En su tercer informe sobre la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotiznapa, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), respaldado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), destacó que desde días antes de los hechos había una operación de inteligencia ordenada por elementos del Batallón 27 del Ejército, semejante a actividades de contrainsurgencia, para dar seguimiento a los jóvenes y a lo que sucedía en la normal; entre nomalistas se encontraba personal de inteligencia encubierto.
En su exposición, Claudia Paz y Paz dijo que había reportes sobre los normalistas y su actividad incluso en el día de los hechos, había información minuto a minuto a través de estos informes de inteligencia porque en el grupo de los normalistas había dos militares que informaba puntualmente a las autoridades de lo que estaba sucediendo.
Francisco Cox fue puntual en señalar que el espionaje a los normalistas de Ayotzinapa fue ordenado desde el batallón 27 con sede en Iguala. Se informó que se tenía un seguimiento de las actividades con fines de contra insurgencia desde el 2010. Se conocía toda la información del desplazamiento de los normalistas desde antes y durante los hechos ocurridos que llevaron a la desaparición
De igual forma, a través del esquema denominado Guerrero Seguro se tenía conocimiento de la actividad delictiva relacionada con el trasiego y producción de Heroina y producción de amapola. Se conocía que esta droga era transportada a través de los autobuses que circulaban por la region.
Sin embargo, durante la primera etapa de trabajo del GIEI , dijeron los integrantes, que entonces no se sabía al principio de Guerreros Unidos, del trasiego de drogas en la region de la vinculación con auroridses ases municipales.
Paz mencionó que esta información fue posible obtenerla en esta nueva etapa dada la apertura parcial de información. Informó que la noche de la desaparición se conoció incluso que algunos estudiantes fueron entregados en barandilla.
Cox mencionó que en estos siete años, se ha detectado que 22 personas que han declarado dentro de las diligencias han muerto, de las cuales solamente dos fallecieron de muerte natural.
En su informe el GIEI da cuenta que tuvo acceso a 57 informes de seguimiento militar a los normalistas entre 2011 y 2014. “Solo en 2014 se obtuvieron 12 comunicaciones e informes de inteligencia del CISEN que daban cuenta de las actividades de los normalistas , incluyendo los días anteriores y el mismo día de los hechos. Existe además, el reporte de la 35 zona militar sobre actividades de la Normal cuatro días antes de la desaparición.
El documento del GIEI revela que las autoridades militares y de inteligencia conocían y daban seguimiento a las actividades del crimen organizado, particularmente al accionar de Guerreros Unidos. También “conocían de la siembra de amapola y la fabricación de heroína que se enviaba hacia los Estados Unidos. “En seguimiento a esas actividades, la noche del 26 y del 27 de septiembre de 2014 las autoridades militares tenían la intercepción de comunicaciones en tiempo real”.
Es decir, “todas las corporaciones Ejército, CISEN, y Policía Federal y Estatal hacían seguimiento en tiempo real de todas las actividades de losnormalistas”. Incluso,a partir de la nueva documentación presentada, se tuvo conocimiento de la realización de procedimientos disciplinarios al interior del ejército de miembros que omitieron información relevante sobre su presencia esa noche en barandillas.
“De acuerdo al documento que se le notifica la sanción a uno de ellos , esta se impuso ‘por haber omitido en su informe que el día 26 de septiembre de 2014 ingreso a barandilla de la policía municipal en busca de una motocicleta propiedad de un elemento de la tropa”.
Claudia Paz y Paz mencionó que el GIEI pudo constatar la presencia de militares en barandillas en la noche del 26 de septiembre.
Asimismo, el informe da cuenta, con base en declaraciones de los mandos del batallón 27, que la noche misma de la desaparición de los jóvenes, integrantes del ejército salieron a patrullar Iguala desde las 00:30 horas del 27, “cuando se había producido el segundo ataque a normalistas sobrevivientes y cuando ya los estudiantes desaparecidos habían sido llevados dos horas antes por las policías municipales que las detuvieron.
Nueva documentación obtenida revela que había militares también en la caseta 3 de la salida de Iguala, dichas instalaciones se encuentran a poca distancia del Palacio de Justicia donde ocurrieron los hechos. “El GIEI había pedido reiteradamente las grabaciones de las cámara de esa caseta debido a la importancia del lugar ya que probablemente por esa zona pasó el quinto autobus que permaneció desaparecido en toda la investigación.
*Alonso Urrutia es periodista de La Jornada Mx, donde se publicó originalmente este artículo.