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La Alemania y Europa de Merz

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini* –
Profundización del militarismo, BlackRock, y ¿qué significa ‘independencia militar de EEUU’?, ¿vuelve la entente franco-alemana?.

La CDU/CSU y el SPD acordaron formar coalición de gobierno luego de varias semanas de negociaciones. A comienzos de mayo, la coalición se someterá a votación en el Bundestag para confirmar al nuevo gobierno y el inicio de sus funciones. Aunque, desde que se conocieron los resultados en febrero, el actual canciller Scholz ha dejado de aparecer como el que toma las decisiones, mientras Merz ya se encuentra gobernando sin títulos formales.

Una coalición que no es nueva para la historia alemana, con un SPD agonizante tras la gestión de Scholz, que cortó con el proyecto de Ángela Merkel, y le quitó a Alemania su rol de gran potencia, “la locomotora de Europa”. Scholz sumió al país en una fuerte crisis interna caracterizada por un gran proceso de desindustrialización. El canciller del SPD tuvo que someterse a una moción de censura para finalizar su mandato y llamar a elecciones anticipadas, las cuales confirmaron el fracaso de su gobierno y una drástica caída de su partido.

El próximo canciller, Friedrich Merz, promete una gran profundización en áreas como la militarización, el apoyo a Ucrania y la guerra contra Rusia. El principal punto se centra en reposicionar a Alemania como líder regional que guíe a un fortalecimiento de la unidad europea para construir una política de defensa desligada de Estados Unidos a la vez que profundiza el discurso antiruso. 

Friedrich Merz, abogado, presidente de la CDU desde 2022, fue diputado y principal opositor en el Bundestag. Durante unos años Merz abandonó la carrera política alemana y trabajó en el sector privado, incluyendo muchos años en Black Rock, y volvió tras conocer la salida de Merkel de la política.

Merz y Merkel tienen un vínculo muy tenso desde hace décadas debido a diferencias en el tipo de proyecto y políticas de la CDU y de la disputa por el liderazgo del partido. Merz representa a un ala conservadora y liberal de la CDU, mercado desregulado, menos intervención estatal, políticas migratorias duras, algo euroescéptico mientras que Merkel se caracterizó por ser más centrista, pragmática y social, encauzó la política migratoria de puertas abiertas y defendió la integración europea.

En 2022 Merz asumió el liderazgo de la CDU con el objetivo de reavivar el electorado conservador promoviendo una agenda de políticas alineadas a la tradición cristiana-demócrata, restricciones fronterizas, desregulación del mercado, reducción de impuestos. Defiende el aumento del gasto militar y el fortalecimiento de la OTAN, apoya la ayuda militar a Ucrania y la posición contra Rusia, mientras que apuesta a la cooperación con Francia y una reducción de la dependencia económica con China.

“Creo firmemente que nuestro lugar está y sigue estando “en Occidente”. No se trata de una dirección cualquiera, ni de una geografía política, sino del marco normativo de un orden político basado en valores y reglas que nos conecta con Europa y quizás también con América. Pero incluso sin los estadounidenses, nuestro lugar sigue estando en el centro de Europa, no al lado de Putin y no aislado en el camino hacia la marginación populista de derecha. Para que Europa siga teniendo éxito en el futuro, Alemania debe estar preparada para asumir la responsabilidad del liderazgo”, aseguró días antes de la jornada electoral en febrero.

Luego de lograr el acuerdo de coalición con el SPD, Merz volvió a hacer énfasis en la necesidad de que Europa se despegue del tipo de vínculo que ha construído con EEUU para “acercarse a otras regiones del mundo con más vigor que antes y hacer ofertas de cooperación y nuevos acuerdos de libre comercio. Esta es la hora de la Unión Europea”. Para esto, el nuevo canciller explicó que el único camino es con una Alemania fuerte liderando el proceso europeo.

Los especialistas nombran la nueva etapa alemana como “el gobierno Black Rock” debido al recorrido profesional y político de Merz en el monstruo de inversiones más grande del mundo. 

¿Qué significa esto? Que la militarización y la reactivación de la economía y la industria van de la mano, una suerte de neokeynesismo belicista.

“El nacimiento del gobierno Merz marca, según amplios sectores de la izquierda y los movimientos sociales, una aceleración de la transformación oligárquica de la democracia alemana. La influencia del gran capital financiero, simbólicamente representado por el nombre de gobierno BlackRock, impregna no sólo la agenda económica del nuevo ejecutivo, sino también su visión del papel internacional de Alemania: un actor armado, subordinado a la estrategia de la Alianza Atlántica y dispuesto a sacrificar la cohesión social interna en el altar de la competencia global”, concluye el politólogo Giulio Chinappi.

