Aunque ya es de sobra conocido el tinte neoliberal e hipócrita de la Unión Europea, la decisión de este año ha resultado especialmente escandalosa, así como la votación conjunta del PSOE y VOX
Las nominaciones
Como es habitual, los diferentes grupos parlamentarios propusieron a diferentes candidatos. Los socialistas y los Verdes apostaron por 11 mujeres afganas que lucharon por la igualdad y los derechos humanos en su país. Por su parte, el Partido Popular Europeo escogió al opositor ruso Alekséi Navalni. El Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, donde se encuentra Vox, propuso a Jeanine Áñez, la política boliviana que asumió el poder tras el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019. Finalmente, el bloque de izquierda apostó por Sultana Khaya, activista saharaui que lleva más de 300 días en arresto domiciliario por Marruecos.
En la primera votación fueron elegidos finalistas Navalni y las 11 mujeres afganas. Pero se produjo un empate entre Áñez y Khaya, así que hubo que celebrar una segunda vuelta. Se esperaba que todo el bloque denominado de izquierdas, que incluye al PSOE, votara por la saharaui. Pero no fue así.
Más que una votación
El exministro socialista de Exteriores de Croacia, Tonino Picula, envió un correo urgente a los eurodiputados ordenando que apoyaran a la candidata por la ultraderecha «por razones tácticas, para incrementar las posibilidades de nuestra candidatura en la votación final». Todos acataron la orden. En el encabezamiento del correo se indicaba que se enviaba en nombre de Pedro Marqués, diputado portugués y vicepresidente del grupo socialista, dedicado además a las relaciones entre UE y Magreb. Seguramente, Marqués no tomó esa decisión sin el visto bueno de la presidenta del grupo socialista en Bruselas, la española Iratxe García.
Lo más probable es que la decisión se tomara tras consultar al Ministerio de Asuntos Exteriores de España, inmerso en la normalización de relaciones con Marruecos tras la crisis desencadenada por la atención sanitaria al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Es decir, el PSOE prefirió alinearse con Vox para no molestar a una monarquía que viola sistemáticamente los derechos humanos del pueblo saharaui y que se permite hacer constantes chantajes a España. Por supuesto, a todo esto hay que añadir la traición al Sáhara, hacia el que España todavía tiene una responsabilidad política histórica. Tiene el poder de ofrecer la autodeterminación, pero, en vez de esto, prefiere someterse a la monarquía tirana marroquí.
Viviendo bajo la ocupación
Sultana Khaya es una activista saharaui que lucha contra la ocupación de sus tierras y por los derechos humanos. En 2007, una brutal paliza de la policía le hizo perder un ojo. En marzo unos agentes invadieron su casa y violaron a su hermana. Lleva más de 300 días en arresto domiciliario con su familia, soportando todo tipo de ataques y vejaciones por parte de Marruecos. Hace solo unos días denunció la agresión que sufrió su hermana por parte de paramilitares marroquíes, como documentaba Equipe Media mediante Twiter.
Para más inri, Sultana Khaya está enferma por Covid y a principios de mes Marruecos expulsó a una delegación española que se dirigía a ofrecerle asistencia médica. Esto aunque contaban con el aval de la ONU. A pesar de estas circunstancias, en las que, como decimos, el gobierno español también tiene una gran responsabilidad que aún no se atreve a cumplir, ni siquiera en algo como el Premio Sájarov el PSOE ha dado un paso al frente para apoyar al pueblo saharaui.
Un ganador neonazi
Por si esto fuera poco, el ganador final ha sido Alekséi Navalni, un neonazi al que incluso Amnistía Internacional retiró su apoyo el pasado mes de febrero tras recibir una avalancha de reclamaciones por su pasado. Finalmente, la organización consideró que las declaraciones de Nalvani realizadas hace unos años se consideran «discurso de odio» y son incompatibles con la etiqueta de «preso de conciencia». Entre otras cosas, Navalni llamó «cucarachas» a la población musulmana y animó a «aplastarles con un zapato». Además, organizó un «brindis por el holocausto» en Moscú.
Parece que su oposición a Vladímir Putin ha sido suficiente para que el Parlamento Europeo premie a un neonazi. Aunque se trata solo de un premio, resulta útil para contemplar los valores que defiende la UE y, por lo que nos toca, el PSOE. Tenían la posibilidad de elegir a las mujeres afganas que luchan contra los talibán —no olvidemos que hace dos días decapitaron a una jugadora de la selección afgana de voleibol—, pero prefirieron apostarlo todo a las ideas fascistas.
*Tania Lezcano es periodista y escritora.
Artículo publicado en Contrainformación.es y fue editado por el equipo de PIA Global