29 aniversario de los Acuerdos de Paz
Los Acuerdos de Paz del 16 de enero de 1992 constituyen uno de los hechos más transcendentales de la historia contemporánea de El Salvador, con los cuales se le puso fin a 60 años de dictadura cívico-militar y se abrió un proceso de democratización de nuestra sociedad.
La guerra civil de 1980-1992, fue el resultado de la represión ejercida por los gobiernos militares, las violaciones a los derechos humanos, el cierre de espacios políticos y las injusticias sociales sufridas por el pueblo desde el surgimiento de la república y profundizadas con la instauración del régimen militar que se extendió de 1932 a 1992. La población encontró en el FMLN y el FDR los instrumentos para derrotar a la dictadura militar-oligárquica tras la consecución de la paz en 1992.
Como resultado de los Acuerdos de Paz, la Fuerza Armada (FAES) perdió 6 funciones constitucionales, se redujo a la mitad, depuró sus mandos y desmovilizó a sus batallones élites. También se disolvieron la Guardia Nacional, La Policía Nacional, la Policía de Hacienda y las defensas civiles y se creó la PNC, cuya función es garantizar el orden público, respetando las leyes, los derechos humanos y las libertades democráticas.
Los Acuerdos de Paz también reformaron el sistema judicial y electoral y crearon la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. Además, incluyeron programas de reinserción (tierra, crédito vivienda, becas de estudios y otros) para ex combatientes del FMLN, desmovilizados de la FAES y tenedores de tierras, que ocupaban de hecho muchas propiedades rurales.
En cumplimiento de los Acuerdos, el FMLN se desmovilizó como ejército popular y se transformó en un partido político, con fuerte arraigo en la población y un peso importante en las estructuras del Estado.
Una parte de los Acuerdos no fue cumplida por el Gobierno de Alfredo Cristiani, como la creación del Foro Económico y Social, integrado por los sectores gubernamental, laboral y empresarial, para lograr acuerdos en la búsqueda del desarrollo económico y social. Pero la parte medular de los Acuerdos, relacionada con el desmontaje de la dictadura militar y la democratización de varias esferas del Estado, se cumplió.
Sin embargo, a 29 años su vigencia, El Salvador corre el riesgo de sufrir un grave retroceso, dada la actitud dictatorial del actual presidente de la república, Nayib Bukele, quien no solo intenta distorsionar la verdad sobre las causas del conflicto y los contenidos democratizadores de los Acuerdos de Paz, sino que viola la Constitución y manipula a la FAES y la PNC para que le acompañen en acciones ilegales, como el
intento de Golpe de Estado del 9 de febrero de 2020 y el irrespeto a resoluciones de los Órganos Legislativo y Judicial.
El presidente Bukele quebranta el estado de derecho, insulta a sus opositores, recurre a la mentira para manipular a la población y profundiza con sus acciones una de las peores crisis de los últimos 40 años, en el orden social, económico e institucional. El Gobierno no es transparente, acumula fuertes indicios de corrupción, viola los derechos humanos, acosa a la prensa que no se somete a sus intereses y aplica una política exterior al servicio de Estados Unidos.
A escasos 18 meses de su mandato, el presidente Bukele ha empeorado con sus políticas y acciones las condiciones de vida del pueblo, al extremo de que más de un millón de personas cayeron en la pobreza y miles de empresas quebraron.
En su empeño por concentrar poder y dinero, el clan gobernante se receta jugosos salarios, les asigna las compras gubernamentales (y a sobreprecios) a empresas de familiares y amigos, obstaculiza el acceso a la información de la ciudadanía y gasta millones de dólares en propaganda y en el fortalecimiento del aparato represivo del Estado. Estamos ante el peor Gobierno de la historia de El Salvador.
Las organizaciones firmantes celebramos este 29 aniversario de los Acuerdos de Paz expresamos nuestra firme voluntad de defender los intereses populares e impedir que el Gobierno desmonte el estado de derecho que tanto ha costado construir. ¡Honor a nuestros héroes y mártires!
San Salvador, 16 de enero de 2021