Por otra parte, diversas fuentes y medios colombianos, incluyendo el comunicado de las FARC-Segunda Marquetalia, señalaban que al parecer resulta que un comando del ejército de Colombia, asesorados por los integrantes de las fuerzas armadas norteamericanas, acantonados en la fronteras colombo-venezolanas, le emboscaron y asesinaron, le cortaron el dedo meñique, para seguramente asegurar por sus huellas que se trataba de él y supuestamente lo llevaron a territorio venezolano donde, corrieron la Fake News y que al parecer había sido abatido por el ejército venezolano.
Llama la atención que la revista Semana, que como se sabe es la portavoz del gobierno y de los servicios de inteligencia, fue la primera que dio la noticia de la muerte de Santrich. Algo huele mal en Dinamarca, como dice el viejo dicho. Lo más grave de este hecho es que sí fue asesinado en Colombia, porque motivo llevan su cuerpo a territorio venezolano. Pero si fue emboscado en territorio venezolano, por cualquier de los dos motivos es una acción ilegal de connotación internacional.
Mientras que un comunicado de las FARC- Segunda Marquetalia, de la cual Santrich formaba parte de su Estados Mayor, informa que fue emboscado por un comando del ejército colombiano, en la zona binacional fronteriza, en las serranías del Perijá, entre el Chalet y la vereda Los Laureles, dentro de territorio venezolanos, comando que fue evacuado por un helicóptero de color amarillo, y tomó rumbo al territorio colombiano. De verificarse esta información es sumamente grave, porque nuevamente Colombia viola la Carta de la ONU y la OEA, al ingresar ilegalmente a territorio venezolano.
Curiosamente el asesinato, fue ejecutado el pasado 17 de mayo, cuando unos días antes de su muerte, una sala de la Corte Suprema de Justicia, aprobó la extradición de Santrich, por el delito de narcotráfico, un cargo que la Justicia Especial de Paz y la misma Corte Suprema de Justicia, en junio del 2019 desestimaron por faltas de prueba. Es la misma que ordenó que Jesús Santrich tomara posición de la curul que le correspondía, en el marco de los Acuerdos de Paz. Y que inconsistencia, será la misma Corte Suprema la que ahora aprueba la extradición, no les resulta extraño que unos días, después lo mataron.
En relación a la operación de narcotráfico, es público y notorio que todo fue un gran montaje del Fiscal Martínez Neira, el gobierno de Uribe-Duque y la DEA. Un gran escándalo, que motivó la renuncia del Fiscal General, pues todo estaba planificado para acabar con los Acuerdos de Paz. No resulta muy extraño que a estas alturas y conociendo que el comandante Jesús Santrich, no podrían extraditarlo, no solo porque era inocente como estaba demostrado, sino porque tendrían que ir a detenerlo en las montañas. Como encaja en este satánico plan del gobierno, esa decisión de una sala de la Corte Suprema de Justicia, juzguen ustedes amigos lectores está incógnita.
Es evidente que la crisis interna es provocada y tiene su origen por los muchos años que el pueblo colombiano sufre de la más horrible opresión, violencia, explotación, miseria, desempleo, desplazamientos, robos de sus tierras, gravísimas violaciones a los derechos humanos y civiles. La criminal política de asesinar y desaparecer a líderes y lideresas del movimiento social y étnicos y de ex combatientes de las FARC, con la impunidad y complicidad del Estado, estas enromes razones agotaron la paciencia de ese noble y querido pueblo.
Cuando hablo de un Estado, es porque no se trata solo del genocida y narco-paramilitar gobierno. No, se trata de que los tres poderes del Estado hoy, están en manos de una oligarquía contaminada con el narcotráfico que desde la Casa de Nariño ejecuta esta política y cuya Genesis, ha sido la de la violencia y explotación de su pueblo, como lo vengo denunciando en mis artículos, “la guerra y la paz en Colombia”.
Un poder ejecutivo, que tiene subordinado al poder legislativo, a la mayor parte del poder judicial, estas son: Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, parte de la Corte Suprema de Justicia y Corte Constitucional, Defensoría del Pueblo y Registraduría electoral. Y que ha puesto, su política económica, exterior y militar en manos de Estados Unidos.
