Desde la caída del Muro de Berlín, Polonia ha emprendido un ambicioso programa para aumentar exponencialmente sus capacidades militares.
Dedicando más del 4% de su presupuesto a la defensa y con el objetivo de convertirse en el primer ejército terrestre de Europa, Polonia se destaca como una excepción en el panorama de seguridad y como uno de los principales actores de la zona euroatlántica, hasta el punto de que británicos y estadounidenses alimentan de manera oportuna sus ambiciones nacionalistas.
Una constante del atlantismo polaco es la creciente inversión en defensa, ya que Varsovia considera que su integridad debe basarse también en un aparato militar creíble. Es en este sentido que debemos entender la dinámica del rearme iniciada tras la adopción de la Ley de Defensa de la Nación en febrero de 2022.
Ante el resurgimiento ruso manifestado con la anexión de Crimea en 2014, Polonia está adoptando una estrategia de fortalecimiento militar caracterizada por la masividad y la urgencia de sus adquisiciones, así como por un aumento de su personal para alcanzar los 300.000 soldados—entre profesionales, reservistas y voluntarios—para 2035. Este rearme favorece los componentes aero-terrestres en detrimento de la Armada, que sigue siendo un sector secundario, ya que Varsovia no busca desarrollar un modelo de ejército completo. Su objetivo es construir un ejército convencional creíble para compensar la falta de un disuasivo nuclear independiente frente a una Rusia más temida que nunca.
Según datos publicados por el propio Gobierno de Varsovia, las futuras Fuerzas Armadas polacas deben estar preparadas para cooperar con otras agencias y servicios gubernamentales en operaciones de gestión de crisis, tanto en territorio polaco como en otros Estados aliados. Este objetivo cobra especial relevancia a la luz de la crisis ucraniana, y algunas situaciones podrían requerir una respuesta coordinada por parte de instituciones tanto militares como no militares.
A pesar de que la doctrina militar se centra en el objetivo principal de defender el territorio polaco, sus gobernantes se declaran listos para emprender operaciones en el extranjero para reforzar el orden occidental basado en reglas, tal como lo definen los EE.UU.
Su plan estratégico de convertirse en el primer ejército europeo en 2035 se enfrenta a las dificultades demográficas del país. Sin embargo, el esfuerzo de su complejo militar-industrial es tan grande que, incluso si solo alcanzara el 50% de su potencial, Polonia ya contaría con el principal aparato militar de la OTAN en Europa en el sector aero-terrestre, ampliamente reforzado y modernizado.
Uno de los pilares de su seguridad es el fortalecimiento de la cooperación militar en el proyecto del Trimarium, particularmente en el Mar Báltico, con los miembros del Grupo de Visegrado, Rumania y otros países alineados en la región. Esta cooperación debería manifestarse en la intensificación de ejercicios, la creación de comandos y unidades conjuntas y, si es posible, la adquisición de equipamiento militar común. Con Alemania y Dinamarca, y con la participación de otros aliados, Varsovia mantiene el mayor cuartel general a nivel de cuerpo de ejército en la región para garantizar un papel crucial en la seguridad del flanco oriental de la OTAN. Paralelamente, Polonia planea establecer un nuevo cuartel general de mando en Cracovia para facilitar la cooperación regional, también en el marco de las misiones de la UE, pero con la participación del Reino Unido, con quien busca fortalecer su asociación bilateral.
El 17 de junio de 2024, la Alianza Atlántica publicó la tabla de datos sobre la evolución de los principales indicadores militares de sus miembros en los últimos diez años, de 2014 a 2024. Polonia aparece como el tercer ejército más grande en términos de personal, con 216.000 efectivos, superada solo por Estados Unidos (1,3 millones) y Turquía (481.000), pero por delante de Francia (204.600). Este mismo informe destaca un crecimiento sin precedentes en Europa, con una duplicación del personal militar polaco desde 2014, pasando de apenas 99.000 tropas a 216.000 en una década.
Además del crecimiento numérico, la ambición polaca se refleja en un continuo aumento del presupuesto militar y su peso proporcional dentro de las finanzas del Estado. Los datos proporcionados por la OTAN subrayan el notable esfuerzo de reinversión emprendido por Varsovia en sus fuerzas armadas desde 2014. El presupuesto militar polaco ha pasado de 10.100 millones a 34.900 millones de dólares en una década, prácticamente triplicándose, con una proporción del PIB destinada a Defensa que ha alcanzado el 4% de su presupuesto (no muy lejos del 5% que Trump ha exigido a los países de la OTAN).
Más allá de los problemas de crecimiento demográfico, cabe recordar que, si bien Polonia se beneficia de una base industrial sólida y una economía dinámica, también enfrenta un aumento acelerado de los salarios, lo que lleva a algunas empresas a considerar trasladar sus actividades menos rentables. Las perspectivas económicas polacas siguen siendo positivas a corto plazo, pero podrían deteriorarse hacia 2030, generando incertidumbre sobre la sostenibilidad de sus ambiciones militares.
Su vínculo con Washington es tan estrecho que en 2019 se firmó un acuerdo de cooperación que prevé el establecimiento del cuartel general del V Cuerpo del ejército estadounidense en Poznan, mientras que la apertura en 2024 de una enorme base de almacenamiento de materiales en Powidz ha colocado a Varsovia en el selecto grupo de países autorizados a almacenar equipo militar estadounidense. La base de Redzikowo, en el norte del país, la primera instalación militar permanente de EE.UU. en territorio polaco, alberga sistemas de detección y monitoreo del Sistema de Defensa Antimisiles Balísticos (BMDA) Aegis Ashore. Esta evolución constante sugiere que Polonia podría asumir pronto nuevas funciones operativas en el marco de la OTAN-EE.UU., como el almacenamiento de municiones nucleares en su territorio y su posible uso bajo el acuerdo de doble llave con Washington. Una alternativa más limitada sería que Varsovia recibiera aviones calificados para transportar dichas municiones (doble capacidad aérea), eventualmente desplegados desde otras bases de almacenamiento en Alemania u otros puntos de Europa, dado que los dispositivos polacos ya participan en los ejercicios nucleares de la OTAN (Steadfast Noon y CSNO).
A la luz de una posible intensificación de la presión militar atlántica contra Moscú, ya sea en la frontera bielorrusa o en el corredor de Suwalki, el papel de Polonia en Europa se vuelve cada vez más central y su política de rearme aún más preocupante. Especialmente si se ve incentivada, por ejemplo, con la promesa de una porción del territorio ucraniano, por parte de un presidente estadounidense que cada vez más prioriza a los Estados nacionales por encima del continente europeo en su conjunto.
Stefano Vernnole* Periodista
Foto de la portada: Marcin Obara, Agencia EFE.
Referencias:
[1] La Iniciativa de los Tres Mares, Trimarium o Intermarium son distintas caras de una misma idea geopolítica angloamericana, cuyo objetivo ha sido históricamente crear un eje entre el Mar Báltico, el Mar Negro y el Mar Adriático para contener a Rusia.