Incluso sin sus tensiones políticas actuales, los dos países se habrían encontrado en lados opuestos en relación con lo que está sucediendo en los territorios palestinos ocupados.
Los llamados acuerdos de Abraham dejan poco espacio para que el reino continúe ocultando su juego. Los dos vecinos han estado fundamentalmente opuestos en la cuestión del Sáhara Occidental desde mediados de la década de 1970.
Mientras Marruecos reclama su soberanía sobre toda la antigua colonia española de la que ocupa parte, Argelia apoya el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación que debe ejercer mediante referéndum bajo los auspicios de Naciones Unidas.
El patrón está congelado desde hace más de 45 años y el expediente envenena las relaciones entre ambos países, con episodios de ruptura de relaciones diplomáticas e incluso incidentes armados, como los de Amgala en 1976.
En Palestina, la ilusión de unanimidad árabe duró varias décadas a pesar de que algunos estados mantuvieron en secreto relaciones no oficiales con el ocupante israelí. Marruecos es uno de ellos y las declaraciones realizadas por ambas partes tras el acuerdo de normalización en 2020 así lo confirman.
Oficialmente, el rey de Marruecos es presidente del Comité Al Quds desde 1975, creado por la Organización de la Conferencia Islámica para defender la ciudad santa y apoyar la causa del pueblo palestino.
Después de los acuerdos de normalización, las comunicaciones marroquíes sostuvieron que, en esta capacidad, el rey Mohammed VI, naturalmente, seguirá apoyando la lucha de los palestinos. La promesa surgió más del deseo de calmar una opinión interna fundamentalmente opuesta a la normalización que de una posición política coherente.
Un año y medio después de los llamados Acuerdos de Abraham, el reino se encuentra en una posición muy incómoda con respecto a la causa palestina que siempre ha pretendido defender como causa común a todo el mundo árabe ya la nación musulmana. Habría bastado para eso de una enésima agresión de las fuerzas de ocupación contra los santos lugares musulmanes de la ciudad de Jerusalén. El 15 de abril, en pleno Ramadán, el ejército israelí irrumpió en la mezquita de Al Aqsa, hirió a 150 palestinos y arrestó a otros 400.
Postura insostenible
La flagrante agresión fue denunciada como tal en todo el mundo musulmán y “el presidente del Comité Al Quds” fue uno de los últimos en reaccionar. Es todo lo contrario lo que habría sorprendido con la nueva alianza y la aceleración de la cooperación entre Marruecos e Israel en los últimos meses y que no ha escatimado ni siquiera en el dominio militar y de seguridad.
A través de los acuerdos de normalización, Marruecos cosechó apoyos para sus tesis sobre el Sáhara, en particular el reconocimiento por parte de Estados Unidos de su soberanía sobre el territorio, pero tuvo que exponer a plena luz la falsedad de su apoyo a los palestinos. Era el precio a pagar y el reino se puso en una posición insostenible.
Al poner los asuntos saharauis y palestinos en la misma mesa, lógicamente encontró en su camino a Argelia, apoyo histórico para los dos pueblos en lucha. Tras el ataque del 15 de abril a Al-Aqsa, el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, hizo un llamamiento al secretario general de la ONU para que «actúe con urgencia para garantizar la protección necesaria para los civiles palestinos y sus lugares sagrados de conformidad con el derecho internacional».
También en la ONU, el embajador de Argelia propuso en el seno del grupo árabe de representantes permanentes una declaración llamando a invitar al Comité Al-Quds a reunirse y asumir la responsabilidad que se le ha encomendado.
La declaración fue contestada por Marruecos, cuyos representantes atacaron con vehemencia a Argelia que, en este caso, sólo adoptó una postura acorde con su posición constante e histórica sobre el tema.
Este nuevo pase de armas argelino-marroquí es menos la prolongación o el resultado de la disputa política entre los dos países, que la continuación lógica del proceso iniciado por Marruecos en 2020.
Artículo publicado en TSA, editado por el equipo de PIA Global
