Etiopía forma parte oficialmente a partir del 1 de enero del grupo de economías emergentes BRICS, tras la invitación extendida por el bloque de países emergente al país africano en su última reunión en Johannesburgo 2023. Los etíopes más allá de celebrar este acontecimiento como un hito en su historia, lo ven como una oportunidad para el crecimiento de la nación.
Etiopía de la mano del presidente Abiy Ahmed ha dado pasos importantes en cuanto a temas relacionados a la geopolítica de estos tiempos. Debemos recordar aquí, que Abiy recibió el Nobel de la Paz 2019 por sus esfuerzos para poner fin a la guerra de 20 años entre su país y Eritrea. También hacia fines del 2022 celebró loa acuerdos que trajeron paz en el norte del país en la región del Tigray. Allí etíopes y los tigrayanos del TPLF, antiguo gobierno del país, sellaron los acuerdos de desarme y el cese de la guerra en esa región del norte del país. Una guerra “étnica” por poder pero con intereses mucho más allá de las fronteras etíopes.
Otro momento histórico que debemos recordar en esta Etiopia bajo el mando del Primer Ministro Abiy, es el avance en las obras de la mega represa sobre el Nilo Azul. La Gran Represa del Renacimiento. En setiembre del año pasado se completó el llenado, más allá de las protestas de sus vecinos Sudan y Egipto, que elevaron sus protestas, también fogoneadas por intereses más allá de las fronteras etíopes. El imperialismo muchas veces juega sus cartas, pero las pone en manos ajenas al verdadero juego de la dominación imperial.
Lo cierto es que la Etiopia de Abiy sigue dando pasos en su fuerte independencia.
«Hoy es un día histórico porque Etiopía se ha unido oficialmente a los BRICS», dijo el Ministerio etíope de Asuntos Exteriores en un comunicado difundido a través de la red social X, al celebrar su integración en «esta importante plataforma de asociación».
Pero este primer día del año 2024 también será recordado por la firma del memorado de entendimiento, camino previo a un acuerdo entre Etiopía y la República de Somalilandia, para arrendar un puerto naval que le dará acceso al Mar Rojo a cambio de reconocer formalmente a Somalilandia.
Aquí debemos señalar, también, que este acuerdo portuario ha tensado gravemente las relaciones entre Somalia y Etiopía y ha aumentado el “sentimiento anti etíope” en el sur de Somalia, lo que probablemente debilitará la cooperación antiterrorista regional y revitalizará a Al Shabaab. Los vecinos africanos de Etiopía en el Mar Rojo, en Djibouti, Egipto y Eritrea, probablemente verán una base etíope como una amenaza, mientras que los fuertes vínculos de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) con el gobierno etíope fortalecerán la posición de los emiratíes en su rivalidad regional con otros países del Golfo, países como Arabia Saudita y Qatar.
La geopolítica del Cuerno, la dominación del Mar Rojo y el Golfo de Adén
El mar Rojo y el golfo de Adén constituyen una de las principales rutas marítimas del mundo. Además de posibilitar el comercio mundial, estas aguas también presentan inmensas oportunidades para el desarrollo y la prosperidad de los países ribereños. Sin embargo, este potencial apenas se aprovecha debido a la inestabilidad, los conflictos, la piratería y la delincuencia organizada transnacional que afectan a toda la región, y que ponen en peligro la libertad de navegación de los buques en estas aguas y ejercen un efecto disuasorio sobre las inversiones en infraestructuras portuarias y sobre el comercio marítimo.
La guerra desatada por Israel contra Hamas en el todo el territorio palestino puso en alerta también a los países costeros del Mar Rojo y el Golfo de Adén. De hecho el apoyo a la lucha por una Palestina libre y en respuesta a la ocupación y guerra que lleva adelante el sionismo israelí es que se han dado ataques a barcos que navegan por estas aguas. Los hutíes de Yemén han atacado barcos que se relacionan con intereses israelíes en los últimos días de diciembre como represalia a la guerra en Gaza.
Esto tensiona aún más la relaciones entre los países limítrofes al Mar Rojo y el Golfo de Adén si además le sumamos la firma del memorado entre etíopes y somalilenses.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, describió el acceso al Mar Rojo como una cuestión existencial y un “derecho natural” por el que Etiopía lucharía si no pudiera garantizarlo por medios pacíficos. El memorando de entendimiento otorga a Etiopía acceso a una base militar cerca de la ciudad portuaria de Berbera a lo largo de la costa de Somalilandia en el Golfo de Adén. El puerto dará a Etiopía acceso a las rutas marítimas del Mar Rojo a través del estrecho de Bab al Mandeb entre Djibouti y Yemen, que conecta el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
Economía y geopolítica
Las cuestiones económicas son un factor importante en la decisión de Abiy de asegurar el acuerdo. La economía etíope ha tenido problemas desde la pandemia de COVID-19 en 2020 y la guerra civil de dos años que terminó en 2022 y las sanciones económicas, (herramienta imperial de dominación) relacionadas con este conflicto han agravado aún más una débil y compleja situación. Esto ha llevado a Etiopía a presentar múltiples solicitudes de alivio de la deuda desde 2021 y a incumplir los pagos de bonos en diciembre de 2023.