De acuerdo a Ali Mercan, “ya se han tomado decisiones clave para el gobierno entrante. Estas decisiones reflejan principalmente la orientación de los partidos atlantistas. Las decisiones más importantes son las políticas dirigidas a Rusia y el continuo apoyo a Ucrania. Al difundir el temor a un ataque ruso, el objetivo es dirigir las inversiones principalmente hacia la militarización. Para generar capital para este sector, las medidas incluyen el aumento de impuestos, la reducción de las prestaciones sociales y las pensiones, y la limitación del gasto público. Esta política ha llegado tan lejos que se prevé que incluso las fábricas de automóviles se reorienten hacia la producción de armas”.

Black Rock tiene una fuerte presencia tanto en Alemania como en Europa, en diversas áreas, de hecho hemos analizado cómo el futuro ucraniano ya está vendido a esta empresa, pero si nos enfocamos sólo en la industria militar podemos dar cuenta de que posee acciones en empresas como Rheinmetall, Jenoptik y Hensoldt si sólo nombramos las empresas alemanas. Pero también posee presencia como accionista en empresas como Leonardo de Italia y BAE Systems del Reino Unido.

Rheinmetall es la principal industria armamentística alemana con cinco fábricas en el país que da empleo a más de 30 mil personas. Esta empresa también fabrica autos, no obstante con el cambio del rumbo europeo, las ventas automovilísticas han caído mientras que la venta de armas aumentó exponencialmente. Esto ha llevado a Rheinmetall a convertir dos fábricas de autos para dirigirlas al mercado de armamentos. La empresa también opera en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Austria, Suiza, Italia, Hungría, Sudáfrica y Australia. 

El director general de Rheinmetall, Armin Papperger, declaró en marzo de este año que “ha comenzado en Europa una era de rearme que exigirá mucho de todos nosotros” lo que significa “unas perspectivas de crecimiento para los próximos años como nunca antes hemos experimentado”.

La Alemania de Merz representará un rol clave en el proceso de rearme e hipermilitarización del proyecto de las élites europeas liderando la UE, con el gran condimento de la búsqueda de la independencia con EEUU. A nivel interno, parece que el objetivo de Merz incluye que este proceso de militarización reactive la industria y permita evitar el total colapso económico y social. 

Aunque puede resultar un tanto contradictorio si se piensa en corto y mediano plazo, ya que Estados Unidos se ha encargado durante muchísimo años que Europa tenga esa inexorable dependencia, en especial en el ámbito de seguridad y defensa. Alemania en particular es el país europeo con mayor presencia de tropas extranjeras en su territorio, principalmente de tropas norteamericanas. Posee aproximadamente 35 mil tropas estadounidenses activas y las bases Ramstein Air Base, Stuttgart y Grafenwöhr y Vilseck que funcionan como sedes y centros logísticos y de entrenamiento de las fuerzas norteamericanas. Además, si bien Alemania no posee armas nucleares, alberga este tipo de armas propiedad de EEUU en la base área Büchel como parte de un programa de la OTAN, a lo que se le suma el entrenamiento al personal alemán. 

También hay que sumarle que Alemania compra equipamiento militar estadounidense y junto al desarrollo de la OTAN posee fuerte dependencia de la interoperabilidad de dichas armas, protocolos, diseños, estándares y mantenimiento. Incluso existen infraestructuras alemanas que están bajo el control estadounidense. Durante el gobierno de Scholz, Alemania comenzó el “cambio de época”, Zeitenwende, en donde se anunciaba el presupuesto de 100 mil millones de euros para gasto militar como respuesta a la operación militar especial en Ucrania. Sin embargo, esto significó la profundización de la utilización de la arquitectura centrada en la OTAN (es decir, EEUU).

Otro punto que suena contradictorio es el hecho de que, según Tomas Fazi, la historia entre Merz y Black Rock implicó la incondicional ayuda del alemán en la penetración de Black Rock e inversionistas estadounidense en Alemania. “Como explica Werner Rügemer, autor de BlackRock Alemania, en Mayer Brown Merz ayudó a facilitar acuerdos que promovieron los intereses del capital estadounidense en Alemania al alentar a los inversores estadounidenses a comprar empresas en la República Federal. El resultado fue la venta y reestructuración de miles de empresas alemanas, lo que implicó recortes de empleo y congelación de salarios, un enfoque abiertamente elogiado por Merz en su libro Atrévete a ser más capitalista”, relata Fazi. 