El asentamiento de tropas norteamericanas y asesoramiento israelita, en la frontera con Venezuela, es una expresión de lo arriba afirmado y viola la Constitución del 91. Estas violaciones han sido denunciadas por los senadores, Iván Cepeda, Gustavo Petro, Antonio Sanguino y Gustavo Bolívar, miembros de la pequeña bancada opositora.
Conocí a Jesús Santrich en el 2006 cuando por razones humanitarias fue atendido en el Hospital Oftalmológico, de La Habana, en las conversaciones que tuve con él, aprecié una persona de una vasta cultura y de un gran deseo de que el conflicto social y armado terminara en una negociación que dieran paz y tranquilidad a su pueblo.
Percibí en él, a pesar de su ceguera a un hombre, con muchas ganas de vivir y no me cabía la menor duda de que era un puro caribeño, con la alegría y ese espíritu macondiano, al estilo de Aureliano Buen Diaz, del bromista, pero también del hombre serio y muy conocedor de cualquier tema que uno abordara. Un romántico, dado a la pintura, la música y al deporte que no podía realizar por sus limitaciones.
Políticamente era sin duda un hombre fiel y un convencido marxista, pero no sectario ni excluyente, creía que las ideas debían ser debatidas vinieran de donde vinieran, pero que todas estuvieran encaminada a buscar justicia social, bolivariano, unitario y solidario, de un gran carisma. Esto lo demuestra las ideas y el mensaje que en Exclusiva: el líder de las FARC Jesús Santrich ofreció a Rusia Today:
Al igual que lo hizo el pasado 29 de agosto su compañero Iván Márquez, Santrich anunció “el comienzo de la Segunda Marquetalia bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión”.
Santrich acusó al Gobierno de Iván Duque de traicionar el Acuerdo de Paz de La Habana y expresó: “Iván Duque asegura sin inmutarse que lo que él no firmó, no lo obliga, desconociendo que el acuerdo se firmó con el Estado. Evidentemente el establecimiento no quiso respetar los principios que rigen las negociaciones, el pacta sunt servanda y la buena fe. El Estado que no respeta sus compromisos no merece el respeto de la Comunidad Internacional, ni de su propio pueblo”, afirmó Santrich.
Aquí viene un importante pensamiento, que lamentablemente difiere de los que está sucediendo hoy en Colombia, que el ejército y policía disparan contra el pueblo. Santrich expresó que su objetivo “no es el soldado ni el policía, el oficial ni el suboficial respetuosos de los intereses populares, sino la oligarquía”, a quien acusó de ser corrupta, mafiosa y violenta”.
“En nuestra decisión está no seguir matándonos entre hermanos de clase para que una oligarquía descarada continúe manipulando nuestro destino y enriqueciéndose, cada vez más, a costa de la pobreza pública y los dividendos de la guerra. De ahí nuestro llamado también a los integrantes de la Fuerzas Públicas que tengan dolor de pueblo, a que caminemos juntos por sus reivindicaciones y su felicidad “, especificó.
“Dentro de esa ruta, buscaremos de inmediato coordinar esfuerzos con la guerrilla del ELN y con aquellos compañeros y compañeras que no han plegado las banderas que tremolan patria”. Santrich habla de trabajar por un nuevo Gobierno de transición producto de “una gran coalición de fuerzas de la vida, de justicia social y democracia que convoque a un nuevo diálogo de paz”. Subrayó que “existen las herramientas para seguir intentando una salida concertada, impulsando un proceso constituyente abierto hacia la superación de la exclusión”.
Hasta aquí las declaraciones, del honesto, firme y claro pensamiento de Seuxis Paucias Hernández Solarte, conocido nacional e internacionalmente, como Jesús Santrich, seudónimo que él asumió en homenaje a un compañero caído en la lucha. Por esas posiciones, su liderazgo y la influencia que tenía en sus hombres y quienes le conocían, el imperio y la oligarquía no podía permitir que continuara con vida, era muy peligroso.
Honor y gloria a este combatiente revolucionario colombiano, cuya trayectoria y sus costumbres costeñas, simpáticas bromas, su vasta cultura y acumuladas experiencias, su espíritu solidario, alegrías y carácter macondiano, lo elevan a un estadio alto y será un faro y guía a seguir por la juventud colombiana, ellos no saben que inteligencia y hombre han asesinado.
Notas:
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
Fuente: Radio Clarín de Colombia