Etiopía también paga anualmente al menos mil millones de dólares en derechos portuarios a Djibouti. Abiy pidió a Djibouti que redujera las tasas en 2022. Sin embargo, Djibouti o lo disminuyó porque su economía depende de alquileres y servicios obtenidos de las tarifas de envío de Etiopía. El puerto de Djibouti maneja el 95 por ciento del comercio entrante y saliente de Etiopía. La logística que rodea este comercio impulsa el sector de servicios de Djibouti, que representa casi el 76 por ciento del producto interno bruto del país.
Entonces un acuerdo con Somalilandia le permite a Etiopía un ahorro sustantivo en la su pobre economía, además de darle acceso “propio” a un puerto seguro. Además de proliferar este acuerdo, se desarrollarían aún más los corredores de conectividad regional y, a su vez, atraería más inversión extranjera, potenciando así el ascenso del Cuerno en este momento crucial de la transición sistémica global hacia la multipolaridad.
El acuerdo y la paz en el Cuerno
El presidente de Somalilandia y el ministro de Asuntos Exteriores de Etiopía dijeron que Etiopía reconocería formalmente a Somalilandia y le daría a Somalilandia una participación proporcional en Etiopía Airlines a cambio de la base. Sin embargo, la lectura oficial del acuerdo por parte del gobierno etíope fue menos comprometedora y dijo que Etiopía “haría una evaluación en profundidad para tomar una posición con respecto a los esfuerzos de Somalilandia para obtener el reconocimiento”. De hecho Taiwán es el único país que ha reconocido formalmente la independencia de Somalilandia en 1991.
El Gobierno Federal Somalí rechazó el acuerdo portuario calificándolo de “nulo y sin valor”, ya que no tiene fundamento legal y viola la soberanía somalí y el derecho internacional, y amenazó con tomar represalias si Etiopía cumplía el acuerdo. En un discurso ante el parlamento el 2 de enero, el presidente somalí reiteró la postura de que Somalilandia es un estado miembro de la República Federal de Somalia y que sólo el gobierno federal tiene autoridad para arrendar tierras a potencias extranjeras. También advirtió que se reservaba el derecho de responder en cualquier medio y proceso legal necesario.
Al mismo tiempo, el presidente somalí, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Africana (UA), la Organización de Cooperación Islámica (OCI), la Liga Árabe y el bloque comercial de África Oriental –la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD)—que “condenen inequívocamente las graves violaciones y violaciones cometidas por Etiopía”.
La Liga Árabe, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio y la OCI emitieron declaraciones separadas condenando el acuerdo como una violación de la soberanía de Somalia. La Unión Africana (UA), la UE, Turquía y EE.UU hicieron declaraciones separadas instando a una reducción de las tensiones y al respeto por la soberanía de Somalia, indicando su apoyo al gobierno federal somalí sin rechazar explícitamente el acuerdo. La IGAD adoptó una postura más neutral al pedir únicamente una resolución pacífica que “defienda los valores compartidos”.
La ruptura de las relaciones entre Somalia y Etiopía debilitaría la cooperación regional contra el terrorismo. Es casi seguro que si Somalia decide cortar sus relaciones diplomáticas con Etiopía afectaría la continua presencia legal de los soldados etíopes en Somalia, que están luchando contra Al Shabaab. Etiopía tiene actualmente al menos 4.000 soldados desplegados en Somalia como parte de la Misión de Transición de la UA en Somalia y otros 1.000 soldados desplegados como parte de acuerdos bilaterales con Somalia. La Misión de la UA está atravesando una reducción de varias fases para retirarse por completo a finales de 2024, pero sigue siendo crucial para reforzar la capacidad militar para expulsar a Al Shabaab de las zonas en disputa del país.
Es probable que Al Shabaab aumente sus ataques contra las fuerzas etíopes en el Cuerno de África para capitalizar el sentimiento anti etíope que provocó acuerdo portuario entre Etiopía y Somalia. Históricamente, Al Shabaab ha capitalizado el sentimiento anti etíope y califica a Etiopía como el archienemigo de los musulmanes somalíes e históricamente ha impulsado una narrativa pan-somalí arraigada en el sentimiento anti-etíope para impulsar el reclutamiento y el apoyo financiero entre la población somalí diseminada por el Cuerno de África.
