En horas de la madrugada del 9 de julio de 1990, medio centenar de miembros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) del Perú se fugaron del penal de máxima seguridad Miguel Castro, conocido popularmente como Canto Grande, en las afueras de Lima, donde se encontraban detenidos por su participación en las luchas políticas ante la opresión.
La operación planificada minuciosamente durante meses fue absolutamente exitosa y al mismo tiempo, un duro revés para el gobierno de Alan García, que observó como el MRTA y su acción pasaban a la historia de las grandes fugas carcelarias de los revolucionarios del continente. Desde el año 1985 el MRTA contaba con un importante grupo de militantes presos que planearon con absoluta discreción una evasión a través de un túnel que comenzaron a construir desde el propio interior de la cárcel. Con las dificultades propias de una tarea que requería máximo secreto, el grupo contó con absoluto compromiso y una planificación central además de una alta disciplina de trabajo.
Este primer plan de fuga fue descubierto por las autoridades al filtrarse la información de que se estaba trabajando en un plan que permitiera facilitar la huida de los guerrilleros. Ante esto, la dirección del MRTA comenzó a evaluar la posibilidad de realizar un trabajo de ingeniería mucho más sofisticado, desde las inmediaciones del penal y de ese modo rescatar a los compañeros allí detenidos.
La complejidad de la obra requería un trabajo especializado, fundamentalmente por las condiciones arenosas del suelo, que obligaban a formas de apuntalamiento que eviten el desmoronamiento del túnel. Además de ello, las dimensiones del centro carcelario y la distancia con el exterior, obligaban a que la construcción sea extensa. Finalmente el túnel tuvo una extensión de 333 metros y 10 de profundidad, contaba con vigas de sostén, rieles que permitían evacuar la tierra a través de pequeños vagones, una manga de aire y luz eléctrica. Su diámetro era de 1.50 metros, lo que permitía recorrerlo solamente encorvado.
La acción realizada con absoluta limpieza y sin violencia fue un golpe demoledor para el gobierno y al mismo tiempo generó simpatía en amplios sectores de la población, que vieron como un reducido grupo de militantes políticos, con audacia y determinación, se habían burlado de los sistemas de seguridad del estado de manera impecable. El máximo líder y comandante del MRTA, que encabezará la evasión sería Victor Polay Campos.
¿Quién es Victor Polay?
VictorPolay desde muy joven se integró a la lucha política en el Perú. Desarrolló una amplia trayectoria militante en diferentes espacios del campo popular, intentando generar espacios de unidad de aquellos sectores que afirmaban la necesidad de transformar la realidad hacia formas de mayor equidad, justicia y libertad.
En 1982 se funda el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) como síntesis de diferentes organizaciones que confluyen dando forma a un espacio que claramente se consideraba un eslabón de continuidad en la lucha de las clases populares y herederos de Tupac Amaru y Micaela Bastidas en la luchacontra la opresión.
El primer manifiesto del MRTA reivindicaba el derecho constitucional a la insurgencia, levantándose en armas contra un gobierno usurpador. Planteaban que el único camino digno que quedaba a los revolucionarios peruanos era empuñar las armas para enfrentar a un gobierno violador de los derechos humanos que había hecho común en su práctica, una política sistemática de masacres, desapariciones y torturas contra la población civil. También el MRTA denunciaba que el sometimiento del país a los organismos financieros iba en contra de la soberanía nacional y que el pago de la deuda externa impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) condenaba a la muerte por inanición a miles de peruanos y a la producción nacional.
Recién en el año 1985, el MRTA realizaría sus primeras acciones militares con diferentes ataques y hostigamientos a puestos policiales distinguidos por su corrupción y abusos. Paralelamente comenzó a realizar diferentes confiscaciones de armerías y desarmes de policías con el fin de aprovisionarse para operaciones.
Al producirse el triunfo electoral de Alan García, el MRTA suspende las acciones y eleva una plataforma mínima para entablar conversaciones hacia un plan de pacificación. A pesar de ello, el gobierno hace oídos sordos y en ello colabora en gran medida la acción provocadora de Sendero Luminoso y su estrategia extrema, incluso contra la población civil.
En 1989 Victor Polay es detenido en Huancayo y recluido en el penal desde donde se fugaría unos meses después junto a 46 camaradas de lucha, tal como se relata en la primera parte de este artículo. Serán tiempos de profundización de la lucha y ampliación de la influencia insurgente a lo largo y ancho del territorio. En ese marco se producirán diferentes acciones militares que incluirán ataques a destacamentos de las fuerzas de seguridad como también ocupación de medios de comunicación para difundir proclamas y comunicados a la población en general.
