El 29 de mayo de este año se celebró el 20º Día Internacional del Personal de Paz de la ONU. Se podría pensar que sería un acontecimiento importante en países como Estados Unidos, que tiene los mayores despliegues militares en el extranjero del mundo y el mayor presupuesto militar del planeta. Pero no fue así.
De hecho, era una fecha importante para China, un país con 2.240 efectivos militares de mantenimiento de la paz que prestan servicio en siete misiones de mantenimiento de la paz de la ONU, la mayor contribución de tropas de cualquier miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Antes de la ocasión, Jean-Pierre François Renaud Lacroix, Secretario General Adjunto de la ONU para Operaciones de Paz, dijo a los periodistas que la ONU reafirma su «apoyo incondicional» a la iniciativa china de mantenimiento de la paz.
Lo que es importante destacar de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU es que se llevan a cabo de forma verdaderamente multilateral. La ONU no actúa como instrumento de ningún Estado para tomar partido en un conflicto. Al mismo tiempo, las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU son limitadas, y hay múltiples razones para ello.
En particular, un vistazo al mapa de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU en el mundo muestra que estas operaciones no se llevan a cabo en lugares como Afganistán. Esto se debe a que un punto especialmente delicado es la seguridad del personal de mantenimiento de la paz, sobre todo en zonas de fuerte actividad extremista.
Un incidente importante que puso de relieve esta cuestión fue la muerte de Sérgio Vieira de Mello, un diplomático brasileño de la ONU que trabajaba como alto comisionado de la ONU para los derechos humanos y representante especial de la ONU en Irak en el momento de su muerte en 2003. Él y 20 miembros de su personal murieron en un atentado en Bagdad. Esta tragedia se convirtió en un importante impulso para que la ONU suspendiera su operación en Irak durante la guerra dirigida por Estados Unidos para ayudar a la reconstrucción del país tras el derrocamiento de Saddam Hussein.
Esencialmente, la ONU dejó que Estados Unidos se ocupara de su propio desorden. Esta fue una decisión bastante comprensible, ya que otros países no deberían tener que sacrificar vidas para construir una nación para Washington. Sin embargo, esta situación también sentó un precedente por el que Washington podía gestionar sus guerras eternas sin control, y las consecuencias de esto se ven claramente a través del ejemplo de la completa incapacidad de Washington para retirarse de Afganistán de forma responsable.
También es importante señalar que las actuales «operaciones de mantenimiento de la paz» de Washington en lugares como Irak y Siria son violaciones flagrantes del derecho internacional. El parlamento iraquí ha votado sistemáticamente a favor de la expulsión de las tropas estadounidenses, pero éstas permanecen en el país, aunque en funciones supuestamente no combativas. En el caso de Siria, las tropas estadounidenses nunca tuvieron el consentimiento del gobierno reconocido por la ONU para entrar en el país, lo que constituye una violación del derecho internacional… y muy probablemente también del derecho estadounidense.
La falta de recursos, ya sean financieros o de personal, es también una de las principales razones por las que las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU no están asumiendo un papel de liderazgo en la gestión de los conflictos mundiales. El último presupuesto de la ONU para el mantenimiento de la paz entre julio de 2021 y junio de 2022 fue de apenas 6.370 millones de dólares, incluso menos de lo solicitado por la Secretaría. Esta es otra razón por la que la resolución de conflictos se ha externalizado en las últimas décadas, por ejemplo, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a través de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El efecto sobre la estabilidad mundial de la externalización de lo que deberían ser las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU a grupos como la OTAN ha sido tremendo. De hecho, ha socavado fundamentalmente los valores que constituyen la base de la Carta de la ONU. La OTAN ha incumplido sistemáticamente su mandato, ha violado el derecho internacional humanitario y ha matado y desplazado a millones de personas. Ejemplos de ello son la antigua Yugoslavia, Libia, Afganistán y otros lugares.
No hay soluciones fáciles a la cuestión de cómo las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU pueden imponerse, por derecho, como el principal mecanismo de mantenimiento de la paz. Para abordar adecuadamente esta cuestión se necesitaría la inmensa cooperación de prácticamente todos los Estados miembros de la ONU, incluida la obtención de más fondos y personal, dos aspectos que desgraciadamente se ven obstaculizados por las realidades políticas. Mientras tanto, la disminución del papel de Estados Unidos -la potencia unipolar del mundo- en la seguridad global significa necesariamente que hay que encontrar una alternativa.
El mes pasado, el Consejo de Seguridad de la ONU votó por unanimidad la creación de una fuerza de mantenimiento de la paz dirigida por la Unión Africana en Somalia para luchar contra el grupo insurgente Al-Shabab, con un claro periodo de retirada de 2024. Se trata de un paso positivo que refuerza la necesidad acuciante de un mantenimiento de la paz multilateral, frente a las acciones similares pero unilaterales de Estados Unidos.
Pero queda por ver cómo podrían desarrollarse los conflictos emergentes con consecuencias políticas más amplias, como el de Ucrania, por ejemplo, si las Naciones Unidas asumirán un papel importante en un conflicto prolongado o si la OTAN o algún tipo de organización dirigida por Europa tomará la iniciativa. Es de esperar que las Naciones Unidas asuman un papel más importante, si es necesario, en este caso para evitar una escalada mayor.
En cualquier caso, el mantenimiento de la paz de la ONU debe pasar a primer plano. Los actuales mecanismos de mantenimiento de la paz en caso de conflicto, como los llevados a cabo por Estados Unidos y sus aliados, han demostrado ser poco fiables e incluso mal recibidos por los países en los que se despliegan. Además, la mayoría de las veces violan los principios sobre los que se fundó la ONU y que debería defender. Ha llegado la hora de un nuevo paradigma multilateral de mantenimiento de la paz.
*Bradley Blankenship, periodista, columnista y comentarista político estadounidense. Tiene una columna sindicada en CGTN y es reportero independiente para agencias de noticias internacionales, incluida la Agencia de Noticias Xinhua.
Artículo publicado en RT.
Foto de portada: Personal de paz de la ONU, boina azul, en la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur, UNMISS en Juba. © Thomas Trutschel / Photothek vía Getty Images