Y precisé, sí trabajara para fortalecer la CELAC y UNASUR y no continuara con la actual política del presidente Sebastián Piñera, la del de Brasil y de Colombia, de hacerle el juego a Estados Unidos, para dividir estas dos organizaciones regionales y conspirar contra la integración latinoamericana y caribeña.
La posición de política exterior de Chile resulta de mucha importancia y tiene un papel relevante para el pueblo chileno, porque con su rica historia combativa y para honrar realmente a Salvador Allende, merece qué, después de 48 años de gobiernos sometidos a intereses foráneos, su país debe estar dentro de los pueblos y países que reclaman una verdadera independencia y soberanía. Política que lamentablemente, continua muy comprometida con las acciones y trabajo divisionista y anti-integracionista de Estados Unidos.
Para entender que ha venido sucediendo en nuestra región en lo político, económico y social, debe tenerse en cuenta que el modelo escogido de “democracia representativa” y “política económica neoliberal”, lejos de crear bienestar, vida, trabajo y vivienda digna, ha llevado a nuestros pueblos latinoamericanos a la más terrible miseria y al robo de nuestras riquezas naturales por parte de la grandes empresas transnacionales, estadounidenses y europeas. Hoy el cobre y el litio está en manos extranjera.
Y qué, decir de la OEA, que lejos de ser un organismo que realmente respete su Carta Fundacional y que claramente expresa “defender y respetar la soberanía e independencia sin injerencia externa de los Estados miembros”, ha sido todo lo contrario y es un instrumento de Washington para implementar su política y la pone a su servicio.
Tomemos en cuenta las acciones de la OEA y lo acontecido bajo su manto, desde su propio nacimiento en abril de 1948, teñida con la generosa sangre del líder revolucionario y antimperialista, Jorge Eliécer Gaitán. Asesinato que fue obra de la oligarquía liberal conservadora y de la recién creada agencia de inteligencia CIA de los Estados Unidos, tal es así que a mas de 74 años de este criminal suceso, Washington no ha autorizado desclasificar la información que tienen del caso.
Para vergüenza del noble pueblo colombiano hoy su gobierno se ha convertido en el más fiel subordinado de la política de Estados Unidos y la OEA, para muestra un botón. Veamos cual fue el discurso y la posición de la vice canciller colombiana María Carmelina Londoño en la reunión de cancilleres de la CELAC, pronunciado el pasado domingo 9 de enero.
Inicio su discurso expresando “los silencios oportunistas de la CELAC por la violaciones de los derechos humanos en tres países integrantes de la organización”, sin mencionar los nombres de dichas naciones, pero que obviamente se trata de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que son los países que Estados Unidos y su departamento de Estado, para justificar su genocida política de bloqueo, sanciones, robo de sus recursos y agresiva e injerencista política tiene contra estas soberanas e independientes naciones.
El discurso de la representante colombiana, estuvo dirigido a una fuerte defensa de la OEA calificándola como un “ejemplo y centro de gravedad de un acervo institucional y normativo”. La vicecanciller Londoño desconocio olímpicamente la política injerencista y agresiva ejecutada por la OEA desde su fundación en abril de 1948. Para refrescarle la memoria, me referiré solo a las acciones más reconocidas, fuertemente condenadas por los pueblos de nuestra América Latina y Caribeña, incluidos sectores académicos e intelectuales estadounidenses.
La agresión militar a Guatemala en 1954 con el objetivo de derrocar al gobierno democrático del presidente Jacobo Árbenz, organizada, armada y dirigida por Estados Unidos, con el apoyo político de la OEA. Numerosos muertos y heridos costo este ilegal hecho.
El apoyo y respaldo militar al Golpe de Estado en Cuba el 10 de marzo de 1952 ejecutado por el general Fulgencio Batista, causante del asesinato de miles de cubanos, se calculan un poco más de 20,000 mil en sus casi 7 años de gobierno. De esa política criminal la OEA no dijo absolutamente nada incluyendo los casi 80 jóvenes asesinados hechos prisioneros, cuando el asalto al cuartel Moncada, hecho denunciado por el joven Fidel Castro en su alegato ante el tribunal que los juzgaba en octubre de 1953.
