Análisis del equipo de PIA Global Asia - Asia Pacifico

EE.UU. frente a China, un gigante asiático que desafía el dominio occidental

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* El reciente enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos, marcado por la imposición de aranceles recíprocos, no es solo una disputa económica, sino un reflejo de un cambio profundo en el orden global.

El conflicto comercial entre China y Estados Unidos, que se intensificó con la actual presidencia de Donald Trump, no es simplemente una disputa económica, sino un enfrentamiento estratégico que refleja el declive relativo de la hegemonía estadounidense y el ascenso imparable de China como potencia global.

Desde un enfoque crítico hacia la política agresiva de EE.UU., es importante recordar que fue Washington, bajo el liderazgo de Trump, quien inició esta guerra de aranceles. China, por su parte, ha respondido de manera contundente y calculada, demostrando que no está dispuesta a ceder ante las presiones unilaterales de Occidente.

El declive de EE.UU. y el ascenso de China

Donald Trump llegó a la Casa Blanca con una retórica proteccionista y una promesa clara: reducir el déficit comercial con China y recuperar empleos industriales en EE.UU. Para lograrlo, impuso una serie de aranceles punitivos sobre productos chinos, argumentando prácticas comerciales desleales y el robo de propiedad intelectual.

Sin embargo, lo que Trump no anticipó fue la capacidad de China para responder de manera demoledora. Beijing no solo ha impuesto aranceles equivalentes sobre productos estadounidenses, sino que ha utilizado estas medidas para debilitar sectores clave de la economía estadounidense, como la agricultura y la energía

China ha utilizado los aranceles como una herramienta estratégica no solo para proteger su mercado interno, sino para debilitar la posición de EE.UU. en sectores clave. Por ejemplo, el arancel del 15% sobre el gas natural licuado (GNL) estadounidense no solo perjudica a la industria energética norteamericana, sino que beneficia directamente a Rusia, Irán y el golfo pérsico, aliados clave de Beijing.

Esto demuestra cómo China está aprovechando su poder económico para reorientar las relaciones globales, aislando a EE.UU. y fortaleciendo sus lazos con otras potencias. Este movimiento es un claro indicio de que el unilateralismo estadounidense, que ha dominado la escena internacional desde el fin de la Guerra Fría, está siendo desafiado por un orden multipolar liderado en su parte económica por China.

Reconfiguración de las alianzas globales
Las medidas arancelarias de China no solo tienen un impacto económico, sino también político. Al imponer barreras a productos estadounidenses, Beijing está obligando a otros países a elegir bandos.

Por ejemplo, Australia, tradicional aliado de EE.UU., se ve afectada por los aranceles chinos al carbón, lo que podría llevar a Canberra a reconsiderar su alineamiento con Washington.

Al mismo tiempo, China fortalece sus relaciones con Rusia y el mundo árabe, creando un frente común contra la influencia estadounidense. Esta división entre aliados tradicionales de EE.UU. es una victoria estratégica para China, que busca debilitar la red de alianzas que sostiene el poder global de Washington.

Impacto en la economía global y el debilitamiento del dólar

La estrategia de Trump se basa en la idea de que EE.UU. podía imponer su voluntad a través de la fuerza económica. Sin embargo, esta aproximación ha demostrado ser miope y contraproducente.

China, con su economía diversificada y su capacidad para planificar a largo plazo, ha resistido los embates de los aranceles estadounidenses y ha respondido con medidas que han debilitado sectores clave de la economía de EE.UU.

Además, la dependencia de Washington de los mercados chinos para productos como la soja y el GNL ha dejado en evidencia las limitaciones de su enfoque. Mientras tanto, China ha avanzado en su objetivo de reducir su dependencia de la tecnología y los productos estadounidenses, impulsando iniciativas como «Made in China 2025».

El conflicto comercial entre China y EE.UU. no solo afecta a estos dos países, sino que tiene repercusiones globales. Los aranceles chinos sobre productos agrícolas y energéticos estadounidenses obligan a EE.UU. a buscar nuevos mercados, como Europa, donde tendrá que competir con precios más bajos.

Esto no solo reduce los ingresos de las empresas estadounidenses, sino que también debilita su posición en mercados clave. Además, el uso creciente de China de su moneda, el yuan, en transacciones internacionales (especialmente con países como Rusia y los miembros de la iniciativa de la Franja y la Ruta) amenaza el dominio del dólar como moneda de reserva global. Este es un golpe directo al corazón del poder financiero estadounidense.

La estrategia china: paciencia y planificación a largo plazo
A diferencia de EE.UU., que ha adoptado un enfoque más reactivo y a corto plazo en su política comercial, China ha demostrado una paciencia y planificación estratégica impresionantes.

Los aranceles impuestos por Beijing no son medidas improvisadas, sino parte de una estrategia a largo plazo para reducir su dependencia de la tecnología y los productos estadounidenses, al tiempo que fortalece su autonomía económica y tecnológica.

Esto se ve reflejado en iniciativas como «Made in China 2025», que busca convertir al país en líder global en sectores de alta tecnología. Mientras EE.UU. se enfoca en medidas proteccionistas, China está construyendo un ecosistema económico autosuficiente que le permitirá desafiar el dominio occidental en las próximas décadas.

El simbolismo de un mundo post-estadounidense
El enfrentamiento entre China y EE.UU. no es solo una disputa comercial; es un símbolo del fin de la era de dominación estadounidense y el surgimiento de un nuevo orden mundial. China, con su enfoque en la cooperación y búsqueda del mundo multipolar y su capacidad para movilizar recursos a gran escala, representa una alternativa al modelo capitalista liderado por Occidente.

Este conflicto muestra cómo el poder global está migrando de Occidente a Oriente, y cómo países que antes estaban subordinados a los intereses estadounidenses ahora tienen la oportunidad de alinearse con un nuevo polo de poder.

El enfrentamiento comercial entre China y EE.UU. es un capítulo más en la lucha por la hegemonía global. Desde una perspectiva internacional crítica hacia el dominio estadounidense, este conflicto evidencia cómo China está utilizando su poder económico y político para desafiar el orden establecido por Occidente.

La guerra comercial entre China y EE.UU., iniciada por Donald Trump, ha tenido resultados contrarios a los esperados por Washington. En lugar de doblegar a China, EE.UU. ha visto cómo su influencia económica y política se debilita, mientras que Beijing ha aprovechado la situación para fortalecer su posición global.

La respuesta demoledora de China no solo ha protegido sus intereses, sino que ha reconfigurado las alianzas internacionales, debilitando a EE.UU. y consolidando el ascenso de un mundo multipolar. Este conflicto es un recordatorio de que la era de dominación estadounidense está llegando a su fin, y que el futuro pertenece a quienes, como China, saben combinar la firmeza con la estrategia a largo plazo.

En este nuevo escenario, EE.UU. se enfrenta a un rival que no solo compite en términos económicos, sino que también ofrece una alternativa al modelo de globalización liderado por Occidente. El gigante asiático ha llegado para quedarse, y su ascenso marca el inicio de una nueva era en la que el poder ya no reside únicamente en Washington.

Por Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

*Foto de la portada: Xinhua

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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