En medio de protestas callejeras, tachonadas de banderas estadounidenses y europeas, el proceso electoral que comenzó en octubre ha llegado por fin a su fin, y por ahora sin desplomes institucionales.

Salomé Zourabishvili, la jefa de Estado saliente, abandonó el palacio presidencial justo antes de que Kavelashvili jurara su cargo. Pero también reiteró que se considera la «única dirigente legítima» del país, en referencia a los controvertidos resultados de los comicios que acababan de celebrarse.

El 20 de diciembre se presentó el informe final de la OCDE sobre la situación observada el día de las elecciones. Y como ya se señalaba en las notas preliminares ya publicadas, «desde el punto de vista del procedimiento, la jornada electoral se desarrolló en general de forma ordenada», aunque hubo tensiones e incluso casos de intimidación.

Nada, sin embargo, que haga ilegítimo el voto, como pretenden las oposiciones, y de hecho la misión de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) de la OCDE se limita a recomendar algunas medidas para que se ajusten a las llamadas «normas internacionales». Pero si analizamos algunos de los temas, es fácil darse cuenta de la hipocresía.

Se ha ampliado e incluido la oferta política y se ha permitido a los candidatos hacer campaña libremente, pero se señala, por ejemplo, que el horizonte mediático está muy polarizado… como si en Occidente no lo estuviera. Y, por supuesto, también se ataca la Ley de Influencia Extranjera, objeto de fuertes protestas hace unos meses.

Una vez más, conviene recordar que la ley, más que su homóloga rusa, es similar a la de Estados Unidos o a la introducida por la UE, que también ha sido objeto de numerosas críticas por parte de organizaciones no gubernamentales. Y, obviamente, en este último caso, quedó desoída.

No hay que olvidar que a la misión de la OIDDH en Georgia se unieron también representantes de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN y del Parlamento Europeo. Por lo tanto, no se puede decir que fuera una delegación neutral, teniendo en cuenta que el tema central de las elecciones era precisamente la relación con Moscú.

El mismo día en que se presentó el informe, Zourabishvili intervino en una audiencia ante las comisiones mixtas de Asuntos Exteriores y Defensa y Política del Senado italiano, tras haberse dirigido al Parlamento Europeo. Los partidos derrotados en octubre y el presidente saliente han pedido repetidamente la intervención de las potencias occidentales, pero por ahora la cuestión sigue sin resolverse.

Sin embargo, quedan dos cuestiones sobre la mesa que dejan el camino abierto a una mayor desestabilización del país caucásico. En primer lugar, el hecho de que la asamblea parlamentaria aún no haya sido reconocida por la oposición y, a continuación, el hecho de que Zourabishvili, situado a su cabeza, se considere el único jefe de Estado legítimo.

Se trata de una situación que crea las bases para una especie de gobierno alternativo y paralelo, quizás «en el exilio», que de ser reconocido supondría romper la continuidad institucional que se ha mantenido hasta ahora. En definitiva, se dan las condiciones para una desautorización total de los actuales representantes georgianos, en caso de que se considere útil dar este paso.

Esto sólo puede ocurrir -y ésta es la segunda cuestión- si los imperialistas occidentales consideran suficientemente sólida su propia capacidad de influir en la vida política y económica del país, precisamente a través de las organizaciones no gubernamentales que fueron objeto de la polémica medida hace meses.

Por ahora, la situación se mantiene en stand by, pero en la precipitación de los acontecimientos mundiales se han sentado las bases para un nuevo golpe institucional. El clima en Tiflis debe mantenerse bajo control.

*Alessandro Avvisato, periodista, columnista en Contropiano.

Artículo publicado originalmente en Contropiano.

Foto de portada: EFE – GEORGIAN PARLIAMENT PRESS SERVIC



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