La Comisión Europea y el Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad publicaron el 16 de octubre el documento «Preservar la paz: hoja de ruta para la preparación en materia de defensa 2030».
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó la necesidad de esta hoja de ruta afirmando que «las recientes amenazas han demostrado que Europa está en peligro».
La hoja de ruta se basa en el «Libro Blanco sobre la defensa europea» publicado en marzo de 2025. Tras revisar los avances al respecto en su reunión de octubre de 2025, la Comisión Europea «tradujo el Libro Blanco y las orientaciones proporcionadas por el Consejo Europeo en objetivos claros, hitos con fechas concretas para los resultados y indicadores para seguir los avances».
Para nuestros lectores que no deseen profundizar en los detalles de la hoja de ruta, presentamos nueve conclusiones.
1- Qué significa «preparación»
En primer lugar, comenzamos con la definición de «preparación»:
«Alcanzar la plena preparación defensiva significa que las Fuerzas Armadas de los Estados miembros pueden anticiparse, prepararse y ser capaces de responder a cualquier crisis relacionada con la defensa, incluida la guerra de alta intensidad. Para ello se requieren Fuerzas Armadas bien equipadas y dotadas de recursos, que sean coherentes e interoperables, una formación adecuada y una doctrina para el uso de la fuerza militar. En resumen, la preparación de Europa exige que, colectivamente, se alcancen los objetivos de capacidad basados en los compromisos contraídos por los Estados miembros, incluso dentro de la OTAN».
2- Ucrania y la «amenaza rusa»
Entonces, ¿para qué debe estar preparada Europa? La hoja de ruta dice: «La necesidad de acelerar e intensificar los esfuerzos refleja los crecientes peligros de la actualidad». En primer lugar, «la militarización de Rusia supone una amenaza persistente para la seguridad europea en el futuro previsible»:
«Esto comienza con la agresión militar a gran escala y sin provocación previa de Rusia contra Ucrania, que está alcanzando nuevos niveles de brutalidad y violencia. Las provocaciones imprudentes y los actos de guerra híbrida contra los Estados miembros, desde ciberataques hasta violaciones del espacio aéreo, están aumentando. Rusia ha militarizado su economía y su sociedad. En 2025, su presupuesto declarado para defensa superará el 7 % del PIB. Alrededor del 40 % de su presupuesto en 2025 se destinará a seguridad y defensa. Esta Rusia militarizada supone una amenaza persistente para la seguridad europea en el futuro previsible».
Ante esta Rusia, Europa tiene una misión bidireccional en Ucrania:
«Convertir a Ucrania en un «puercoespín de acero» —indigesto para cualquier invasor— es tan importante para la seguridad de Ucrania como para la de Europa. Los esfuerzos de Europa en materia de preparación para la defensa deberían reforzar aún más a Ucrania y garantizar que Europa se beneficie de la experiencia de Ucrania en el campo de batalla, su ingenio innovador, su eficaz cooperación civil-militar y su capacidad industrial reforzada».
3- «El orden internacional se ve amenazado»:
Los «crecientes peligros actuales» para los que Europa debe prepararse no se limitan a Rusia. Los peligros se extienden desde Gaza y Oriente Medio hasta África, desde Asia-Pacífico hasta el Ártico. Además, «el orden internacional se ve amenazado»:
«La preparación de Europa debe basarse en un contexto global más amplio con un enfoque de 360°. No podemos ignorar las amenazas procedentes de otras partes del mundo. El orden internacional se ve amenazado. La competencia estratégica está aumentando en nuestro entorno más cercano y en el más amplio, pero también mucho más allá. Desde Gaza y Oriente Medio hasta varios conflictos latentes o abiertos en África, desde las crecientes tensiones en Asia-Pacífico hasta el Ártico, los puntos conflictivos se multiplican. Los Estados autoritarios interfieren cada vez más en nuestras sociedades y economías. Los aliados y socios tradicionales están desplazando su atención hacia otras regiones del mundo. Por último, debemos contener amenazas horizontales como el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y las consecuencias del cambio climático para la seguridad».
4- Sentido de urgencia
Ante estos peligros, tal y como reflejan las palabras de sus funcionarios y los líderes de los Estados miembros, aunque el informe sea bastante neutral en su redacción y tenga un carácter técnico, en la Hoja de ruta prevalece el sentido de urgencia. En las observaciones introductorias se afirma lo siguiente:
«Lo que Europa y sus Estados miembros hagan durante el resto de esta década determinará la seguridad del continente durante todo el siglo. Para 2030, Europa necesita una postura de defensa europea lo suficientemente fuerte como para disuadir de forma creíble a sus adversarios y responder a cualquier agresión. Para estar «preparada para 2030», Europa debe actuar ahora».
