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China da un “gran salto hacia adelante” en la guerra tecnológica con sus chips fotónicos

Por PIA Global* – En medio de una guerra que ya no es solo comercial o arancelaria, sino profundamente tecnológica y civilizatoria, China sigue adelante.

En un giro inesperado que podría reescribir las reglas del tablero tecnológico global, China ha dado un “gran salto hacia adelante” —en alusión al famoso lema maoísta— al entrar de lleno en la producción de chips fotónicos, una alternativa revolucionaria a los microcomponentes electrónicos tradicionales.

El Chip Hub for Integrated Photonics Xplore (CHIPX), un instituto vinculado a la prestigiosa Universidad Jiao Tong de Shanghái, ha comenzado a fabricar obleas de niobato de litio de película delgada de 6 pulgadas en la ciudad de Wuxi.

Estas obleas contienen chips fotónicos, componentes clave para la computación cuántica y la transmisión óptica de datos a velocidades hasta ahora impensadas.

Luz en vez de electrones: redibujando la frontera tecnológica

A diferencia de los chips convencionales de silicio, que utilizan electrones para transmitir información, los chips fotónicos utilizan partículas de luz (fotones), lo que permite una eficiencia energética mucho mayor, velocidades superiores y aplicaciones disruptivas.

Se trata de una tecnología aún incipiente, pero de enorme potencial en sectores como la inteligencia artificial, 5G y 6G, defensa, aeroespacial, medicina de precisión, agricultura y conducción autónoma.

Este desarrollo consolida un camino alternativo a la tradicional dependencia del silicio, donde Estados Unidos ha impuesto severas restricciones a China, bloqueando la exportación de chips avanzados y maquinaria crítica para su fabricación.

En este contexto, el avance fotónico se presenta como una vía de escape tecnológica soberana, que desafía los bloqueos y sanciones de Washington.

Autonomía en una guerra por los minerales y la información

El surgimiento de esta plataforma en Wuxi, capaz de producir hasta 12.000 obleas al año (cada una con unos 350 chips), no solo fortalece la autosuficiencia de China, sino que posiciona al país como competidor directo en un sector que apenas está emergiendo a nivel global. El director del proyecto, Jin Xianmin, calificó esta iniciativa como un salto cualitativo en la “competitividad cuántica de China”.

Esto ocurre en paralelo al uso estratégico que Pekín hace de sus reservas de tierras raras, esenciales para toda la industria tecnológica avanzada, desde baterías hasta armamento.

Mientras EE. UU. busca frenar a China mediante controles a la exportación, China responde reconfigurando la cadena de valor a través de tecnologías propias, alternativas al silicio y al hardware dominado por Occidente.

Una nueva arquitectura global en formación

Los efectos de esta movida van más allá de lo técnico: China está planteando una arquitectura tecnológica alternativa, no dependiente de Occidente, con su propia cadena de suministro, plataformas de I+D, y nuevas rutas de integración regional con países del Sur Global.

Wuxi no solo se proyecta como un centro de fabricación, sino como plataforma nacional piloto, reconocida por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información.

Aunque actualmente menos del 5% de la cadena de suministro de chips fotónicos está localizada en China, este tipo de desarrollos apunta a una rápida escalada de capacidades. El mercado nacional de chips fotónicos alcanzó en 2024 los 2.100 millones de dólares, y la tendencia apunta al alza.

Este avance representa mucho más que una victoria científica: es la respuesta china a una guerra multidimensional que involucra aranceles, sanciones, minerales estratégicos y control de la información. Mientras Estados Unidos levanta muros, China construye túneles de luz.

El juego de poder no se libra solo en los laboratorios ni en las aduanas, sino en la imaginación tecnológica de cada civilización. Y en esa carrera, China acaba de dar un salto —quizá no solo hacia adelante, sino también garantizando su condición de potencia moderna e histórica milenial.

Foto de la portada: Instituto tecnológico de Shingiang

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