El sistema electoral no admite la reelección consecutiva por lo cual su actual presidente Carlos Alvarado Quesada no podrá presentarse como candidato.
Se eligen, presidente/a, dos vicepresidente/as y 57 diputados a la Asamblea Legislativa por un período de 4 años que irá de mayo de 2022 a mayo de 2026.
Sí ningún candidato a presidente saca más del 40% + 1 de los votos se realiza la segunda vuelta el domingo 3 de abril.
Estas elecciones, son las elecciones con mayor número de aspirantes desde 1930, con 25 partidos con candidatos a presidente y 36 a diputados.
Los sondeos han mostrado apatía por parte del electorado hacia la mayoría de los candidatos, estimando que para el momento de los comicios haya entre un 32 y un 40% de indecisos, más allá de que la mayoría de los consultados admite que irá a votar.
Tanto es el desagrado con los candidatos que se presentan, que sólo hay tres candidatos con posibilidades de pasar a la segunda vuelta, porque su nivel de apoyo electoral ronda el 15%.
De los tres candidatos que ocupan los primeros lugares el más reconocido es José María Figueres, ex presidente de la república, candidato por el partido socialdemócrata Partido Liberación Nacional, un partido tradicional de mediados del siglo XX que ha sufrido un fuerte desgaste en los últimos años.
Le sigue en preferencia, Lineth Saborío, ex vicepresidenta del país que representa al Partido Unidad Social Cristiana de centroderecha y Fabricio Alvarado del Partido Nueva República, un candidato evangélico que en las elecciones anteriores llego a la segunda vuelta en los comicios del 2018, compitiendo con el actual presidente Carlos Alvarado Quesada.
A parte de estos candidatos a los que los medios y las consultoras le otorgan posibilidades, hay otros tres son para tener en cuenta, si bien ninguno se encuentra con posibilidades de imponerse en primera vuelta.
Uno de ellos es el candidato del Frente Amplio, José María Villalta actual diputado que representa a una tendencia de centroizquierda, el otro candidato es el economista y ex jefe de misión del Banco Mundial Rodrigo Chávez Robles a quien acompaña como candidata a Diputada la periodista Pilar Cisneros, ellos representan un relato anticorrupción y antisistema tradicional que podría expresar a un sector de derecha populista, les sigue otro economista Eliécer Feinzaig Mintz del Partido Liberal Progresista de derecha neoliberal.
Si observamos el nivel de indecisión y las tendencias políticas que están en pugna, veremos que esta desconfianza del electorado, se asienta en el profundo deterioro de la situación económico-social-laboral que viene padeciendo el pueblo costarricense.
Además de esta situación el bipartidismo y la clase política en general esta sospechada entre otras cuestiones, de corrupción y tratos con el narcotráfico, fundamentalmente con el lavado de dineros invertidos en el mercado inmobiliario.
Para mal de males, en el año 2021 el Congreso de Costa Rica aprobó un polémico acuerdo por 1.778 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que como todos se imaginan, condicionara cualquier tipo de progreso en la maltrecha economía de la clase media y trabajadora del país.
La pobreza, la desigualdad social -una de las mayores de la región latinoamericana-, la falta de oportunidades, la informalidad laboral y el retraso educativo en parte producto del “apagón digital” agravados por la pandemia de la Covid-19, son los problemas estructurales de cara al futuro.
Con el FMI en medio de esta situación, es casi imposible que se logre erradicar estos problemas pues las recetas que imponen los acuerdos con el organismo tienen en agenda nuevos impuestos o medidas de achicamiento del Estado y alza de las tarifas de servicios públicos y aumento de combustible que recaerá sobre una población que hoy ronda en un 20% de la pobreza.
Cualquier intento de desmantelar el régimen de seguridad social y de pensiones que ha sido preservado hasta el momento volcara a la gente a la calle como ha ocurrido últimamente contra el proyecto de ley de Empleo Público en plena negociación del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Costa Rica se mantuvo en el 2021 como uno de los países con más alto nivel de desempleo de la región, según el Panorama Laboral 2021 de América Latina y el Caribe que publicó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este informe, rebelaba que Costa Rica tuvo en el trimestre que terminó en noviembre del 2021 un desempleo del 14,4%. y para el 2022, proyectaba un desempleo para Costa Rica del 17,1%, casi el triple del resultado promedio esperado para el mundo, que es de 5,9%.
Según la CEPAL, Costa Rica presenta la mayor proporción de hogares sin ingresos laborales en América Latina, de acuerdo con el informe, en el tercer trimestre de 2021 Costa Rica tuvo casi un 25% de hogares que no recibieron ningún ingreso a través de un empleo, la mayor parte de los hogares en esta condición subsistieron principalmente a través de pensiones y jubilaciones.
Ahora, todas las tendencias que tiene posibilidades son neoliberales, salvo la que encabeza el diputado centroizquierdista José María Villalta; si este llegara en condiciones de pasar a la segunda vuelta, se abriría una posibilidad de dar otro tipo de discusión en torno al Estado y su papel en el marco de la atención pública hacia los sectores vulnerables de la sociedad y las posibilidades de no hacer caer el peso de la crisis y de las recetas fondomonetarista sobre el pueblo.
Inevitablemente en esta primera batalla electoral y con la espada de Damocles del FMI sobre la cabeza del pueblo costarricense, lo central estará marcado por quienes quieren conservar y ampliar derechos, construyendo una sociedad inclusiva y quienes pretenden restringirlos, ahogando aún más las posibilidades de la juventud.
El pueblo hoy tiene una oportunidad electoral para elegir qué tipo de país pretende, a partir del lunes la lucha nuevamente se trasladará a las calles.
