Frente a más de 1.500 líderes empresariales, políticos e inversores de alto nivel, Chan instó a rechazar el proteccionismo, el nacionalismo económico y los instintos nativistas que hoy marcan la política de Estados Unidos y sus intentos de arrastrar al sudeste asiático a una lógica de confrontación y bloques cerrados.
Chan advirtió que los líderes empresariales no pueden ser meros espectadores en un mundo cada vez más fracturado. Para él, tienen la responsabilidad de contrarrestar los peores reflejos políticos que nacen de la incertidumbre social y de la presión geopolítica. En un llamado directo a la acción, afirmó que si cada empresa o nación busca únicamente su beneficio inmediato, el resultado colectivo será un “dilema del prisionero” donde todos pierden.
Este mensaje apunta a una de las tendencias más peligrosas del presente: el giro proteccionista de Washington. Bajo la excusa de la “seguridad nacional” y la “protección de empleos”, Estados Unidos ha intentado imponer aranceles, limitar el acceso a sus mercados e incluso presionar a sus socios para que reduzcan la cooperación tecnológica con países como China. Para Singapur, este enfoque no solo es miope, sino que mina las bases del sistema económico global que permitió el crecimiento de Asia.
Inversión en las personas y estabilidad política
El ministro también subrayó que la respuesta a los desafíos tecnológicos no puede ser el cierre de fronteras ni el miedo a la innovación, sino la inversión en la gente. La inteligencia artificial y la automatización transformarán el mercado laboral, y la única salida sostenible es capacitar y proteger a los trabajadores para que enfrenten los cambios con confianza.
En este sentido, Singapur busca marcar la diferencia respecto al modelo estadounidense: ofrecer estabilidad política, un Estado de derecho predecible y políticas de largo plazo, alejadas de la volatilidad electoral y los virajes abruptos de Washington. Es una reafirmación de que la región no necesita reproducir la incertidumbre política estadounidense para mantenerse en la vanguardia del desarrollo.

Washington y su proteccionismo disfrazado
El trasfondo geopolítico no pasó desapercibido. Durante una mesa redonda, el veterano diplomático singapurense Bilahari Kausikan recordó que Estados Unidos lleva décadas moldeando las reglas globales a su conveniencia, sin coherencia ni valores universales. Desde la ruptura del patrón oro en 1971 hasta la retirada de Vietnam, pasando por su acercamiento táctico a China en los años setenta, Washington siempre ha actuado en función de sus propios intereses.
Hoy, la política comercial estadounidense vuelve a esa lógica: redefinir normas, aislar rivales y presionar a los países del sudeste asiático para que se alineen con su cruzada contra China y Rusia. Frente a esto, Singapur y buena parte de la ASEAN insisten en que sus relaciones con Washington siempre se basaron en intereses comunes, nunca en valores compartidos. En otras palabras, no hay ilusiones sobre una supuesta alianza ideológica: la cooperación con EE.UU. se mantiene solo mientras sea útil, no como un dogma.
Un mensaje para la región y para el mundo
La postura de Singapur es, en el fondo, un mensaje de autonomía estratégica. El país entiende que ni Asia ni el mundo necesitan repetir la política de bloques que Washington intenta imponer. Frente a la fragmentación, la respuesta es integración; frente a la suma cero, creación de valor; frente a los chantajes políticos, estabilidad y soberanía.
Singapur, con un pie en la ASEAN y otro en el sistema financiero global, se erige como portavoz de una alternativa real al modelo estadounidense: un sudeste asiático que no se deja arrastrar por las presiones externas y que apuesta por la cooperación pragmática, sin renunciar a sus propios intereses.
*Foto de la portada: Jean Iau

