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China y la ASEAN se juegan mucho en el nuevo acuerdo digital

Por Ken Heydon*- Las negociaciones para la tercera iteración del Acuerdo de Libre Comercio entre China y la ASEAN continuaron más allá de junio de 2023. Ofrecen grandes oportunidades para liberalizar el comercio de bienes y servicios medioambientales y para seguir reforzando los vínculos vitales de la ASEAN en su cadena de valor con China.

Una de las cuestiones señaladas por Wang Shouwen -el desarrollo de la economía digital- hizo saltar algunas alarmas entre los negociadores de la ASEAN y otros actores.

El comercio digital se define en términos generales como todo el comercio que se pide o se entrega digitalmente, y actualmente representa aproximadamente una cuarta parte del comercio internacional. Sigue creciendo y es la clave del futuro crecimiento de la productividad mundial. Pero a medida que proliferan los acuerdos preferenciales de libre comercio, con 116 en vigor en la actualidad, y cada uno con disposiciones diferentes sobre comercio electrónico, aumenta el riesgo de fragmentación disruptiva en el comercio digital a medida que surgen normas divergentes para gestionar la disponibilidad y protección de datos. El actual cóctel de ALC corre el riesgo de transformarse en un potaje digital de ceros y unos, con China-ASEAN añadiendo confusión.

El peligro concreto de la alineación digital entre China y la ASEAN es que añadirá un carácter restrictivo a la confusión existente, ya que las normas que rigen la circulación transfronteriza de datos pasarán a seguir el modelo de las establecidas por China. Para Beijing, las leyes de protección de datos, como la Ley de Seguridad de Datos, la Ley de Ciberseguridad y la Ley de Protección de la Información Personal, consagran el control del acceso a los datos mediante requisitos de localización. Estos requisitos, reforzados en 2021 y de nuevo en junio de 2023, impiden a las empresas con sede en el extranjero que operan en China enviar datos de clientes chinos o información de pruebas de productos a sus oficinas centrales para su análisis.

En el Examen de las Políticas Comerciales de China de 2021 de la Organización Mundial del Comercio (OMC), varios miembros expresaron su preocupación por la amplísima definición de seguridad nacional invocada en la gestión de datos digitales de Beijing.

Es posible que los países de la ASEAN necesiten poca persuasión para seguir el ejemplo de China. Vietnam ya ha adoptado algunos de los métodos de localización de datos de Pekín, lo que llevó a grupos empresariales estadounidenses preocupados a escribir al Primer Ministro Pham Minh Chinh en septiembre de 2022. Camboya e Indonesia también están avanzando hacia una localización de datos más estricta.

El coste de las restricciones a los flujos de datos digitales puede ser muy elevado y potencialmente mayor que los impedimentos al comercio físico, dado el flujo de la tecnología digital. La OCDE calcula que, en una muestra de países en la que China es con mucho el más restrictivo, una reducción de 0,1 puntos en la restricción de datos se asocia con un aumento del 145% en las exportaciones globales. También constatan que el impacto de la conectividad digital en la reducción de los costes comerciales es ahora tres veces mayor que en 1995.

Las naciones de la ASEAN pueden encontrarse en el centro de las tensiones sobre la infraestructura digital y las normas digitales si suscriben un acuerdo bilateral con China. Por ejemplo, Indonesia, Filipinas y Singapur están conectadas a un nuevo cable submarino de fibra óptica llamado Apricot, que se está construyendo para Google y Meta, y que también enlaza Guam, Japón y Taiwán. Apricot se construyó deliberadamente para evitar el Mar de China Meridional.

No obstante, China aún debe comprometerse en el desarrollo de la tecnología y las normas digitales. Esto podría lograrse dentro de un marco de negociación más amplio, como el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), del que China aspira a ser miembro y que obligaría a Beijing a permitir flujos de datos transfronterizos más libres. Esto también podría hacer que Estados Unidos volviera al redil. Sin embargo, dada la antipatía del Congreso, es muy poco probable que Estados Unidos intente unirse al CPTPP y aún menos probable que apoye la candidatura de China.

Existe otro foro para implicar a China en la promoción del comercio digital. Se trata de la Iniciativa Conjunta de la OMC sobre Comercio Electrónico, presidida por Australia, Japón y Singapur, que aspira a una mayor convergencia internacional en las disposiciones que permiten y promueven los flujos transfronterizos de datos. Es importante destacar que la Iniciativa Conjunta de la OMC incluye tanto a Estados Unidos como a China entre sus 89 miembros, lo que supone una valiosa oportunidad para la cooperación entre Estados Unidos y China. Esta iniciativa de la OMC también incluye a Brunei Darussalem, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas y Tailandia.

Un objetivo especialmente oportuno para los copresidentes es promover el concepto avanzado en 2019 por el ex primer ministro japonés Shinzo Abe sobre la Libre Circulación de Datos con Confianza. Este enfoque, que ahora atrae el interés de gobiernos y expertos académicos, estaría muy alejado de lo que Beijing probablemente trataría de imponer dentro del Acuerdo de Libre Comercio China-ASEAN.

Al negociar con Beijing, la ASEAN corre sin duda el riesgo de verse dominada por su socio mayor, pero las recompensas de una integración más estrecha hacen que merezca la pena correr ese riesgo, sobre todo cuando se ve atenuado por la posibilidad de entablar un diálogo multilateral con China.

*Ken Heydon es ex funcionario australiano de comercio y alto cargo de la secretaría de la OCDE, e investigador asociado en la London School of Economics and Political Science.

Artículo publicado originalmente en East Asia Forum.

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