El grupo terrorista somalí al-Shabaab, la franquicia de al-Qaeda para el Cuerno de África, desde hace ya casi un mes, como para recordarle al nuevo Gobierno del presidente Hassan Sheikh Mohamud -quien asumió a fines de mayo último- y al presidente norteamericano Joe Biden -quien había anunciado a mediados de mayo el retorno de efectivos norteamericanos a Somalia tras la retirada de Trump ordenada poco antes de la finalización de su mandato- que ellos siguen allí, dispuestos a revalidar su fama como uno de los grupos terroristas más letales del continente.
Tras una larga temporada de acciones esporádicas y de baja intensidad, el grupo se encuentra otra vez en plena actividad habiendo lanzado una campaña de ataques y atentados.
Los intensos combates que se registraron en el sector de Bakool la semana pasada, en el suroeste de la frontera etíope-somalí, habrían dejado muertos cerca de 180 milicianos de la banda terrorista. Los enfrentamientos, que se extendieron por más de tres días, comenzaron tras el intento de los terroristas de capturar las poblaciones de Washaaqo, Yeed y Aato (Bakool). La Oficina de Comunicaciones del Estado Regional informó de que los muyahidines fueron neutralizados en una operación de las “fuerzas policiales especiales” de la región.
Los terroristas se habían infiltrado en la woreda (localidad) de Afde, en el Kililoch o región del Estado etíope de Somalí, cuatro días antes, movilizándose en un convoy compuesto por unos trece vehículos los cuales también habrían sido destruidos, al tiempo que les fueron incautadas grandes cantidades de pertrechos y alimentos.
En la operación etíope contra al-Shabaab participó la controvertida fuerza paramilitar conocida como policía de Liyu (en amhárico, especial), creada y financiada por los Estados Unidos en 2008 y que sin ningún control estatal ha sido responsable de numerosas masacres contra aldeas establecidas en las permeables fronteras de Etiopía con Somalia y Somalilandia.
En una operación similar y en el marco de los remezones que ha dejado la irresoluta guerra civil en Etiopía entre el gobierno central de Addis Abeba y las fuerzas separatistas de la región de Tigray, iniciada en noviembre de 2020, el mando de la Fuerza de Tarea Conjunta de Seguridad e Inteligencia de Etiopía informó de que el pasado sábado 23 eliminaron a más de 150 militantes del Ejército de Liberación Oromo (OLA) acusados de ser los responsables de la matanza de principios de julio de unos 320 agricultores de la etnia amhara en la localidad Welega Occidental, en el Estado de Oromia (Etiopía), mientras que otros 900 miembros del OLA habían sido detenidos a lo largo de una operación militar que se extendió durante un mes a partir del 14 de junio.
En lo que se refiere a al-Shabaab, en el ataque del día 20 a las aldeas de Yeed y Aato, fueron asesinadas al menos 17 personas. Algunos analistas consideraron el ataque una venganza por la muerte de uno de sus comandantes a manos de fuerzas etíopes, comandante del que se cree que estaba intentando instalar un foco insurgente en esa zona buscando asociarse tanto al OLA como al Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT).
A muchos sorprendió la presencia de al-Shabaab en esas áreas, donde sus operaciones han sido muy esporádicas debido a la fuerte presencia de las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (ENDF) dentro de sus fronteras, e incluso en Somalia, donde operan en el marco del Acuerdo de Seguridad Bilateral entre Etiopía y Somalia, además de las fuerzas de la Misión de la Unión Africana en Somalia o AMISOM, por sus siglas en inglés, compuestas principalmente por dotaciones de los ejércitos de Uganda, Kenia y Burundi entre otras fuerzas del continente.
Días después se confirmó que los terroristas que habían ingresado a Etiopía intentaron tomar Huleel, donde los combates dejaron al menos 20 soldados etíopes muertos y unos 160 muyahidines habrían perdido la vida. Según el vocero de ejército etíope, las fuerzas de Addis Abeba, tras el inicio de operaciones de limpieza, fueron capturados varios combatientes y gran cantidad de armamento. Nunca en este tipo de conflictos el número de bajas deben tomarse con confianza, ya que de ambos lados se suelen disminuir las bajas propias e incrementar la de los enemigos.
