Colaboraciones Nuestra América

Mayor integración regional es el camino para navegar en aguas turbulentas

Por Leonardo Attuch*. –
La aproximación entre Brasil y Chile es fundamental en un mundo marcado por guerras comerciales

La cumbre Brasil-Chile realizada ayer en Brasilia representó un hito estratégico en las relaciones sudamericanas. Más allá de los actos protocolares y la firma de trece acuerdos bilaterales, el encuentro evidenció una respuesta concreta a las crecientes tensiones del escenario internacional, especialmente ante la nueva escalada proteccionista protagonizada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su segundo mandato. Las tarifas unilaterales impuestas contra China y otros países marcan una nueva fase de la guerra comercial global, haciendo aún más urgente la construcción de una América del Sur integrada, soberana y resiliente a choques externos.

La presencia de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric reforzó una visión del mundo basada en la cooperación y la justicia económica. Ambos defienden la reconstrucción de América del Sur como un polo autónomo de desarrollo, capaz de diversificar sus asociaciones, proteger sus intereses y generar oportunidades para sus pueblos.

En este contexto, los corredores logísticos de las Rutas de Integración Sudamericana, que conectan el Atlántico al Pacífico, adquieren una importancia estratégica. Además de reducir costos y tiempos de transporte, estas rutas fortalecen la soberanía regional al disminuir la dependencia de rutas comerciales controladas por potencias externas. La integración física también facilita la cooperación en áreas como energía, tecnología y seguridad alimentaria.

La cumbre también simboliza el retorno de una diplomacia activa y propositiva por parte de Brasil, que, bajo el liderazgo de Lula, vuelve a desempeñar un papel central en la articulación de proyectos regionales. La reactivación de mecanismos como la UNASUR y la CELAC, así como la aproximación al BRICS ampliado, indican una estrategia de inserción internacional basada en el multilateralismo y la solidaridad entre países del Sur Global.

En un mundo cada vez más fragmentado, con bloques económicos cerrándose y conflictos geopolíticos intensificándose, la integración regional se presenta no solo como una opción, sino como una necesidad. Brasil y Chile, al fortalecer sus lazos, envían una señal clara de que es posible construir una América del Sur más unida, justa y preparada para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

Leonardo Attuch*. Periodista y editor jefe de Brasil 247

Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal Brasil 247

Foto de portada: Cristóbal Olivares/Bloomberg

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