Asia

Indonesia irrumpe con voz propia: el pragmatismo global de Subianto en la ONU

Por PIA Global.- El primer discurso en una década de un presidente indonesio ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) no pasó desapercibido.

Prabowo Subianto, recién llegado al poder, provocó un intenso debate interno al declarar que Indonesia podría reconocer al Estado de Israel, pero solo si antes Israel reconoce plenamente a Palestina.

Al mismo tiempo, prometió enviar decenas de miles de fuerzas de paz a zonas de conflicto como Gaza, Ucrania, Sudán y Libia. Lo que para algunos críticos domésticos fue un gesto “provocador” y contrario a la histórica solidaridad con Palestina, para observadores internacionales es una muestra de pragmatismo diplomático y ambición geopolítica: Indonesia quiere jugar en la primera división del orden global.

Del bajo perfil a la diplomacia de alto impacto

Durante la presidencia de Joko Widodo, Yakarta mantuvo una presencia internacional relativamente discreta. Los discursos anuales en la ONU quedaban en manos del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Widodo mismo solo apareció por videoconferencia durante la pandemia.

Prabowo, en cambio, decidió romper con esa inercia: habló temprano en el orden de oradores —justo después de Luiz Inácio Lula da Silva y Donald Trump— y marcó un tono ambicioso.

Indonesia no es cualquier país: es la cuarta nación más poblada del planeta y el Estado musulmán más grande del mundo, con más de 270 millones de habitantes. Su voz tiene un peso simbólico y político enorme para el Sur Global, especialmente en temas de justicia histórica y autodeterminación de los pueblos.

Prabowo aprovechó esa legitimidad para lanzar un mensaje que combina idealismo con pragmatismo: defender los derechos palestinos sin quedar atrapado en un aislamiento que limite la proyección internacional de Yakarta.

Una propuesta audaz: condicionar el reconocimiento de Israel

El anuncio de que Indonesia podría reconocer a Israel bajo la condición previa de que este reconozca a Palestina generó reacciones inmediatas en casa. Sectores conservadores y grupos pro-palestinos lo acusaron de debilitar la postura histórica de solidaridad incondicional.

Sin embargo, la lógica detrás de la propuesta es estratégica: trasladar la presión a Israel y a Occidente, colocando a Indonesia como un actor dispuesto a premiar avances concretos hacia la solución de dos Estados.

En un momento en que varios países occidentales —como Reino Unido, Francia, Bélgica, Australia y Canadá— han reconocido a Palestina, Prabowo intenta alinear a Indonesia con una corriente más práctica y negociadora, que no renuncia a los principios, pero busca resultados reales.

Además, la idea posiciona a Yakarta como un potencial mediador entre el mundo islámico y Occidente, rol que ninguna otra potencia musulmana ha logrado consolidar plenamente.

Fuerzas de paz como carta de poder blando

La otra gran promesa de Prabowo fue la de enviar 20.000 o más soldados indonesios a misiones de paz en algunos de los conflictos más graves del planeta: Gaza, Ucrania, Sudán y Libia.

Con ello, Indonesia refuerza su imagen de actor comprometido con el multilateralismo y la estabilidad global, una apuesta que gana relevancia en un contexto de desgaste de la hegemonía estadounidense y creciente escepticismo hacia las instituciones internacionales.

Indonesia ya es uno de los mayores contribuyentes a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, pero esta propuesta eleva su perfil a un nuevo nivel. No es solo un gesto humanitario: es una señal de poder blando inteligente, que combina reputación internacional, capacidad logística y el mensaje de que el Sur Global puede proveer soluciones donde las potencias tradicionales han fracasado.

El trasfondo: declive del hegemon y espacio para nuevas voces

El movimiento de Prabowo ocurre mientras Estados Unidos enfrenta una erosión de credibilidad internacional. Sus guerras prolongadas, el desgaste interno y la incapacidad de liderar consensos en temas clave han abierto espacio para que nuevas potencias intermedias —como India, Brasil e Indonesia— tomen la iniciativa.

El presidente indonesio parece entender que la diplomacia ya no se mide solo por alineamientos militares, sino también por la capacidad de ofrecer soluciones pragmáticas y construir puentes entre mundos culturales y políticos diversos.

En un momento de multipolaridad emergente, la voz de Yakarta se suma a la de actores que buscan un orden internacional más inclusivo y menos dependiente de las viejas potencias coloniales.

El mensaje de Prabowo resuena especialmente porque Indonesia tiene una historia de lucha contra el colonialismo y puede hablar desde la experiencia de un país que sufrió la opresión, pero hoy aspira a liderar con una visión equilibrada.

*Foto de la portada: EPA

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