Según fuentes oficiales de la oficina de seguridad somalí, tanto los ataques a Yeed como a Aato, a unos 80 kilómetros de distancia uno del otro, fueron direccionados contralos campamentos de la fuerza Liyu, para después atacar la aldea de Washaaqo, un poco más al interior de Somalia, con series de morteros, intentando evitar la llegada de refuerzos de la policía de Liyu.
En una jornada que amenaza con convertirse en la más brutal de los últimos meses por parte de al-Shabaab, se conoció que el pasado miércoles 27, en tres ataques separados, murieron más de 20 personas y produjeron un número de heridos que excede los 40.
El primero sucedió al sureste de país, en la ciudad de Merca, capital de la región de Lower Shabelle, en un ataque suicida dirigido contra Abdullahi Ali Wafow, el alcalde de la ciudad, quien murió junto a una docena de sus colaboradores, resultando heridas cerca de 23 personas más. El segundo de los atentados se produjo en el mercado de ganado en la ciudad de Afgoye, a 60 kilómetros de Merca. Según versiones policiales, en este caso la explosión la habría producido una mina terrestre que terminó con la vida de siete personas e hirió a otras 14. Finalmente, al-Shabaab también se adjudicó el ataque contra un convoy del ejército keniano, cerca de la ciudad de Mandera, en el noreste de Kenia, próxima a la frontera somalí, sin que hasta ahora se pueda precisar el número de muertos y heridos.
Kenia es un objetivo recurrente de al-Shabaab, habiendo realizado ya importantes ataques contra objetivos militares y civiles que han dejado cientos de muertos, como los ejecutados contra el Centro Comercial Westgate, la Universidad de Garissa o diferentes centros hoteleros, vacacionales y puestos policiales y militares, lo que ha convertido en extremadamente tensas las relaciones entre Mogadiscio y Nairobi.
Razones para buscar Etiopía
Diversas fuentes insisten en que los combatientes de al-Shabaab que ingresaron a Etiopía la semana pasada todavía siguen vivos y activos, más allá de las declaraciones oficiales que habían anunciado su neutralización, por lo que se cree que los ataques de la semana pasada contra Yeed y Aato y Washaaqo solo fueron una maniobra de distracción para filtrar por otras rutas a sus milicianos, sin resistencia, dirigiéndose a la región de Bale, entre los estados etíopes de Somalí y Oromia.
Según los nuevos reportes, las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (ENDF) localizaron a los milicianos de al-Shabaab en el Estado Somalí, en la aldea de Lasqurun, cerca de la ciudad fronteriza de Feerfeer. En un número no menor de 500 hombres entre los que se detectaron originarios no solo de la Región Somalí (Etiopía), sino también de la Oromia.
Este contingente de efectivos de al-Shabaab es el más grande localizado en Etiopía en la historia del grupo. Lo que para algunos expertos sólo sería un intento propagandístico de la organización para lograr apoyos financieros, demostrando su capacidad operacional, que le permite atacar al mismo tiempo en tres países diferentes (Etiopía, Somalia y Kenia).
Si bien la propaganda ha sido un elemento más de guerra para muchas organizaciones de este tipo, la presencia de al-Shabaab en Etiopía puede demostrar un intento por conseguir, al fin, instalarse en ese país, cuestión que ha intentado en varias oportunidades aprovechando la situación interna etíope, que envuelta en una guerra civil todavía indefinida, obliga al gobierno del Primer Ministro Abiy Ahmed a concentrar un importante número de sus tropas en el Estado de Tigray, en el norte del país.
Lo que para los rigoristas somalíes despunta una oportunidad, quizás única, para lograr establecer una cabecera de puente en Etiopía, ya que cuenta con una importante dotación de sus muyahidines, los que ya habrían conseguido penetrar 100 kilómetros al interior de Etiopía, por lo que les estaría todo dado para iniciar operaciones de mayor envergadura buscando incluso alianzas con grupos rebeldes a Addis Abeba y profundizar el desangre en el cuerno de África.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
Artículo publicado en Rebelión, editado por el equipo de PIA Global