“El atractivo de contratar a Merz no es difícil de ver. Facilitó reuniones entre el CEO de BlackRock, Larry Fink, y políticos alemanes, ayudando a dar forma a políticas que beneficiarían a la empresa y su amplia cartera de inversiones. Bajo la influencia de Merz, por ejemplo, BlackRock se ha convertido en uno de los mayores accionistas no alemanes de muchas de las empresas más importantes del país, desde Deutsche Bank hasta Volkswagen, desde BMW hasta Siemens. Sin embargo, su trabajo no consistía sólo en aumentar las ganancias para los accionistas; también se trataba de definir un entorno político en el que los intereses corporativos estuvieran alineados con la política gubernamental. Por una feliz coincidencia, también se creó un clima en el que alguien como Merz podía pasar fácilmente del gran empresariado al Bundestag”, explica Fazi.

Es decir, el proyecto de Merz de buscar una mayor independencia de EEUU en el ámbito militar, en principio no significa ir contra EEUU, ni tampoco será un camino fácil de desandar en el que, probablemente, se encuentre con grandes resistencias, ya que el desarrollo histórico de la seguridad, defensa e inteligencia alemana está atada a la OTAN y a EEUU, lo que la ha limitado al país en su proyección estratégica geopolítica regional e internacional de modo autónomo. A esto se le suma las repercusiones que podría acarrear esta profundización del camino militarista en la población alemana y la crisis social que atraviesa, ya que se anuncia un exorbitante gasto en lo militar pero no en áreas sociales a medida que la calidad de vida de la ciudadanía empeora. En una sociedad que se encuentra dividida y en donde va aumentando el apoyo al proyecto de la extrema AfD que se ha pronunciado contra el apoyo a Ucrania y el enfrentamiento contra Rusia.

No obstante, aún sin asumir su mandato, Merz ya se encuentra gobernando y antes de que el nuevo Bundestag asuma sus responsabilidades, Merz impulsó, y logró la aprobación, de una reforma constitucional para modificar las restricciones en el gasto militar. En marzo se aprobó con 517 votos a favor y 207 en contra, la enmienda que permite excluir del límite de endeudamiento constitucional todo gasto en defensa que supere el 1% del PIB. Además también significa la creación de un fondo especial de 500 mil millones de euros para inversiones de infraestructura y defensa para ser utilizado en un plazo de 12 años. Esto indudablemente significa una profundización del proyecto de Scholz, ya que implica un cambio en la política fiscal y de defensa alemana incluyendo un gasto militar sin restricciones aprobado en el marco de una reforma constitucional.

Mercan nos recuerda que “las instituciones alemanas de política exterior han publicado recientemente dos importantes análisis. El primero anticipa una guerra con Rusia en los próximos cuatro o cinco años. Un segundo análisis, más reciente, predice la posibilidad de una guerra mundial en la próxima década. Estas proyecciones se utilizan para justificar la acelerada militarización y producción de armas de Alemania y la UE”. Además, “el plan de inversión militar multimillonario de Alemania no solo se presenta como una contribución al armamento de Ucrania, sino que también se justifica con la afirmación de establecer la ‘soberanía europea’”, explica el analista.

Así, Merz se alinea con el proyecto europeo de rearme de von der Leyen, al cual, tras la asunción de Trump, se sumó Macron de Francia y Starmer de Reino Unido. No obstante, Merz ya anunció su intención de liderar este proceso europeo, lo que deja la pregunta abierta si lo hará reactivando la entente franco-alemana o buscando pisar la cabeza de Macron.

Si bien se puede interpretar que Merz busca dejar atrás la posición de Alemania anunciada en la famosa frase “los rusos afuera (de Europa), los americanos dentro y los alemanes debajo”, la retórica de ‘independencia militar de EEUU’ no necesariamente está atada a la búsqueda de autonomía europea o de enfrentamiento con sus socios norteamericanos, ya que hasta el momento ha planteado el camino de seguir con la exigencia que Trump ha hecho a Europa: asumir la responsabilidad de su propia defensa y aumentar el gasto militar. A lo que se le suma el desarrollo histórico de los vínculos de Merz con los sectores empresariales estadounidenses y con el atlantismo.

Es decir, que el nuevo gobierno alemán con Merz a la cabeza no cambiaría el rumbo europeo, hasta el momento timoneado por las élites globalistas atlantistas europeas que buscan profundizar la hipermilitarización europea bajo la retórica antirusa. 

Ya que en esto, explica Fazi, “Merz, al igual que Trump, ha demostrado ser primero un hombre de negocios y sólo después un político. Pero a diferencia de Trump, que tiene al menos algunas credenciales populistas, la victoria de Merz será celebrada en las salas de juntas de BlackRock y otras grandes empresas, que pueden esperar ver sus saldos bancarios comenzar a aumentar de manera constante”.

*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: Tobias Koch. Extraída del perfil de Merz enla red social X.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

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