Con el ascenso de Fujimori al gobierno, el MRTA intentó iniciar nuevamente el diálogo que permitiera explorar las posibilidades de paz y evitar que la guerra civil se profundice y prolongue en el tiempo. En esta búsqueda los revolucionarios peruanos tomaban como referencia ineludible las conversaciones de paz que se daban en El Salvador y también en Guatemala, sin embargo el gobierno no mostraba ningún interés por avanzar en un sentido pacificador.
En el mes de junio de 1992, y en un contexto de debilidad de la organización, que había recibido importantes golpes, es nuevamente detenido Victor Polay en el distrito de San Borja, y trasladado en los primeros días al Penal de Yanamayo en Puno, donde es sometido a torturas de parte de sus captores, recluido bajo formas tormentosas y en condiciones aislamiento riguroso.
En abril de 1993 y en medio de un gran despliegue propagandístico con la propia presencia de Fujimori, son trasladados los detenidos hacia la Base Naval del Callao, presentándolos ante la prensa como militantes derrotados y bajo continuas formas de humillación. Ya confinados en el nuevo sitio de detención, las condiciones se hicieron mucho más tormentosas bajo un régimen de total aislamiento que se lo conocía como “Némesis”, en referencia a la diosa griega de la venganza. La crueldad en su máxima expresión, la soledad y el silencio, la imposibilidad de acceder a libros o cualquier medio que permitiera transitar el tiempo de reclusión y la prohibición de visitas, que estaban reducidas a treinta minutos por mes de un familiar directo.
En diciembre de 1996 el MRTA realiza la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima, donde se realizaba una recepción con más de 800 invitados y luego de reducir a todos los presentes. El operativo denominado “Oscar Torres Condezo” se concebía como una acción que permitiera negociar la libertad de los presos del MRTA.
Es importante destacar que, cuando los catorce miembros del MRTA tomaron la casa del embajador japonés, lo hicieron de manera limpia, sin ocasionar ni un muerto ni ningún herido. Durante los cuatro meses que duró el operativo tampoco hubo ningún hecho lamentable, a pesar de que entre los rehenes se encontraban una buena cantidad de oficiales de las Fuerzas Armadas y Policiales, alguno de ellos con deudas de sangre con el pueblo.
A la intransigencia de Fujimori se sumó el papel de miembros de la iglesia, erigidos en supuestos mediadores pero que en realidad ejercieron un papel de funcionalidad al gobierno, que preparaba el terreno para ingresar a sangre y fuego en la residencia y acabar con aquellos revolucionarios que estaban solicitando la libertad de sus compañeros. Finalmente el 22 de abril de 1997 se produjo el asalto de las fuerzas de seguridad y la masacre a los miembros del comando del MRTA, que eran liderados por Nestor Cerpa Cartolini.
Victor Polay es, al día de hoy, el preso guevarista más antiguo de América Latina y a pesar de las más de dos décadas en prisión mantiene en pie sus convicciones de justicia social que aprendió desde su niñez y que fue fortificando en su juventud con el conocimiento de las ideas socialistas y su identificación con Luis de la Puente Uceda, José Carlos Mariátegui y el ejemplo vivo del Che. Solo la fortaleza de saberse luchador de causas justas ha mantenido a Victor con la vista en alto y el corazón despierto, a pesar de los dolores.
Polay no ha dejado de pensar en luchar por un mundo más justo y afirma que es el momento de rescatar la dignidad del Perú, que ha llegado la hora del pueblo y de la izquierda de plantearse seriamente la transformación de la patria, como única posibilidad de refundar el Perú con un renacimiento de nuestra sociedad y una auténtica democracia política, económica y social, en el marco de una nueva Constitución, una liberación nacional y social.
Hace no mucho, desde el sur del continente, alguien que conoce de torturas y condiciones inhumanas de encierro, le escribió unas palabras a VictorPolay, que son el resumen del sentimiento de aquellos que seguimos creyendo en el valor de la solidaridad y la necesidad de construir un mundo mejor:Ten mi aliento desde el sur, Víctor, hermano al que no conozco pero por el cuál pedí y rogué más de una vez con poca suerte. Ten mi compañerismo y en ti, hacia todos aquellos que ataron su juventud a la esperanza por una América Latina mejor. Gracias por vivir y resistir, gracias por sembrar. José Pepe Mujica. Ex presidente de la República Oriental del Uruguay.
*Alberto Miguel Sánchez es historiador y colaborador habitual de PIA Noticias.