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Los hechos geopolíticos en el área árabe islámica 2024

Por Gianna Rosciolesi*. Especial para PIA Global. –
El 2024 permitió el crecimiento de la Multipolaridad, y con la presencia de China y Rusia en el Golfo Arábigo y el Levante, Occidente buscó reforzar sus estrategias para mantener lo que le queda de estatus en el territorio. Irán se preservó sólido frente a los ataques, pero miles de vidas árabes fueron perdidas en pos de los intereses de los poderosos.

Sin dudas, la región del suroeste asiático representa un territorio codiciado por las fuerzas imperialistas desde hace años, pero luego del comienzo de los bombardeos en Gaza en octubre del 2023, las acciones militares de estos se han condicionado a un juego de egos y poder que solo genera violencia, muerte y destrucción de civiles. La búsqueda incesante de anexión de territorios por parte de Israel, para completar su plan sionista y hacer más felices a sus auspiciantes, provocó un constante forcejeo de relaciones geopolíticas que culminó con el derrocamiento del presidente sirio. Las fuerzas yihadistas de la región encontraron en estos patrocinadores los recursos necesarios para aumentar tanto su capital bélico así como su formación militar. Occidente arma y desarma a sus enemigos según el deseo de turno, y quienes sufren las consecuencias son los pueblos.

Gaza como excusa, la región en guerra

El 2 de enero Israel atacó una oficina del Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en el sur de Beirut, en donde se hallaba el jefe adjunto del Buró Político de HAMAS, Saleh al-Aruri, quien fue asesinado junto a otras seis personas.

Este ataque fue la continuidad de las ofensivas realizadas por el sionismo extendidas desde octubre del 2023, pero reforzó la defensa de Hezbollah e Irán, que declararon que no dejarían pasar este ataque.

Como respuesta, los Guardias Revolucionarios Islámicos de Irán (IRGC, por sus siglas en inglés) lanzaron misiles balísticos al centro de espionaje extraterritorial del Mossad israelí ubicado en la capital de la provincia kurda de Erbil, al norte de Irak.

Además, eI IRGC golpeó objetivos de los yihadistas DAESH contra el Partido Islámico del Turkestán en Idlib que opera en Siria. Fue también alcanzado otro centro de Al-Qaeda, alineado a Hayad Tahrir al-Sham (grupo que lidera la actual toma del poder en Siria).

La región se mantuvo en constantes asaltos, pero el apoyo inquebrantable que Irán y Hezbollah le dieron a la resistencia, permitió que la cuestión palestina ocupara cada vez más espacios de importancia, llegando a visibilizar y a concretar otro tipo de solidez. El pueblo palestino se negó a retirarse o rendirse, partidarios de la ocupación israelí han llegado a denunciar al régimen por sus crímenes, y el apoyo de la comunidad internacional se potenció. Esto se reflejó en jugadas claves como la que realizó Sudáfrica denunciando a Israel ante la Corte Internacional de Justicia, junto con el apoyo de Irlanda y otros países; la Corte Penal Internacional ordenando la detención del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y el Exministro de Defensa, Yoav Gallant por “crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”; y países como Brasil, Colombia, Chile, España, Países Bajos y otros tantos tomaron medidas y realizaron declaraciones exponiendo las violaciones a los Derechos Humanos efectuadas por Tel Aviv.

Se noticia el declive de la administración de Netanyahu: en todo el mundo, pero también en Israel, se realizaron manifestaciones en contra del régimen, su PBI cayó a más del 30% y más de 50.000 empresas quebraron desde octubre del 2023.

El Golfo entre petróleo y disputas

En junio, Arabia Saudita anunció que luego de 50 años no renovaría el acuerdo del Petrodólar con Estados Unidos, el cual declaraba que sólo podría vender su petróleo en dólares a cambio de garantías de seguridad. Este convenio, llevado adelante en 1971, logró expandirse a todos los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), alcanzando una hegemonía del dólar en el comercio, no sólo petrolífero.

Esta decisión, no fue de gran sorpresa, dado que Arabia arrastra años de encuentros y acuerdos con países como China y Rusia que solidificaron sus relaciones, y les permitieron afianzar sus negocios, llegando incluso a proponerse fijar el precio de sus ventas de petróleo a China en yuanes.

El Reino Saudí se halla cómodo en el balanceo entre las multipolaridades del mundo, representadas por Occidente por un lado y los BRICS por el otro. No define su posicionamiento ni asegura su alianza con un único eje. Sin embargo, continúa llevando adelante negociaciones con ambas partes, en donde el beneficio radica en el crecimiento económico de su Estado, así como en la protección y la seguridad de poseer uno de los ejércitos armados más poderosos, contando con equipamiento enviado por Washington.

En esta puja de intereses, Arabia y Emiratos Árabes Unidos, decidieron desactivar las bases militares estadounidenses radicadas en sus territorios. Los monarcas comenzaron a virar hacia los beneficios que les podrían brindar sus aliados asiáticos como China y Rusia, pero también hacia el cuidado de las relaciones que podrían tener con Irán y sus aliados en el Eje de Resistencia.

Kuwait, Bahrein y Qatar aún mantienen las bases atlantistas en sus tierras, dado que conservan un estatus de “aliados no pertenecientes a la OTAN (MNNA)”. Ser MNNA les aporta ciertos privilegios que incluyen la elegibilidad para préstamos de materiales con fines de investigación y desarrollo, la colocación de reservas de guerra de propiedad estadounidense en el territorio del aliado y la posibilidad de acuerdos de entrenamiento recíproco.