Como tampoco la intervención militar organizada, dirigida y financiada por Washington en abril del año 1961, usando a más de 1500 mercenarios cubanos y donde Estados Unidos recibió una gran derrota en Playa Girón. La OEA era cómplice pues había reconocido a un gobierno en el exilio, que se había constituido en Miami y el visto bueno al Presidente que asumiría, si los mercenarios lograban el derrocamiento de Fidel y la Revolución Cubana.
La OEA formó parte y cómplice de la bochornosa intervención militar de Estados Unidos en República Dominicana en 1965 que con el amparo del TIAR, derrocaron el democrático gobierno de Juan Boch. Tampoco la OEA, hizo ningún pronunciamiento de condena contra los integrantes de políticos, empresarios y militares que en abril del 2002 se tomaron el Palacio de Miraflores y secuestraron al presidente Hugo Chávez Frías, legítima y democráticamente elegido en 1999. Fue la presión del mar de pueblo que rodeo Miraflores exigiendo la presencia de Chávez y como ratas los conspiradores huyeron.
Algo similar a lo de dominicana se propuso hacer el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, utilizando al TIAR en el año 2017 contra el legítimo y democrático gobierno de Nicolas Maduro en Venezuela en el año 2017. No se logró aprobar la Carta Democrática en la Cumbre de las Américas en Lima, Perú. De allí por iniciativa de Almagro, se produjo la formación del hoy fenecido Grupo de Lima con 14 miembros de los 33 miembro que tenía la OEA en esa época. Tampoco se logró consenso para condenar a Venezuela en la Reunión del Consejo Consultivo de la OEA en México. Las acciones de Almagro provocaron que el gobierno venezolano, se retiró oficialmente de la OEA en el 2018.
Similar conducta desarrolló la OEA y Luis Almagro contra el legítimo y democráticamente reelegido gobierno de Daniel Ortega Saavedra y desde la desprestigiada OEA, Almagro comenzó la campaña contra Nicaragua y su gobierno. La respuesta digna y soberana del gobierno sandinista, fue retirarse definitivamente de la OEA.
Recuerdo que cuando Estados Unidos armó y financió la contrarrevolución nicaragüense y desde los territorios de Honduras y Costa Rica, atacaban al gobierno sandinista, la OEA, ni condenó, ni se tomó el trabajo de promover una solución al conflicto. Solo la ONU y el Grupo de Contadora los que se ocuparon de ayudar a solucionar el conflicto.
Tampoco la OEA en las décadas del 60,70 y 80 expulsó de su seno a ninguno de los gobiernos militares y dictatoriales en Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay, Chile, Honduras, Guatemala, El Salvador. Muchos de esos generales y criminales quedaron impunes, el ejemplo más claro fue el de Augusto Pinochet. Aún, hoy en muchos de estos países, las victimas reclaman acciones de justicia y reparación y la OEA jamás se ha ocupado del tema.
Por último, la descarada conspiración del Secretario General de la OEA Luis Almagro, para despojar al presidente Evo Morales del triunfo que logró en las elecciones 2019. Ejecutada la acción fraudulenta por el propio Almagro y dando continuidad al plan conspirativo, sectores militares, la derecha fascista de Santa Cruz y las embajadas de Estados Unidos y de Argentina (gobierno de Mauricio Macri) ejecutaron el Golpe de Estado en la Bolivia.
Fue Estados Unidos y gracias al servicio del Secretario General de la OEA, los que organizaron y ejecutaron este abominable hecho, que según la Fiscalía boliviana los culpables serán juzgados en breve y otros gozan de protección en Estados Unidos como Arturo Murillo.
Al relatar solo algunos de los hechos mas brutales cometidos por la OEA, al servicio de los Estados Unidos y escuchar la exposición de la vice canciller Londoño, en la reunión de la CELAC y donde la diplomática neogranadina se dedicó a exaltar “los valores democráticos de la OEA y calificar que el fortalecimiento de la CELAC, con el objetivo de enterrar a la OEA lo calificó como una descomunal equivocación y una gran irresponsabilidad”.