De hecho, la hoja de ruta, que reconoce que 2030 es un «proyecto ambicioso», utiliza la palabra «urgencia»: «Las ruedas están en marcha. Cuando Europa trabaja con sentido de la urgencia, se obtienen resultados.
Crear una capacidad de defensa creíble de la UE en cinco años es, desde cualquier punto de vista, un proyecto ambicioso. Pero si logramos claridad en los objetivos, ajustamos nuestros objetivos a los recursos necesarios, actuamos de forma coordinada y trabajamos con plazos precisos, se puede conseguir.
(…)
Europa debe ponerse de acuerdo ya sobre proyectos, inversiones y contratos para estar preparada en 2030».
5- Desarrollar y adquirir las capacidades necesarias para la guerra moderna
Por lo tanto, Europa debe estar preparada y hacerlo con urgencia. ¿Qué significa esto en términos militares concretos? La hoja de ruta identifica «áreas de capacidad prioritarias iniciales»:
«El objetivo fundamental de la preparación es garantizar que Europa disponga de todas las capacidades necesarias para disuadir cualquier agresión y defender sus fronteras terrestres, aéreas y marítimas, así como sus redes y activos en el ciberespacio y el espacio exterior. Los Estados miembros han identificado las siguientes áreas de capacidad prioritarias iniciales:
«La clave para la preparación de la defensa de Europa es subsanar las deficiencias críticas existentes en materia de capacidad mediante el desarrollo y la adquisición de capacidades de defensa en todas las áreas prioritarias acordadas».
6- Más inversión
Con el fin de «subsanar las deficiencias críticas existentes en materia de capacidades mediante el desarrollo y la adquisición de capacidades de defensa en todos los ámbitos prioritarios acordados», la Hoja de ruta señala que Europa debe invertir más. Tras décadas de inversión insuficiente en defensa, Europa ha invertido la tendencia y ahora debe aprovechar el trabajo ya iniciado. Con cifras por años, la Hoja de ruta afirma:
«Esto debería basarse en el trabajo ya iniciado. Europa ha dado un giro tras décadas de inversión insuficiente en defensa. Los Estados miembros aumentaron los presupuestos de defensa de 218 000 millones de euros en 2021 a 343 000 millones de euros en 2024, y se prevé que alcancen los 392 000 millones de euros en 2025. Las inversiones en defensa aumentaron un 42 % en 2024, con una asignación de 106 000 millones de euros, y la adquisición de nuevos equipos alcanzó los 88 000 millones de euros. Se presentaron nuevos instrumentos de la UE, como el Programa Europeo de la Industria de Defensa, y se proporcionó un nuevo marco estratégico con el Libro Blanco sobre la preparación para la defensa. La agenda «ReArm Europe» movilizará hasta 800 000 millones de euros para la defensa, entre otras cosas mediante nuevos instrumentos de financiación como SAFE. Los compromisos de gasto asumidos por los aliados en la Cumbre de la OTAN de junio de 2025 para alcanzar el nuevo objetivo de gasto básico en defensa del 3,5 % del PIB para 2035 requerirán un gasto sostenido en la próxima década de al menos 288 000 millones de euros adicionales cada año. Este aumento del gasto debe traducirse en puestos de trabajo, innovación y competitividad en Europa».
«Motor de crecimiento»
La hoja de ruta propone que la inversión en defensa sea un «motor de crecimiento» en general:
«Una base industrial sólida, resiliente y tecnológicamente innovadora, con raíces en la UE, es un componente clave de la disuasión de Europa y de su seguridad física y económica. También es un motor de crecimiento, dado el tamaño del mercado de la UE, el potencial de empleo y los efectos indirectos en la economía en general».
Recualificar a 600 000 personas para 2030
Para alcanzar este objetivo, se necesitan trabajadores cualificados, «recualificar a 600 000 personas para 2030»:
«La industria europea de defensa necesita trabajadores cualificados. En el marco del Pacto por las Competencias, la Asociación a Gran Escala para las Competencias en el Sector Aeroespacial y de Defensa está trabajando en programas de previsión, mejora y recualificación de competencias, así como en la captación de talento, con el fin de ayudar a los Estados miembros a recualificar a 600 000 personas para la industria de defensa de aquí a 2030. La Garantía de Competencias de la UE también puede ayudar a los trabajadores en transición de sectores en riesgo a sectores estratégicos, como la industria de defensa».
7- Los campos de batalla del mañana
Al mencionar la «naturaleza cambiante de la guerra», la Hoja de ruta insta a los países miembros a invertir de manera que se permita la «innovación tecnológica y la iteración» que garanticen que Europa esté preparada para los «campos de batalla del mañana»:
« Para garantizar la paz mediante la disuasión, la postura y las capacidades de defensa de Europa también deben estar preparadas para los campos de batalla del futuro, en consonancia con la naturaleza cambiante de la guerra. La innovación y la iteración tecnológicas, desarrolladas a gran velocidad y escala y basadas en soluciones de doble uso, determinarán la fuerza en el campo de batalla. Quienes desarrollen sus propias tecnologías serán los más fuertes y los menos dependientes, especialmente en lo que respecta a los sistemas críticos de la guerra moderna, como los drones, los satélites o los vehículos autónomos».