Esta retórica enmarca a Etiopía como un ocupante cristiano extranjero en tierras étnicamente somalíes que busca “esclavizar a Somalia, revivir un imperio etíope y controlar los puertos marítimos de Somalia”. Este discurso jugó un papel importante en el ascenso inicial de al Shabaab después de la invasión etíope de Somalia en 2006 que llevó a Al Shabaab a casi derrocar al gobierno internacionalmente reconocido antes de la intervención de la UA en 2011.
Por otra parte los vecinos africanos de Etiopía en el Mar Rojo, Djibouti, Egipto y Eritrea, probablemente verán la base etíope en territorio somaliliese como una amenaza. Ya estaba en discusión la influencia emiratí en el puerto de Berbera amenazando la frágil economía de Djibouti.
Ya hemos mencionado la postura egipcia y sudanesa, que este memorado agrava la situación y las relaciones de estos países con Etiopía que arrastra desde la construcción de la Gran Represa del Renacimiento. Egipto y Sudán han argumentado que el GERD de Etiopía no debería cubrirse sin un acuerdo jurídicamente vinculante que resuelva las preocupaciones sobre los efectos aguas abajo de la presa en Egipto y Sudán. En tato que Eritrea considerará al puerto etíope en el Golfo de Adén como una amenaza dadas las altas tensiones entre los dos países tras la guerra de Tigray.
El gobierno de Eritrea considera que el acuerdo de paz de 2022 que puso fin a la guerra de Tigray es peligroso para su propia seguridad nacional al permitir que el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray y sus combatientes sobrevivan y aumenta el alineamiento entre Tigray y Addis Abeba. Esto ha llevado a Eritrea a mantener fuerzas en el norte de Etiopía a pesar de las solicitudes etíopes de retirarse, obstaculizando el proceso de paz.
Los “árabes” y el acuerdo portuario
Un puerto etíope probablemente fortalecerá la posición de los Emiratos Árabes Unidos en su rivalidad regional con otros países del Golfo, como Arabia Saudita y Qatar, debido a sus fuertes vínculos con el gobierno etíope. Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita han competido cada vez más por el dominio económico sobre el Cuerno de África y vías navegables vitales frente a su costa desde 2021. El acuerdo entre Etiopía y Somalilandia crea otro puerto clientelar que además potencia el apoyo emiratí al gobierno etíope de Abiy. Además anteriormente ya intentaron ayudar a Etiopía a conseguir una participación en el puerto de Berbera, propiedad de los Emiratos. Los saudíes han desconfiado del gobierno de Abiy debido a su respaldo de los Emiratos Árabes Unidos y crearon un Consejo de estados ribereños árabes y africanos en el Mar Rojo en 2020 que excluyó notablemente tanto a Etiopía como a los Emiratos Árabes Unidos.
Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita lideraron una coalición que intentó sin éxito aislar económica y políticamente a Qatar en 2017 por su presunto apoyo al terrorismo y a los movimientos políticos del Islam que los líderes emiratíes y sauditas veían como una amenaza a su poder y estabilidad. Qatar respondió aumentando los vínculos con otros países, incluidos los estados del Cuerno de África, para compensar la presión económica y política. Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita abandonaron formalmente sus esfuerzos en 2021 y desde entonces han ido reparando lentamente sus relaciones, lo que ha creado espacio para una creciente rivalidad entre los Emiratos y Arabia Saudita a medida que ambos países compiten para establecerse como nodos logísticos y comerciales globales a través de los puertos del Mar Rojo a lo largo de vitales vías globales y rutas marítimas.
Por otra parte debemos mencionar también que los EAU han sido un firme apoyo de Abiy desde que asumió el poder en 2018, incluso han colaborado en las negociaciones de paz de 2018 entre Etiopía y Eritrea que le valió a Abiy el Premio Nobel de la Paz, además brindaron un amplio apoyo militar durante la guerra de Tigray mediante el establecimiento de un puente aéreo.
Más allá de apoyos y condenas el memorando de entendimiento allanará el camino para hacer realidad la aspiración de Etiopía de asegurar el acceso al mar y diversificar su acceso a los puertos marítimos. En un claro mensaje también a los miembros BRICS, que apostaron por Etiopía al invitarlos a ser parte del bloque que hoy por hoy aglutina a las economías emergentes más importantes. Será tarea de etíopes y somalilienses de ver florecer este acuerdo. El camino ya está trazado, aún con el desacuerdo de muchas naciones que ven en este memorado el peligro propio. ¿O será que se afectan también intereses imperiales? Ya hemos dicho que el imperio juga cartas con otras manos en el juego geopolítico.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp.