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El Consejo de Seguridad aprueba una fuerza internacional para Gaza en medio de tensiones globales y rechazos palestinos

Por PIA GLOBAL*– El nuevo mandato internacional abre una etapa de negociaciones complejas sobre la administración, la seguridad y el rol de los actores palestinos en el futuro del territorio, en medio de apoyos divididos y objeciones de los gobiernos de la región.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución presentada por Estados Unidos que respalda el plan de paz del presidente Donald Trump para Gaza y habilita el despliegue de una Fuerza Internacional de Estabilización en el enclave. La medida fue adoptada con trece votos a favor y las abstenciones de Rusia y China, en un escenario marcado por tensiones y reacomodamientos globales.

El texto crea un Consejo de Paz para Gaza, concebido como autoridad transitoria responsable de supervisar la reconstrucción y la recuperación económica, y autoriza a la fuerza internacional a ejecutar la desmilitarización del territorio, incluyendo la retirada de armas y la destrucción de infraestructura militar. La resolución menciona un posible Estado palestino solo como una eventualidad futura, condicionada a reformas en la Autoridad Nacional Palestina y a avances en la reurbanización del enclave, y excluye cualquier participación de Hamas en el gobierno por venir.

Trump celebró la aprobación como un “momento histórico” y aseguró que presidirá el nuevo Consejo de Paz, mientras que en Israel el gobierno de Benjamin Netanyahu recibió la resolución como una victoria estratégica alineada con su objetivo de garantizar una Gaza completamente desmilitarizada.

Sin embargo, incluso esa mención mínima a un futuro Estado palestino generó fuertes controversias dentro de la política israelí, especialmente en un Parlamento que ya había votado para comprometerse a impedir su creación. La oposición de Yair Lapid no suavizó la escena: sus declaraciones, más duras aún que las del primer ministro, amplificaron el clima de disputa interna.

Hamas rechazó frontalmente la resolución, calificándola de mecanismo de tutela internacional que impone sobre Gaza objetivos que Israel no logró mediante el asedio y la ocupación. Afirmó que el texto no satisface las demandas políticas ni humanitarias del pueblo palestino y que ningún actor palestino podría aceptar un plan que excluye al movimiento de cualquier posible diseño institucional futuro.

Desde el terreno, las autoridades gazatíes advirtieron que la llegada del invierno agrava la situación humanitaria ya que la población desplazada necesita al menos 300.000 tiendas de campaña para refugiarse, un recordatorio de la precariedad y de la urgencia que la resolución no resuelve de inmediato.

La abstención de Rusia y China estuvo marcada por fuertes críticas. El embajador ruso, Vassily Nebenzia, cuestionó la falta de participación palestina en la elaboración del plan, acusó a Estados Unidos de actuar sin “buena fe” y advirtió que la fuerza internacional podría operar de manera autónoma y sin coordinación con la Autoridad Palestina, una dinámica que —según dijo— recuerda al Mandato Británico y corre el riesgo de profundizar la separación entre Gaza y Cisjordania. 

En contraste, países como Alemania, Indonesia y el Reino Unido respaldaron la resolución. Berlín señaló que está dispuesto a jugar un rol en la reconstrucción, Indonesia destacó que la medida prioriza el fortalecimiento institucional palestino y Londres subrayó que, paralelamente al nuevo esquema, se requieren acciones urgentes para abrir todos los cruces fronterizos y elevar drásticamente la asistencia humanitaria que Gaza necesita de manera desesperada.

La Autoridad Palestina consideró la resolución como un “primer paso” necesario, aunque admitió que no aborda aún la ruta hacia un Estado propio. Su canciller, Varsen Aghabekian Shahin, sostuvo que el alto el fuego y el nuevo marco permiten iniciar un camino más largo hacia una paz que deberá discutirse en profundidad en etapas posteriores.

Sultan Barakat, profesor de políticas públicas en Catar, señaló que la resolución ofrece una formulación más clara que propuestas anteriores respecto a la autodeterminación palestina, pero advirtió que la continuidad de los ataques israelíes erosiona cualquier credibilidad y que la cláusula de desarme volverá improbable la cooperación de Hamas. También anticipó que muchos países podrían negarse a aportar tropas a una fuerza cuyo mandato podría implicar enfrentarse directamente con actores armados que se consideran a sí mismos parte del Estado palestino.

La aprobación de la resolución ocurre en un momento en que Estados Unidos busca reposicionarse como arquitecto de la posguerra en Asia Occidental, Israel intenta consolidar un nuevo orden de seguridad y el eje Rusia–China–Irán cuestiona abiertamente la ingeniería diplomática propuesta por Washington.

La Fuerza Internacional de Estabilización se trata de una herramienta diseñada para administrar el “día después”, pero también como un potencial foco de nuevas tensiones, tanto dentro del sistema internacional como entre los actores palestinos e israelíes.

Foto de portada: El embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Michael Waltz, habla durante una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para considerar una propuesta estadounidense para un mandato de la ONU para establecer una fuerza internacional de estabilización en Gaza, en la sede de la ONU en la ciudad de Nueva York, EE. UU., el 17 de noviembre de 2025. REUTERS/Eduardo Muñoz

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