No hay dudas de que no hay peor ciego que el que no quiere ver, la mensajera del Departamento de Estados, en la persona de la diplomática colombiana, no tenia otra opción que, aunque hiciera no solo el ridículo, sino mostrara su analfabetismo político de lo que han sido las acciones de la OEA al servicio de Washington, cuando en otros apartes de sus dichos, ella señaló.
“Las generaciones actuales y futuras de nuestras naciones requerirán del acervo doctrinal y la defensa de los derechos humanos y la democracia con la que cuenta la OEA y siempre vivirán en el mismo vecindario que Estados Unidos y Canadá, a quienes parecería que se les quiere dar la espalda por parte de algunos en esta organización”
Otro garrafal error de la representante colombiana. Que se conozca, ninguno de los países que conforman la CELAC, quieren dar la espalda y muchos menos no tener relaciones de amistad con Estados Unidos y Canadá. No, al contrario, lo conocido es que incluso los países víctimas de la política de los gobiernos estadounidenses, con su genocida acción de sanciones, bloqueo contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, siempre han manifestado públicamente su interés de mantener relaciones amistosas, pero en el marco del respeto a su soberanía e independencia. Y bajo ningún concepto subordinar su política nacional e internacional a ninguna potencia extranjera.
El superficial criterio expuesto por la señora Londoño de que es un “error descomunal de la CELAC de enterrar a la OEA”. Ella debe saber, que no es de interés de la CELAC, enterrar a la OEA. La OEA y sus gravísimos errores y su subordinación a Estados Unidos y su incumplimiento de la Carta Fundacional será la que enterrará a la OEA. El principio de la CELAC esencialmente es la unidad latinoamericana y caribeña, pero no panamericana.
La idea de la CELAC está centrada en el sueño del libertador Simón Bolívar, quien convocó al Congreso de Panamá, lamentablemente, Bolívar que era opuesto a invitar a los Estados Unidos, fue traicionado por Francisco de Paula Santander, que ha sus espalda lo hizo y eso causó preocupación sobre todo en Argentina, desde donde le hicieron conocer al Libertador su reserva, sobre el Congreso de Panamá, porque los argentinos tenían en cuenta que Santander, era partidario de apoyar la Doctrina Monroe, lo que había hecho público.
Ha sido la OEA y sus Secretarios Generales, que, desde su mismo nacimiento, ha cometido graves, fatales y descomunales errores al violar la Carta Fundacional, en la que se establece que la relaciones es con los Estados y no con una parte de él.
Ese principio de la Carta Fundacional ha sido violado por el Secretario General de la OEA, al reconocer a Juan Guaido, como presidente de un gobierno que no existe, nombrado desde Washington por Donald Trump y reconocer a un embajador a nombre de Venezuela, que desde el 2018, no es miembro de dicha organización. Este hecho es una verdadera y grave violación. Sin embargo, los Estados miembros lo han permitido, porque esa es la decisión de Estados Unidos.
Como se puede apreciar, el discurso de la representante de Colombia, está dirigido a dividir a nuestros países y crear con sus falsas acusaciones un escenario, que ya no podrán crear los santanderistas como hicieron en el Congreso de Panamá.
Sus acusaciones de dictadura y de violadores de los derechos humanos, a los tres países miembros es un ejemplo de su propósito, proviniendo ella de un país donde la democracia es un lema y la violación de los derechos humanos, es un doloroso y lamentable escenario. En los primeros 9 días de gobierno de Duque en el 2022, se han cometido 4 masacres y en el 2021, se ejecutaron por las fuerzas del Estado y los paramilitares, 96 masacres, donde el ESMAD ha jugado un papel principal, con un saldo de casi 335 colombianos asesinados y 48 combatientes de las FARC-FARC firmantes de los Acuerdos de Paz. Y de 1958 al 2012 la crisis política y el conflicto interno han tenido que lamentar la muerte de 220,000, mil personas muertas. [1]
Desde hace un buen tiempo vengo comentando en mis artículos, que desde que Donald Trump asumiera la presidencia de esta nación, su objetivo era retomar la política hegemónica que su país había perdido en buena parte de los países de Suramérica.
