2024 fue un año para recordar para Italia y la República Popular China. No solo por la celebración de importantes aniversarios, como los 20 años transcurridos desde la firma de la asociación estratégica entre ambos países y los 700 años transcurridos desde la muerte de Marco Polo, el explorador italiano que dio a conocer China a muchos occidentales en el siglo XII con sus memorias de viaje.
También fue un año importante por las visitas que realizaron a Pekín, con pocos meses de diferencia, la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, y el Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella. Dos visitas muy significativas, que pusieron aún más de relieve la necesidad política, económica, histórica y cultural de Italia de colaborar con su homólogo chino de una manera cada vez más profunda. No es casualidad que, tras las visitas institucionales de Meloni y Mattarella, Italia y China decidieran ampliar la cooperación mutua e incrementar los intercambios económicos y culturales.
En el plano económico, el comercio bilateral superará los 71.000 millones de dólares en 2023. En términos más generales, el comercio entre Italia y China ha pasado de 10 000 millones USD a más de 70 000 millones USD en los últimos 20 años. La República Popular China también se ha convertido en el principal socio comercial de Italia en Asia. Si la visita de Meloni, por tanto, sirvió para sentar las bases políticas del mencionado fortalecimiento de los lazos bilaterales -mediante la firma de un acuerdo para acelerar los intercambios económicos, comerciales y culturales entre ambos países-, el posterior viaje de Mattarella concretó la nueva era de las relaciones a lo largo del eje Roma-Pekín. El objetivo de la misión del presidente italiano, además, ha dado una continuidad definitiva a las relaciones Italia-China en un mundo acosado por crecientes tensiones, y ha puesto de relieve la importancia que tiene para ambas naciones poner en práctica una cooperación pragmática.
El mercado chino siempre ha ofrecido grandes oportunidades a las empresas italianas, con productos agrícolas, de moda y muebles Made in Italy muy apreciados por los consumidores locales y expuestos en ferias y otros escaparates. El progreso tecnológico global ha abierto, por tanto, interesantes perspectivas de cooperación pragmática entre la mayor economía emergente del mundo, China, y la segunda potencia manufacturera de Europa, Italia. Ambos socios pueden y deben explotar mutuamente sus ventajas industriales complementarias en productos químicos, maquinaria, confección y otros campos emergentes como la biomedicina, la transición ecológica, la industria aeroespacial y la inteligencia artificial. Desde esta perspectiva, el «Plan de Acción Italia-China», firmado para reforzar la asociación estratégica global, pretende poner en práctica la confianza política y la colaboración en estos y otros sectores.
Por último, es imposible no mencionar la fructífera y dinámica cooperación cultural que caracteriza la relación Italia-China. Una cooperación que los dos países han dado a entender que desean profundizar, especialmente en los campos del arte, la conservación de bienes culturales, la traducción de sus respectivas obras clásicas, el turismo y la educación. De hecho, Italia y China están reforzando su colaboración en el campo de la educación superior, en una iniciativa destinada a formar a los modernos Marco Polo para impulsar el intercambio de civilizaciones y el aprendizaje mutuo entre sus respectivas naciones. Siguiendo el espíritu de Marco Polo y de la Ruta de la Seda, Italia debería intentar superar la mentalidad de Guerra Fría en la que se está sumiendo Occidente y, en su lugar, actuar como puente cultural y diplomático con China.
2025 promete ser un año crucial para las relaciones entre Italia y China, tanto desde el punto de vista económico como diplomático y cultural. Con la entrada en vigor del nuevo Acuerdo para Evitar la Doble Imposición en 2025, se facilitarán aún más los intercambios comerciales en términos de fiscalidad e inversión mutua. Las relaciones bilaterales han mantenido una base sólida gracias a las reuniones de alto nivel celebradas en 2024. Estas reuniones allanaron el camino para una serie de iniciativas conjuntas previstas para 2025, destinadas a reforzar la colaboración en investigación científica, innovación, sostenibilidad medioambiental e intercambios culturales.
*Fabio Massimo Parenti, Profesor Asociado de Estudios Internacionales y Doctor en Geopolítica y Geoeconomía.
Artículo publicado originalmente en lAntidiplomatico.
Foto de portada: Vincent Thian/Pool vía Reuters.