«Iniciativas emblemáticas de preparación»
A la hora de invertir, hay una prioridad máxima entre las «prioridades». La hoja de ruta establece las «iniciativas emblemáticas europeas de preparación» iniciales en las que es necesario invertir «de forma masiva y coordinada en proyectos paneuropeos que protejan a Europa en su conjunto frente a esas amenazas apremiantes».
Hay cuatro: la Iniciativa Europea de Defensa contra Drones, la Vigilancia del Flanco Oriental, el Escudo Aéreo Europeo y el Escudo Espacial Europeo. A continuación se ofrece una breve descripción de cada uno de ellos:
La Iniciativa Europea de Defensa contra Drones: se diseñará con un enfoque de 360°, como un sistema multicapa y tecnológicamente avanzado con capacidades interoperables de detección, seguimiento y neutralización de drones, así como capacidades para alcanzar objetivos terrestres aprovechando la tecnología de los drones para realizar ataques de precisión.
Vigilancia del Flanco Oriental: tiene por objeto reforzar la capacidad de los Estados miembros en la frontera oriental para hacer frente a una amplia gama de amenazas, incluidas las operaciones híbridas, la flota fantasma de Rusia y el riesgo de agresión armada. Su objetivo es fortificar las fronteras orientales de la UE por tierra, aire y mar, contribuyendo a la seguridad de toda la Unión.
Escudo aéreo europeo: Protegerá el espacio aéreo y las funciones estatales de los Estados miembros. Los programas de la UE ayudarán a los Estados miembros a lograr un escudo integrado y multicapa de defensa aérea y antimisiles, incluidos los sensores necesarios, que proteja contra todo el espectro de amenazas aéreas y sea totalmente interoperable con el sistema de mando y control de la OTAN.
Escudo espacial europeo: Garantizará la protección y la resiliencia de los activos y servicios espaciales frente a las crecientes amenazas y permitirá alcanzar la preparación defensiva para 2030 basándose en los activos espaciales nacionales y comerciales, con el apoyo de los sistemas espaciales de la UE.
8- De forma independiente, colectiva y paneuropea
La hoja de ruta tiene por objeto impulsar a los Estados miembros de dos maneras: de forma independiente y colectiva, como complemento entre sí.
Por un lado, «los Estados miembros deben ser capaces de actuar de forma independiente y asumir la responsabilidad de su propia defensa y seguridad sin depender excesivamente de otros». Por otro lado, «el complejo panorama de amenazas apunta a la necesidad de que los Estados miembros actúen conjuntamente, en lugar de fragmentar sus esfuerzos en iniciativas nacionales descoordinadas».
La hoja de ruta insta a reducir la tasa de adquisiciones a nivel nacional y no europeo: «Hasta ahora, menos del 50 % del equipo de defensa se adquiere dentro de la UE, y en su gran mayoría a nivel nacional, mientras que los proveedores no europeos han ganado cuota de mercado. (…) En 2007, los Estados miembros acordaron dedicar el 35 % de su inversión en defensa a la adquisición colaborativa. Sin embargo, sigue estando por debajo del 20 %. (…) Por lo tanto, existe una clara necesidad de invertir más, invertir juntos e invertir en Europa».
100 000 millones de euros para la movilidad militar.
El hecho de que la adquisición de material de defensa siga siendo abrumadoramente nacional «conduce a la fragmentación, la inflación de los costes y la falta de interoperabilidad».
Otra dimensión de la militarización paneuropea es la «movilidad militar». La Hoja de Ruta señala que «sigue siendo demasiado difícil desplazar tropas y equipo militar por Europa, como demuestran los ejercicios con los Estados miembros. (…) La UE ha identificado más de 500 proyectos «prioritarios» con necesidades de inversión de alrededor de 100 000 millones de euros».
9- La OTAN «indispensable»
Quizás sea trivial, pero no hay que pasarlo por alto: la Hoja de Ruta menciona a la OTAN como un componente indispensable de la «defensa europea» en muchos puntos:
«Una Europa más preparada para garantizar su propia defensa es una Europa más coordinada con la OTAN y más capaz de asumir la parte que le corresponde en la alianza transatlántica. En todos los ámbitos de esta hoja de ruta, la cooperación entre la UE y la OTAN es fundamental, ya que la alianza transatlántica sigue siendo un pilar indispensable de la seguridad de la UE. Garantizará la máxima coherencia y el refuerzo mutuo, evitando al mismo tiempo duplicaciones innecesarias».
Artículo publicado originalmente en United World International (UWI).
Foto de portada: UWI.

