El surgimiento del yuan como moneda de reserva global alternativa avanzó la semana pasada cuando el banco central argentino pagó un préstamo valorado en mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) en moneda china.
Era la primera vez que Argentina utilizaba yuanes disponibles gratuitamente en su casa de cambio para pagar a un organismo internacional externo. Este dinero estaba destinado a financiar importaciones procedentes de China, pero los funcionarios ya habían anticipado que podría destinarse a otros usos.
Sergio Massa, ministro de Economía de Argentina, dijo: «El pago de los vencimientos de junio se realizó sin utilizar dólares estadounidenses, sino DEG [Derechos Especiales de Giro] y yuanes».
En el panorama dinámico de la economía global, la interacción entre las monedas y el poder geopolítico es un factor definitorio.
China, como potencia económica mundial emergente, ha estado trabajando estratégicamente para elevar su moneda, oficialmente conocida como renminbi (RMB), a prominencia internacional.
Aprovechando las preocupaciones del mundo en desarrollo sobre la percepción de que Washington está utilizando el dólar como un arma, Beijing ha aprovechado la oportunidad para promover el renminbi como moneda de reserva alternativa.
Durante décadas, el dólar estadounidense ha reinado como la principal moneda de reserva del mundo y el eje del sistema financiero internacional.
Su uso generalizado en el comercio, las inversiones y las reservas del banco central ha otorgado a Estados Unidos una influencia económica significativa, pero también ha generado preocupación entre las naciones en desarrollo debido a la posible utilización del dólar como arma con fines políticos.
En ocasiones, Washington ha impuesto sanciones financieras a países, restringiendo su acceso al sistema financiero estadounidense y al dólar. Estas acciones, percibidas como medidas punitivas, han generado preocupaciones sobre la vulnerabilidad del dólar a la manipulación política.
Los países en desarrollo, a menudo en medio de tensiones geopolíticas, se sienten vulnerables debido a su dependencia de las transacciones denominadas en dólares, ya que la volatilidad monetaria y las restricciones repentinas de acceso pueden desestabilizar las economías e impedir el desarrollo.
Es un hecho que, según muchos expertos, se ve exacerbado por el dominio de Estados Unidos en instituciones financieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial.
Es cada vez más claro que China reconoce estas preocupaciones y está trabajando activamente para posicionar al renminbi como moneda de reserva alternativa.
Posicionando el yuan
¿Cuáles son las estrategias que resaltan cómo Beijing está capitalizando los agravios del mundo en desarrollo para promover el uso global del renminbi?
En primer lugar, los swaps de divisas bilaterales. China ha establecido numerosos acuerdos bilaterales de intercambio de divisas con otros países. Estos acuerdos permiten el comercio y la inversión directos utilizando el renminbi, reduciendo la dependencia del dólar estadounidense y mitigando los riesgos transaccionales asociados con el dominio del dólar.
En segundo lugar, la internacionalización del renminbi. China ha tomado medidas para internacionalizar el yuan permitiendo su uso en acuerdos comerciales, inversiones y actividades financieras. La inclusión del renminbi en la canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI en 2016 fue un hito importante que impulsó su legitimidad global.
En tercer lugar, la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El enorme proyecto de infraestructura de Beijing, la BRI, es un conducto para promover el uso internacional del renminbi. Al financiar proyectos en los países participantes utilizando el renminbi, China crea demanda de su moneda y fomenta su adopción en las transacciones globales.
Y en cuarto lugar, China ha estado desarrollando activamente su infraestructura financiera, incluidos centros e instituciones extraterritoriales de renminbi que respaldan transacciones denominadas en RMB. Estos esfuerzos refuerzan la credibilidad del renminbi como moneda global.
Los esfuerzos estratégicos de Beijing para capitalizar las preocupaciones del mundo en desarrollo sobre el dominio del dólar estadounidense reflejan la ambición de China de remodelar el panorama financiero global. Y, a juzgar por la situación entre Argentina y el FMI, parece estar funcionando.
Si bien persisten los desafíos, la actual evolución de la presencia global del yuan merece una estrecha observación por parte de los inversores a medida que transforma la dinámica de las finanzas internacionales.
*Nigel Green es fundador y director ejecutivo de deVere Group.
Artículo publicado originalmente en Asia Times.
Foto de portada: BBC mundo