La creación del estado sionista fue una consecuencia de la culpa de Occidente por no haber podido prevenir, y luego detener en su necesario tiempo, el genocio nazi contra la comunidad judía en Europa.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial la ONU declaró la partición de la tierra palestina. Desde ese momento, los límites del “estado israelí” se continuaron expandiendo hacia zonas de lo que debería ser Palestina.
La concepción del “anti-semitismo” fue un relato que utilizaron como escudo para legitimar sus políticas coloniales y expansionistas. Crear un enemigo en la víctima, en quien clamaba por sus derechos y por su libertades, fue una de las bases de la fortaleza del discurso sionista.
Los judíos asesinados bajo el régimen nazi eran judíos europeos. Esta característica, este privilegio de nacimiento, aseguró que Europa no permitiera que se volviera a discriminar a su gente, a su población.
La colonización de Palestina iniciada a fines del siglo XX y continuada hasta la fecha, estuvo en manos de judíos azquenazíes, es decir judíos nacidos en Europa. A partir de 1950 aproximadamente, comenzaron a emigrar judíos semitas, provenientes de países como Iraq, quienes se sumaban a los judíos palestinos semitas que ya vivían en esas tierras. Sin embargo el discurso “anti-semita” ayudó a propagar la idea de que los israelíes eran los verdaderos semitas, y que el derecho a la “tierra prometida” de Jerusalén les pertenecía.
Este, es un discurso que en Occidente aún se mantiene y los gobiernos utilizan como parámetro en sus decisiones políticas: defender Palestina es antisemita, pronunciarse en lo que está pasando en Gaza es antisemita, denunicar los crímenes del estado de Israel es desligitiamar el genocidio sufrido por el pueblo judío.
Romper estas construcciones, estos significantes, es un puntapié para operar contra la ocupación y la matanza que ejerce Tel Aviv contra los palestinos residentes.
No podríamos asegurar que esto está ocurriendo, ya que es un discurso instalado hegemónicamente en la tradición occidental de un sistema patriarcal judio-cristiano, sin embargo, ante el alejamiento de Trump, los anuncios totalmente violentos y explícitos de Netanyahu, y las imágenes de los hambrientos de Gaza, Europa pareció comenzar a despertar. Eso sí: hicieron falta 50.000 muertes.

Permisos de Europa
Como mencionamos previamente, el proyecto sionista fue engendrado por Europa, por ello, no resulta extraña la protección y seguridad que le brindó el continente a la formación del estado de ocupación.
Alemania, tras el duro golpe de la Segunda Guerra Mundial, entre incontables modificaciones estructurales que tuvo que realizar, conformó en su concepción de Estado moderno, una política anti-semita.
Esta idea, continúa vigente y pregona “el derecho de existencia de Israel” (das Existenzrecht Israels) como razón de estado. Este concepto fue utilizado por el canciller Merz durante la visita del Presidente de Israel a Alemania, por el ex canciller Scholz en su viaje a Israel en 2023, y se mantiene como ideología incluso parlamentaria.
El Reino Unido, es el principal obsequiador de favores de Israel. Comenzando por ceder parte del territorio palestino que tenía bajo protectorado a través de la Declaración Balfour, así como de la reproducción de ideologías sionistas a través de toda Europa.
Los ataques del 7 de octubre de 2023 llegaron como anillo al dedo para los políticos sionistas. Detrás de rumores que aseguran que el estado israelí avaló e incluso inspiró los ataques, se dio la oportunidad de utilizar nuevamente la carta de la victimización que los actuales gobernantes de extrema derecha como Smotrich y Ben Gvir necesitaban para dar inicio a su objetivo último: la desaparición total de Palestina.
Nuevas declaraciones
Luego del alto al fuego proclamado en enero, el gobierno del Primer Ministro Israelí, Benjamín Netanyahu, no reanudó las conversaciones para la extensión a una segunda fase. Así, aseguró un nuevo asedio en Gaza, comenzado en marzo, que además de ataques aéreos, demoliciones, deportaciones y expulsiones masivas, constituyó un bloqueo al ingreso de la ayuda humanitaria. Esto redujo a niveles extremos los insumos alimenticios de los gazatíes, así como de medicamentos, agua y cualquier otra necesidad que requirieran.
Las mujeres comenzaron a menstruar sobre sus propias ropas por falta de toallas sanitarias; la recolección del agua se comenzó a hacer bajo un sistema que “limpiaba” charcos de barro y recuperaba lo poco de H2O que se separaba de la tierra; algunas familias comieron hasta tortugas para escapar de la hambruna.