Por su parte, los hutíes en Yemen sentaron su fuerte posicionamiento en apoyo a Gaza y en contra del sionismo. Desarrollaron un importante bloqueo naval a los buques mercantes que representaran cualquier vinculación con Israel, por el Mar Rojo, a través del Océano Índico y desde Sudáfrica hacia la Carretera de Buena Esperanza. Esta ofensiva, dejó inmovilizado el comercio estadounidense y británico con la región oriental, logrando grandes pérdidas en los costos de exportación.

En respuesta a estos ataques marítimos, Gran Bretaña y Estados Unidos lanzaron una campaña para bombardear objetivos militares claves en Yemen. Para sorpresa de la coalición atlantista, estos esfuerzos han sido inútiles, y reforzaron la imagen de los hutíes como defensores de la Causa Palestina.

Los bombardeos volvieron a repetirse el pasado jueves 26 de diciembre, donde en manos del ejército israelí se asesinaron a más de 40 personas en el aeropuerto de la capital, Saná, y el puerto de Al Hodeida. Aún no se han visto respuestas hutíes frente a estos ataques, pero definen el hecho como un acto de terrorismo sionista.

Lo que resta del Levante

Como era de esperarse, el Líbano no quedó fuera de la mira israelí durante este año, de hecho se convirtió en uno de sus  principales blancos durante los meses de octubre y noviembre. La intención sionista se desarrolló en base a debilitar la moral de Hezbollah, incluso con intenciones de destruirlo, y llevar la guerra a toda la región, extendiendo el caos a los civiles y destruyendo infraestructuras del país.

La ofensiva israelí combinó ataques aéreos y detonaciones masivas con instrumentos de uso cotidiano, como los beepers, a fin de desestabilizar militar y psicológicamente a las facciones libanesas de resistencia. El asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, terminó de vislumbrar estas intenciones, buscando golpear no sólo al partido, sino a las diversas facciones de la Resistencia de Medio Oriente que se desarrollaron bajo su influencia, como lo son los huthies yemeníes, las fuerzas sirias dirigidas anteriormente por Bashar Al Assad, los diferentes movimientos yihadistas palestinos como Hamas, y otas fuerzas aún más radicales. Sin embargo, Hezbollah no titubeó en su decisión de fortalecer su respuesta frente al régimen israelí.

Por su parte, tras los asesinatos de los líderes de Hezbollah y Hamas, Irán lanzó el 1 de octubre un ataque con misiles sobre Israel, llegando a penetrar el sistema de defensa de la Cúpula de Hierro que los protege de potenciales ofensivas. Los misiles llegaron a impactar contra edificios de Tel Aviv, pero lo considerable, la advertencia iraní, se constituyó en base a demostrar su gran poder militar y de armamento, siendo capaz de superar el sistema de protección israelí valuado en unos 100 millones de dólares.

El alto al fuego en el Líbano realizado por Israel a pedido de Biden a fines de noviembre, demostró el fracaso de las incursiones violentas para someter a la resistencia libanesa y de la región. Así mismo, debilitó la imagen de supremacía que intenta imponer Tel Aviv en la zona como hegemonía bélica e ideológica. Mientras Israel se centraba en tácticas de destrucción masiva, Hezbollah decidió debilitar puntos estratégicos de manera precisa.

Esta tregua trajo sensaciones de alivio, permitió proyectar nuevas formas de resistencia y lucha frente a la invasión en Gaza, y a pensar en un reacomodamiento de intereses en el continente. Sin embargo, la tranquilidad volvió a derrumbarse en muy poco tiempo.

La mañana del 8 de diciembre las fuerzas yihadistas entraron en la ciudad de Damasco horas después de tomar el control de Homs, Bashar Al Assad escapó horas previas al ataque junto a su familia. El golpe fue realizado por diversos grupos armados que ya se encontraban radicados en diversas zonas del país, siendo el Movimiento para la Liberación del Levante (HTS), colectivo aliado al Al Qaeda y financiado por Turquía, quien lo encabezó.

La inteligencia militar israelí no fue ajena al acontecimiento, siendo uno de los cráneos planificadores del levantamiento, alineando sus estrategias con facciones de Al Qaeda en Siria. En menos de seis horas, los sionistas ingresaron a Siria para anexarse nuevos territorios y continuar concretando su plan del “Gran Israel”. Con una Siria inestable, la resistencia palestina pierde gran parte de su apoyo, e Israel consigue vía libre para continuar ocupando tierras. La derrota en el Líbano queda en segundo plano en comparación con lo ganado en Siria. Hezbollah se concentra en construir su defensa patriótica en su país, mientras que probablemente Irán consiga negociar con Rusia y tal vez Turquía, sus cadenas de defensa.

Estando Al Assad fuera del mapa, se presupone que Qatar podría comenzar a proyectar un gasoducto con Turquía, uno de los principales financiadores del HTS. Así mismo, Netanyahu encuentra el camino para conectar sus negocios directamente con Arabia Saudita, endulzando sus intereses y tomándola como potencial aliada frente a Irán.

La Guerra en Siria, que ya llevaba un desarrollo de 13 años, llegó a su cúspide con la caída del gobernante, pero la lucha de intereses de minorías políticas, étnicas, religiosas, así como de los países satélites que rondan en la región en torno a sus beneficios, genera una inestabilidad aún mayor, que no repara en el diálogo, sino que ataca a través de la violencia programada, entrenada y sin límites. Por lo tanto, el futuro de Siria aún es incierto, y quién tome el poder deberá enfrentarse a un gran desafío para mantener dicho lugar.

Gianna Rosciolesi* Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, periodista junior del equipo de PIA Global

Foto de portada: Toma del poder en Siria/ EFE

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