La visita del ministro indio del Interior, Amit Shah, al territorio himalayo de Arunachal Pradesh, controlado por Delhi y que China denomina Tíbet del Sur, provocó una dura condena por parte de Beijing. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, declaró que «Zangnan es territorio de China». La visita del funcionario indio a Zangnan viola la soberanía territorial de China y no favorece la paz y la tranquilidad de la situación fronteriza». Esto se produce poco después de que China cambiara recientemente el nombre de algunas zonas controladas por India.
Durante la semana pasada, los lazos entre China e India siguieron empeorando como consecuencia de los aparentes problemas de los visados con los periodistas de la otra parte, después de que el viernes empezaran a circular informes en los que se afirmaba que China planeaba obtener información de inteligencia sobre India a partir de instalaciones de Myanmar y Sri Lanka. Este último acontecimiento intensifica la retórica entre ambos, pues no es baladí que Beijing acabe de acusar a Delhi de violar su soberanía territorial.
Anteriormente, la República Popular se mantuvo en silencio después de que India organizara una reunión del G20 en este territorio en disputa a finales del mes pasado, que, según los informes, China se ausentó y que, en retrospectiva, podría haber influido en su decisión de cambiar el nombre de algunas de estas zonas controladas por India más de una semana después. China ya había protestado por anteriores visitas de funcionarios indios a la región, pero el contexto en el que se produjo la más reciente sugiere que los lazos están destinados a seguir su actual trayectoria descendente en un futuro indefinido.
No se espera que ninguna de las partes renuncie a sus respectivas reivindicaciones sobre este territorio del Himalaya: Las de China forman parte integral de su historia nacional relacionada con la reversión del Siglo de la Humillación, mientras que las de India están vinculadas a su control continuado durante décadas sobre la región. Esta dinámica no sólo afectará negativamente a sus lazos bilaterales, sino que también podría obstaculizar la cooperación multilateral en el BRICS y la OCS, especialmente en lo que respecta a los nuevos planes de la primera (y posiblemente digitales) moneda de reserva.
No obstante, es probable que ambos interlocutores hagan todo lo posible por gestionar de forma responsable la dimensión militar de sus crecientes tensiones, a fin de evitar el estallido de un conflicto por un error de cálculo que pudiera ser aprovechado posteriormente por Estados Unidos para dividirlos y gobernarlos. Rusia también podría desempeñar un papel constructivo en caso de que sus socios multipolares le pidieran que mediara, aunque cada uno de ellos tendría que solicitarlo, ya que Moscú no lo hará unilateralmente si uno de ellos no ha expresado su interés en que lo haga.
Es crucial que las tensiones entre China e India sigan siendo manejables al menos a corto plazo, ya que el escenario especulativo de que China se salte las próximas cumbres de la OCS y del G20, organizadas por India, como forma de protesta en caso de que sus lazos se deterioren gravemente antes de esa fecha, supondría un fuerte golpe para la multipolaridad. Para que quede absolutamente claro y los propagandistas no malinterpreten la frase anterior ni tergiversen su intención, es poco probable que China lo haga, pero tampoco puede descartarse.
Más bien, los observadores deben permanecer atentos a este escenario, ya que representa el peor de los casos que podría desarrollarse a lo largo de los próximos cinco meses hasta la Cumbre del G20 a principios de septiembre. Lo más probable, sin embargo, es que la rivalidad entre China e India no se agrave tanto antes de esa fecha como para que esto se convierta en una posibilidad viable, ya que sería mutuamente desfavorable. Mientras no se produzcan graves enfrentamientos a lo largo de su disputada frontera, es casi seguro que este escenario no se concrete.
Dicho esto, lo que se desprende de esta última actualización sobre la tendencia a la baja en las relaciones entre China e India es que la retórica de China se intensificó significativamente en respuesta a la visita del Ministro del Interior indio a este territorio del Himalaya en disputa. Se trata de un hecho preocupante que merece ser seguido de cerca por los analistas interesados debido a las posibilidades -aunque escasas por ahora- de que pueda desembocar en una escalada militar y/o política mucho más significativa por ambas partes antes de la Cumbre del G20 de septiembre en Delhi.
*Andrew Korybko es un analista político estadounidense radicado en Moscú especializado en la transición sistémica mundial hacia la multipolaridad.
Artículo publicado originalmente en el sitio web del autor.
Foto de portada: Miembros del ejercito de ambas naciones realizan patrullajes por toda la frontera de los territorios en disputa. The New York Times