Esta situación es documentada por quienes asisten, por quienes viven allí, y a pesar de haber pasado un cierto tiempo, los gobiernos internacionales ya no pudieron continuar haciendo ojos ciegos a lo que está aconteciendo.
Además, se dieron diferentes situaciones que impulsaron al cambio de discursos. Como ciertas actitudes de Trump que denotaron un leve alejamiento de su socio de Tel Aviv (claramente no están enfrentados pero Washington comenzó a utilizar otras vías para aumentar su influencia en la región). A esto se suman enunciados dados por Netanyahu y sus ministros, quienes utilizan frases como “matanza” y “aniquilación”, de forma totalmente explícita. Además, las familias de los aún rehenes que posee Hamas se continúan pronunciando en favor de la devolución de los suyos, y para ello exigen el cese de la ofensiva. Y también, las cientos de marchas y manifestaciones que se realizan a lo largo del mundo apoyando la causa palestina y deslegitimando las excusas de Israel.
Todo este revuelo, provocó que el pasado 20 de mayo, 22 países, entre los que se encuentran Alemania, Italia, Japón, Suecia y España, exigieran a través de un comunicado, la reanudación de entrada de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza al régimen sionista. En el mismo comunicado, pidieron además que sean delegaciones de la ONU quienes ingresen y se encarguen de repartir los insumos para la gente, y no empresas o comisiones enviadas por el mismo estado israelí.
Un día después, el estado hebreo se encargó de disparar contra una misión diplomática de México, Francia, Reino Unido, Canadá, España, Rusia, la Unión Europea, Egipto, Jordania, Marruecos, Portugal, China, Austria, Brasil, Bulgaria, Turquía, Lituania, Polonia, Japón, Rumania, Sri Lanka, Canadá, India, Chile y otros países, que se acercaba a Jenin, Cisjordania.
De acuerdo con un miembro de la comitiva “no fue sólo una o dos veces, sino disparos repetidos; es una locura, no es normal”.
Gran Bretaña, Francia y Canadá también realizaron pedidos a Israel para la entrada de alimentos y el cese de la guerra, anunciando “acciones concretas” si eso no sucedía. Esto desemboca por el temor de aquellos países de una escalada mayor de violencia en la región (que en realidad ya está gestada) que pudiera provocar nuevas repercusiones en el escenario mundial. Además, estos países se juegan la veracidad de sus valores, ya que se muestran muy reacios a la guerra ruso-ucraniana, y poco se expresaron ante el detenimiento de la masacre en Gaza.

Inglaterra optó por suspender las negociaciones con Tel Aviv sobre su tratado de libre comercio mejorado. Aunque esto es una medida más ficcional, ya que esta suspensión se aplica hacia un futuro plan de comercio, no al actual. Sin embargo, querer limpiar la imagen del gobierno británico de la sangre de los palestinos, es un paso.
El Congreso español, por su parte, realizó un embargo integral de armamento. Esto supone la prohibición de las exportaciones, importaciones y tránsitos que han seguido produciéndose en estos diecinueve meses de genocidio israelí en Gaza. La proposición de ley, impulsada por más de 500 organizaciones sociales y presentada por Sumar, Podemos y BNG, fue aprobada la semana pasada.
Se suman también diferentes operaciones y declaraciones de otros entes: Malta confirmó su intención de reconocer a Palestina como estado; funcionarios de la Unión Europea criticaron la inacción en Gaza; Irlanda prohibió el comercio con empresas procedentes de la entidad sionista; la Organización Mundial de la Salud permitió izar la bandera de Palestina en su sede; Colombia nombró a su primer embajador para Palestina. Además Alemania comenzó a evaluar el cese de la exportación de armas a Tel Aviv.
Todas estas actividades parecen insípidas (lo son) ante la gran necesidad de ayuda que presentan y necesitan los gazatíes y los palestinos. Sin embargo, la reducción de la legitimidad del relato sionista ayuda e impulsa la ayuda que necesita el pueblo árabe para afrontar el genocidio que están ejerciendo sobre ellos. La multiplicación, la toma de ejemplo, aportan una nueva perspectiva internacional para la causa palestina. Esperemos, no más tarde de lo que ya es, que sirva como medio para lograr un fin a la matanza y el proyecto final del estado israelí.
Foto de portada: Varias personas gritan consignas durante una protesta en Bucarest, Rumania, en apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza / Vadim Ghirda – Associated Press