Todo comienza con el triunfo de la Revolución Bolivariana y Socialista en Venezuela. Desde comienzo del siglo XXI, Estados Unidos, la Unión Europea y la derecha latinoamericana, inician una labor de apoyo a la actividad contrarrevolucionaria interna en Venezuela, que se acrecienta luego de las fracasas conspiraciones incluyendo el Golpe de Estado de abril de 2002.
La preocupación en el establishment norteamericano creció y el gobierno de Bill Clinton inició la ofensiva política militar para recuperar el espacio perdido en Suramérica, muy especialmente para impedir el triunfo de Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil, objetivo no logrado porque este alcanzo un sonado triunfo y ganó la presidencia en el 2003. Aunque unos años más tarde y ya en la presidencia Dilma Rousseff, está fue víctima de una conspiración del presidente de la Cámara de Diputado y la derecha brasileña y se pone en práctica el Golpe de Estado por la vía parlamentaria.
Es en ese escenario como en el año 2000 se concreta la ejecución militar del Plan Colombia, justo cuando se había iniciado en el año 1999 el proceso de diálogo y negociación de paz del gobierno conservador de Andrés Pastrana con el movimiento guerrillero de las FARC-EP y el ELN, ambos fracasados.
Plan Colombia cuyo objetivo supuestamente era combatir el narcotráfico en Colombia y permitía así la participación de las fuerzas militares se EE: UU en Colombia, supuestamente como asesoras. Con visión estratégica el comandante Manuel Marulanda Vélez, jefe de las FARC-EP, hacia publica su opinión de que el Plan Colombia, era un acto contradictorio al interés de hacer la Paz, y que en realidad estaba dirigido al dominio de América del Sur y con el propósito de combatir la Revolución Bolivariana en Venezuela.
La realidad se hizo más clara cuando el presidente George W Bush, modifica el nombre de Plan Colombia por la de Iniciativa Regional Andina. Lula había triunfado en Brasil y era un peligro para Estados Unidos y en todo este periodo se comienza un proceso de cambios en Suramérica con la Revolución Ciudadana en Ecuador liderada por el presidente Rafael Correa, el triunfo de Evo Morales en Bolivia y Néstor Kirchner en Argentina.
Se intensificó el trabajo de Estados Unidos en estos países y en aquellos años, Colombia presidida por Álvaro Uribe y Perú de Pedro Pablo Kuczynski, se convirtieron en importantes centros políticos conspirativos para retrotraer los procesos soberanos e independientes de estos países.
Un elemento importante y que poco se comenta, como Colombia se convierte en el centro de la conspiración contra Venezuela y hacia los otros países con definidas posiciones progresistas, soberanos e independientes amenazados y también agredidos por Colombia, como el ataque aéreo conjunto de EE.UU y Colombia en la frontera colombo-ecuatoriana en marzo de 2008, donde murió el comandante de las FARC Raúl Reyes y otras 25 personas, entre ellos tres mexicanos, un ecuatoriano.
La firma de un acuerdo de carácter militar entre el gobierno de Barak Obama con el presidente Álvaro Uribe y se oficializa el establecimiento de 7 bases militares en territorio colombiano, la que se suman a la de San Juanito y Larandia que ya operaban en ese país. Una seria amenaza militar para Suramérica.
Espero que esta información y análisis, contribuya para que el nuevo presidente de Chile, en el cual millones de chilenos han puesto su confianza y compromiso los tenga en cuenta. Y que toda esta información le sirva para evitar comprometerse con los sectores que trabajan internamente en Chile con el objetivo alejar a esta nación austral de la integración y debilitar a la CELAC y UNASUR. Que no sea Chile un factor de división y menos con la perspectiva de un triunfo electoral de Lula da Silva en Brasil en este mismo año.
Notas:
*Periodista, politólogo y analista internacional. Colaborador de PIA Global
Referencias:
[1] BASTA YA. Colombia Memoria y Dignidad. (pág. 20). Centro Nacional de Memoria Histórica.